El brigadier Pedro Espinoza ingresa en prisi¨®n Chile por el asesinato de Orlando Letelier

ENVIADO ESPECIAL La democracia chilena, con atenta escolta castrense desde su reinstauraci¨®n en 1990, logr¨® encarcelar al primer militar condenado por violaciones de los derechos humanos durante la dictadura encabezada por el general Augusto Pinochet. Con no poco trabajo y a los 20 d¨ªas de dictada la sentencia m¨¢s trascendente de la historia contempor¨¢nea nacional, el brigadier Pedro Espinoza ingres¨® la pasada madrugada en una prisi¨®n especial, construida a 50 kil¨®metros de Santiago, para comenzar a cumplir seis, a?os de c¨¢rcel como autor intelectual del asesinato del ex ministro de Exteriores chileno Orlando Letelier perpetrado en Washington hace 19 a?os.

Una hora antes de su detenci¨®n, Espinoza, de 62 a?os, fue dado de baja en el Ej¨¦rcito y entonces se manifest¨® amargo y abandonado: "En cualquier momento tendr¨¦ que dejar este recinto, enterado por mi instituci¨®n, a la cual pertenec¨ªa desde hace 46 a?os".El d¨ªa anterior, el ex director le operaciones de la desaparecida la Direcci¨®n de Inteligencia Nacional Anticomunista (DINA), polic¨ªa secreta del r¨¦gimen, se -hab¨ªa sumado a la rebeld¨ªa de su jefe en el todopoderoso organismo, el general retirado Manuel Contreras, sentenciado a siete a?os de c¨¢rcel. Advirti¨® que unicamente cumplir¨ªa la condena en el lugar donde permaneci¨® recluido voluntariamente desde hace m¨¢s de dos semanas: el Comando de Telecomunicaciones del Ej¨¦rcito, establecimiento que consider¨® adecuado a su rango y condici¨®n al encontrarlo "honorable, seguro y tranquilo".

Cuando qued¨® excluido del Ej¨¦rcito cambi¨® de actitud. Lo anunci¨® al filo de la medianoche. Fantasmag¨®rico, iluminado por los focos de las c¨¢maras de televisi¨®n apostados en las puertas de ese acuartelamiento, Espinoza se acerc¨® a los periodistas que montaban guardia y ante ellos se cuadr¨® militarmente. "Se?ores periodistas, me han dado de baja en el Ej¨¦rcito; ahora soy un civil". Despu¨¦s dio media vuelta y se fue. Mientras tanto, Contreras, de 65 a?os, condenado a siete a?os tambi¨¦n en el caso Letefier, ha conseguido retrasar su entrada en ese nuevo penal aduciendo enfermedad. Permanece internado en un hospital naval a la espera de una decisi¨®n definitiva del juez.

Una hora y media antes de subir al BMW gris de su abogado, en el que fue conducido a la prisi¨®n edificada por acuerdo un¨¢nime del Congreso, Espinoza se declar¨® obediente y desamparado: "Me siento muy tranquilo, muy conforme. Considero que en este momento se demuele la historia militar tradicional de lo que fue nuestro Ej¨¦rcito (...). En este momento considero que el Ej¨¦rcito me ha entregado al Servicio de Investigaciones para ser entregado al Servicio de Gendarmer¨ªa". Cuando el brigadier anunci¨® el domingo su negativa a abandonar el Comando de Telecomunicaciones, el magistrado de la Corte Suprema, Marcos Libedinski, integrante del tribunal que conden¨® a Contreras y Espinoza, se solt¨® la toga: "Es una burla, (...) un profundo desprecio a la institucionalidad del pa¨ªs. Tambi¨¦n podr¨ªa haber dicho: "He llegado a la conclusi¨®n de que la condena la podr¨ªa cumplir en el hotel Hyatt o el hotel Sheraton". Libedinski piensa que las manifestaciones del reo "guardan plena concordancia con los otros antecedentes, las presunciones para condenarlo como autor del delito contra Orlando Letelier".

El pronunciamiento emitido el 30 de mayo por la Sala Cuarta de la Corte Suprema considera probada la participaci¨®n culpable de los procesados en el asesinato de Orlando Letelier, ex ministro de Asuntos Exteriores y de Defensa con Salvador Allende y activo opositor a la dictadura en el exilio. "La orden de asesinar eman¨® del general Manuel Contreras, director de la DINA, y del brigadier Pedro Espinoza, encargado de operaciones de Inteligencia en el exterior de esa misma organizaci¨®n".

Filosof¨ªa de la violencia

La sentencia identifica a la jefatura del departamento, que ¨²nicamente rend¨ªa cuentas a Pinochet: "Aceptaba la violencia terrorista como m¨¦todo para combatir a los opositores. (...) La DINA recurr¨ªa a la violencia como sistema y filosof¨ªa". El ciudadano estado unidense Michael Townley, que confes¨® a cambio de protecci¨®n y reducci¨®n de condena en su pa¨ªs, inform¨® sobre el asesinato encargado por Espinoza, entonces coronel. ?Cree usted que es capaz de llevarlo a cabo..., de modo que se vea como algo que no llamar¨¢ la atenci¨®n?". Townley y los cubanos anticastristas a sus ¨®rdenes fueron incapaces y poco discretos: colocaron una bomba en los bajos del coche de Letelier, en pleno centro de Washington, y la hicieron estallar. Muri¨® el ex ministro, con las piernas segadas a la altura de la rodilla, y su se cretaria norteamericana. Libedinski, en una reflexi¨®n atribuida a Talleyrand cuando el fusila miento del duque de Enghien tramado por Napole¨®n, valor¨® la trascendencia del bombazo: "Esto, m¨¢s que un delito, es una torpeza".