El eco
Lo malo de las escuchas telef¨®nicas, aparte de sus implicaciones pol¨ªticas y dem¨¢s, es averiguar que estamos hechos todos del mismo barro. La monarqu¨ªa inglesa se desprestigi¨® definitivamente el d¨ªa en el que le pincharon la lengua, o la pluma, al pr¨ªncipe Carlos y nos enteramos sin querer de que en sus delirios so?aba con convertirse en el tampax de Camila Parker. De cochinadas as¨ª es t¨¢n llenos los sue?os de la clase me dia como yo. Uno, la verdad, esperaba que las fantas¨ªas sexuales de un pr¨ªncipe ingl¨¦s aficionado a la arquitectura fueran m¨¢s elevadas. Lo que socava la democracia es la comprobaci¨®n de que no existen jerarqu¨ªas morales o est¨¦ticas, sino me ramente econ¨®micas, militares, o administrativas."Te adoro, inuchacha". As¨ª se despide Barrionuevo. de Ana Tutor tras una conversaci¨®n insustancial. Para levantar esa frase tampoco hace falta ir a un colegio de pago. Basta con haber matado el aburrimiento dominical de la adolescencia en cines de sesi¨®n continua. Yo creo que a la gente le gusta progresar, mas que para poseer jarrones chinos que se rompen con mirarlos, para adquirir un pensamiento liberador. Si las clases te¨®ricamente instruidas amueblan sus cabezas con tampax y muchachas simplemente adorables es porque participan de la mediocridad decorativa de las populares. Un desastre.
Y esto ¨²ltimo ya s¨¦ que es una ingenuidad, pero no me resisto: uno cre¨ªa que progresar socialmente pod¨ªa consistir tambi¨¦n en ser m¨¢s bueno. Desde la vieja calle donde el eco dijo tuya es mi vida, tuyo es mi querer, pens¨¢bamos que ascender inclu¨ªa la conquista de alg¨²n territorio moral, pero somos peores. As¨ª que hacer p¨²blico el contenido de las cintas podr¨ªa acarrear multitud de problemas sociales. Son un espejo insoportable, un eco de lo que m¨¢s detestamos. Que las rompan.
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