Extra?a sordera o provincianismo recalcitrante
Es l¨®gico que las masas no se levanten enardecidas ante unos proyectos contra el desempleo. -Cannes tratar¨¢ este asunto mediante un mediocre informe de sabios sobre la competitividad y unas propuestas para incentivar las iniciativas locales de empleo- que todav¨ªa est¨¢n en mantillas.Es l¨®gico que los preparativos t¨¦cnicos de la uni¨®n monetaria otro debate de la cumbre encandilen casi ¨²nicamente a los adoradores nocturnos del ecu y dem¨¢s v¨ªctimas de los costes de transacci¨®n de las monedas.
. Y es comprensible que la solidaridad con Bosnia -una manifestaci¨®n ciudadana recordar¨¢ hoy al Consejo Europeo, los efectos de que no exista una pol¨ªtica, exterior com¨²n- suscite m¨¢s simpat¨ªas: las gentes volcadas en las calles ofrecen m¨¢s calor que los abrumadores expedientes de los despachos de Bruselas.
Lo que ya parece menos normal es que asuntos como la creaci¨®n de ' una polic¨ªa europea con potent¨ªsimos ordenadores, gruesos ficheros y altas facultades para la persecuci¨®n del delito dejen fr¨ªa a buena parte de la ciudadan¨ªa y a la mayor¨ªa de los medios de comunicaci¨®n espa?oles, ?justo cuando el pa¨ªs atraviesa una . impresionante crisis pol¨ªtica por el manejo de datos y el desmande o la utilizaci¨®n aviesa de un servicio de espionaje! ?Y cuando el narcotr¨¢fico y la drogadicci¨®n aturden a miles de familias!
Tambi¨¦n resulta ins¨®lito el escaso nivel de atenci¨®n de los medios m¨¢s populistas y presuntamente militantes, as¨ª como el primario debate sobre el debate del reparto de los fondos de solidaridad con los pa¨ªses menos desarrollados. de ?frica, el este europeo el sur mediterr¨¢neo, ?en un pa¨ªs que se moviliza apasionadamente para conseguir la cuota del 0,7% de los presupuestos generales del Estado para los pa¨ªses en desarrollo, meros peanuts frente a las cifras que se barajan en la Uni¨®n Europea!
Estas sorderas pueden obedecer a la confusi¨®n con que se alumbran los proyectos comunitarios. La complejidad normativa para la toma de decisiones y la necesidad de consenso entre 15 pa¨ªses vecinos pero en ciertas cuestiones muy distantes comporta estos peajes: la falta de visibilidad de la importancia de los avances, la p¨¦rdida de rumbo entre la mara?a de peque?os conflictos.
Esta explicaci¨®n constituir¨¢ a lo mejor una eximente para ciudadanos mal informados. Pero no es ninguna atenuante para las ¨¦lites de opini¨®n. Para quienes, con el fin de hundir al Gobierno de turno, convierten el problema del flet¨¢n en una tragedia como la p¨¦rdida de Cuba, o el arranque de vi?as en un Trafalgar, olvidando, por ejemplo, que el campo espa?ol no existir¨ªa sin los fondos de la Uni¨®n Europea.
Para quienes sue?an todav¨ªa con una 'Espa?a nacional-nacional, aparentando ignorar que el 80% de las grandes decisiones se toman m¨¢s all¨¢ de los Pirineos. Para quienes alg¨²n d¨ªa criticar¨¢n los excesos de Europol, habiendo renunciado a forzar su prevenci¨®n; lamentar¨¢n la retirada de los cascos azules de Bosnia tras haber denostado el compromiso militar propio, y acusar¨¢n a Bruselas de s¨®rdido ego¨ªsmo despu¨¦s de haber despreciado el debate de los mecanismos, objetivos y recursos de la solidaridad. Esos provincianos recalcitrantes.
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