Cioran
Cioran se muri¨® el otro d¨ªa tras convivir 84 a?os con un pesimismo cong¨¦nito y sistem¨¢tico. Se, necesita un voluntarismo pesimista a prueba de esperanza de vida., Me parece que voy a pedir la plaza vacante de pesimista absoluto porque esta ma?ana he descubierto. que ni siquiera aprecio el sol de Espa?a. El sol de Espa?a, me han inculcado, se est¨¢ bebiendo las ¨²ltimas reservas de agua y la desertizaci¨®n sube hacia el Norte como una venganza sure?a. Seg¨²n los cient¨ªficos, el desierto se ha detenido, como Almanzor, ante las murallas, esta vez vegetales, de Barcelona, sin que se sepa si el prodigio es fruto del pacto entre el felipismo. y el pujolismo.Pero no me consuelo. Me siento solidario con la sed de Espa?a y me indigna este sol prepotente, este rodillo solar que extermina hasta las ¨²ltimas briznas de zarzales y se traga los higos chumbos con las p¨²as puestas. Habr¨¢ guerras civiles a causa del agua y ya me veo yo de patriota armado bosnio o serbio 0 croata, seg¨²n el lugar en que me pille la tormenta de arena, o quiz¨¢ de secuestrador checheno o de secuestrado ruso o de invasor eslavo-mafioso o de invadido checheno-islamizado. Yo qu¨¦ s¨¦. El imaginario sobre m¨ª mismo tan cuidadosamente construido ha sido posible gracias a la ayuda de la tensi¨®n constante entre raz¨®n y sinraz¨®n. F¨¢cil. Apuestas por la raz¨®n y quedas como un t¨ªo m¨¢s o menos aceptable. Pero ahora, ni eso. Ni el sol ni la raz¨®n son lo que eran, y desear¨ªa que lloviera todo el d¨ªa sobre los tejados de cristal tan quebradizo y sucio de nuestra modernidad y s¨®lo levantar la cabeza de la almohada, como Onetti, para tomar un trago de whisky o considerar la cama como la patria de las depresiones clarificadoras, como Cioran, que se muri¨® el otro d¨ªa de indignaci¨®n contra un c¨®digo gen¨¦tico que lo hab¨ªa permitido ser pesimista durante 84 a?os.
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