Maravillas de Ravel y delicias de Broadway
, La lluvia a veces se muestra amiga de la m¨²sica, como sucedi¨® el domingo en Granada. El concierto de la Orquesta de Tenerife con V¨ªctor Pablo y Frederica von Stade deb¨ªa celebrarse en el patio de Carlos V, mas la inseguridad del tiempo y el aviso de unos buenos chaparrones aconsej¨® el cambio del recinto hist¨®rico por el actual del Centro Falla. Entonces todo se escuch¨® mucho mejor, resplandeci¨® con fuerza la calidad de la sinf¨®nica tinerfe?a y nos conmovi¨® en grado sumo el arte de Von Stade. Su Scheherezade de Ravel, quedar¨¢ presente y viva en la memoria que guarda las grandes emociones musicales.
La provocada por la excepcional mezzosoprano tuvo, como la misma obra interpretada, la emoci¨®n m¨¢s alta, noble y dif¨ªcil que darse pueda: la que se deriva de una pura y m¨¢xima perfecci¨®n. Cant¨® a gusto la gran Frederica, envuelta por la orquesta tinerfe?a gobernada con magistral sutileza por V¨ªctor Pablo y capaz de tejer y destejer maravillas y prodigios. Antes sucedi¨® otro tanto con Ma m¨¦re l'oye, fabulaci¨®n po¨¦tica sobre los eternos h¨¦roes de cuento infantil. Con todo, la m¨²sica para la Sheherezade de Tris tan Klingsor, una de las consecuciones m¨¢s expresivas de Ravel, en la voz, los ademanes, incluso la mirada de Frederica von Stade y el saber y la mesura de V¨ªctor Pablo, defini¨®, desde la cima, una jornada de arte grande, y diversificado. .
Tras Ravel, la cantante estiliz¨® con suprema elegancia famosas melod¨ªas de Gershwin. Kern y Berstein, a lo que debi¨® a?adir como propina la habanera de Carmen, sentida, cantada y vivida de manera portentosa. V¨ªctor Pablo dedic¨® el final de su programa a Paul Hindemith en el centenario de su nacimiento a trav¨¦s de las Metamorfosis sobre Turandot, de Weber, con su curioso exotismo del tema chino procedente de la enciclopedia de Rousseau. Como bis, retornamos a Broodway en medio de ovaciones fuera de serie.
No soy demasiado partidario de estas mezclas estil¨ªsticas, de nuevo tan en boga, y no por pedanter¨ªa ni desprecio a unos pentagramas de amplio eco social que fueron elogiados por el mismo Ravel e incluso por Sch?nberg. Pero sucede que tras una Sheherezade como la escuchada ahora el repertorio popular americano, como sucede otras veces con el zarzuelismo espa?ol o el vals vien¨¦s, sale perjudicado y disminuido en sus valores y atractivos.
Por la tarde, rendimos homenaje a Eduardo Toldr¨¢ en su centenario y escuchamos un grupo de bell¨ªsimas canciones castellanas y catalanas.
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