Nada nuevo en el Congreso

FELIPE GONZ?LEZ compareci¨® ayer ante el Congreso con una ventaja y una deficiencia. Primero, se adelant¨® en 24 horas a cualquier petici¨®n de dimisiones con la salida del Gobierno de Serra y Garc¨ªa Vargas. Limpio, pues, de esta dolorosa carga, se present¨® en el Congreso con esa ventaja pol¨ªtica, pero hueco de toda nueva explicaci¨®n sobre el esc¨¢ndalo del Cesid. Lo que pod¨ªa haber sido aceptable hace 10 d¨ªas, era ayer manifiestamente insuficiente. El presidente del Gobierno se limit¨®, en t¨¦rminos generales, a repetir la versi¨®n dada una semana antes por el dimitido vicepresidente Narc¨ªs Serra. Y no dijo ni media palabra sobre ese "pulso al Estado" del que habl¨® hace una se mana y del que formar¨ªa parte la sustracci¨®n y la posterior divulgaci¨®n de las escuchas.De cara a la oposici¨®n, de nada le sirvieron a Gonz¨¢lez los ceses de Serra y Garc¨ªa Vargas. Tampoco la reiteraci¨®n de que el Gobierno desconoc¨ªa la existencia de escuchas ilegales en el servicio de espionaje. Aznar y Anguita dieron por no recibida su explicaci¨®n y volvieron a pedir, una vez m¨¢s, su dimisi¨®n y la convocatoria inmediata de elecciones, no sin antes responsabilizarle del esc¨¢ndalo del Cesid y de todos los dem¨¢s. Est¨¢ claro que ninguna dimisi¨®n, salvo la de Gonz¨¢lez, va a apaciguar a la oposici¨®n a estas alturas.

Planteado en esos t¨¦rminos, el debate pol¨ªtico resulta imposible. Lo fue una vez m¨¢s en el Pleno del Congreso de ayer. Igual que una semana antes en la comparecencia de Serra. Como el presidente del Gobierno no est¨¢ dispuesto a servir su cabeza en bandeja, ni quienes se la piden se atreven a poner en marcha los mecanismos constitucionales con los que podr¨ªan intentar desbancar a Gonz¨¢lez, volvimos a asistir ayer en el Congreso de los Diputados a ese permanente di¨¢logo de sordos cuya consecuencia es el clima crispado que padecemos. En un escenario as¨ª era harto dif¨ªcil que Gonz¨¢lez pudiera convencer a la oposici¨®n con su versi¨®n sobre las escuchas del Cesid. Es muy dudoso que lo hubiera conseguido incluso aportando datos y pruebas irrefutables sobre la inocencia del Gobierno. Pero era imposible sin aportar prueba alguna.

Porque sin pruebas de lo contrario es hoy tan inveros¨ªmil como hace una semana el supuesto de unas escuchas y grabaciones ilegales realizadas de forma sistem¨¢tica durante tantos a?os sin el conocimiento del director del Cesid y contraviniendo las normas internas de ese organismo.

De ah¨ª que no causara impresi¨®n alguna en la oposici¨®n el hecho de que Gonz¨¢lez reconociera la existencia de importantes deficiencias en el funcionamiento del Cesid. Ni que anunciara diversas reformas legislativas para reforzar el control parlamentario de ese organismo y reforzar las garant¨ªas del derecho a la intimidad de los ciudadanos. Tampoco se dejaron impresionar las fuerzas m¨¢s pr¨®ximas al Gobierno.

El "as¨ª no podemos seguir" del portavoz de CiU, Joaquim Molins, expresa que tambi¨¦n los nacionalistas catalanes exigen algo m¨¢s que las dos dimisiones ya aceptadas para mantener su apoyo al Gobierno. Y ese algo m¨¢s lo concret¨® en tres cuestiones: un plan para la presidencia europea, un proyecto presupuestario y un calendario. No dijo expresamente que se refer¨ªa a un calendario electoral, pero es eso exactamente lo que Pujol le pidi¨® el s¨¢bado ¨²ltimo.

Pero mientras CiU todav¨ªa cree posible que Gonz¨¢lez retome la iniciativa, el PP e IU no apuestan sino, por la demolici¨®n del Gobierno socialista, controlada o no. ?sa es la raz¨®n de que Aznar y Anguita -en tono m¨¢s moderado que el empleado por sus segundos frente a Serra, pero con igual o mayor dureza pol¨ªtica- prestaran al caso concreto la atenci¨®n indispensable para engarzarlo con otros esc¨¢ndalos que, a su juicio, obligan a la inmediata convocatoria de eleccciones.

Menci¨®n aparte merece el enfrentamiento entre el vicepresidente dimisionario, Serra, y el diputado popular Rodrigo Rato. ?ste insisti¨® en que Serra hab¨ªa incurrido en contradicciones acerca de la cintateca del Cesid, cuya existencia neg¨® en el Pleno del Congreso despu¨¦s de haberla admitido supuestamente ante la Comisi¨®n de Secretos Oficiales. Cuatro portavoces que asistieron a esta reuni¨®n negaron la versi¨®n de Rato para dar la raz¨®n a Serra. En cualquier caso, y ahora que esa Comisi¨®n de Secretos est¨¢ llamada a jugar un mayor papel en el control del servicio de espionaje, no parece que el mejor comienzo sea revelar ante el pleno algunas de las cosas que all¨ª se dijeron.

El pleno convocado para tratar sobre el esc¨¢ndalo del Cesid no ha clarificado nada al respecto. S¨®lo ha servido para constatar una vez m¨¢s el abismo pol¨ªtico existente entre la oposici¨®n y el Gobierno.