Espa?a pierde su plaza para Atlanta
Grecia, tras otro final confuso, estar¨¢ por primera vez en los Juegos Ol¨ªmpicos
Espa?a perdi¨® el billete para los Juegos Ol¨ªmpicos de Atlanta cuando ya estaba en la escalerilla del avi¨®n. Se comport¨® el equipo espa?ol como un elegante viajero. Pero no pudo con las turbulencias consabidas de un final de trayecto que fue llevado por el equipo griego al territorio que m¨¢s le gusta y conviene. Inyecta Grecia una dosis letal de confusi¨®n que lleva a finales como los vividos ayer. Es decir, a momentos cr¨ªticos en los que su rival se desmorona, en que pierde el hilo. Eso fue lo que le ocurri¨® al equipo espa?ol que ahora tendr¨¢ que dirimir, a partir de ma?ana, una de las plazas de segundo escalaf¨®n, las que van del quinto al octavo puesto.Fue la del equipo espa?ol una actuaci¨®n que roz¨® la brillantez durante fases del primer tiempo (31-29), correcta en el inicio del segundo (41-40) e incluso obstinada y orgullosa hasta el final (51-49, a seis minutos para el final). Pero qued¨® aplastada por la forma en que perdi¨® el tino cuando los griegos lograron la propuesta que m¨¢s les va: ofuscar a sus contrincantes en ataque y asestarle unas cuantas pu?aladas, d¨ªgase triples de Cristodulu, que acaban por desvencijarle y le permiten explotar la solvencia de Fasulas cuando recibe el bal¨®n enganchado al aro.
Perder la cara
Se fue desvaneciendo el equipo espa?ol y no fue capaz de mantener de cara un partido que le sobrepas¨® a medida que avanzaban los minutos y que acab¨® teniendo perdido con cierta claridad a cuatro minutos para el final (59-51). A¨²n pudo ara?ar Espa?a alguna opci¨®n especulando con los triples y parando el tiempo tanto como pudo, pero s¨®lo durante unos muy fugaces segundos consigui¨® llevar la angustia a un p¨²blico apasionado y que cre¨® el miedo esc¨¦nico de costumbre en Grecia. Los ¨¢rbitros a?adieron confusi¨®n al asunto pero tambi¨¦n era algo sabido de antemano. No puede el equipo espa?ol contentarse con esa explicaci¨®n ni tampoco, aunque tambi¨¦n pes¨® lo suyo, con la ausencia de Orenga, lesionado.
Le falt¨® al equipo espa?ol la personalidad que se demuestra en los momentos extremos, de m¨¢xima exigencia. Dej¨® en evidencia que su potencial no es inferior al de Grecia, pero le falt¨® mayor impronta a su forma de juego. Desapareci¨® Smith en la fase decisiva -no anot¨® un s¨®lo punto y no pudo contener a Cristodulu-, Ferran evit¨® la solvencia de Fasulas en los instantes finales y Herreros se destap¨® ya muy tarde. Fallos puntuales. Pero tampoco ser¨ªa justo individualizar la raz¨®n de la derrota sin referirse a una falta de recursos colectivos para superar los momentos m¨¢s, comprometidos.
La selecci¨®n puso el nombre, el verbo y el predicado al arranque del partido. Fue la suya una salida inmaculada. No perdi¨® la compostura pese a una de esas faltas de ataque que nunca se pitan pero que s¨ª se le castig¨® a He rreros. Su defensa fue impecable. Ferran le cerr¨® la sombra del aro a Fasulas. Tuvo que buscar el p¨ªvot griego una m¨ªnima distancia. Era lo que pretend¨ªa el equipo espa?ol. S¨®lo sabe jugar el gigante griego amorrado al aro. Y sin embargo, los griegos se empe?aron en acarrear balones hasta Fasulas. No encontraron otra soluci¨®n para desvanecer la niebla que ceg¨® su punter¨ªa: s¨®lo dos de sus primeros lanzamientos encontraron su objetivo. El ataque espa?ol, si no brillante, s¨ª era muy acad¨¦mico y cerebral. Reyes se faj¨® con autoridad ante Economu. Ferran se busc¨® la vida. Bien es cierto que Herreros colabor¨® menos de lo esperado en ese periodo pero Smith le redimi¨® con canastas ocasionales y un triple que exasper¨® ya al equipo griego: 4-15 (M. 7).
El marcador se puso a ritmo de acorde¨®n (16-19 y 16-24). Sigalas puso de relieve su fama de excelente defensa y enquist¨® el ataque espa?ol tanto cuando marc¨® a Herreros como cuando lo hizo a Fern¨¢ndez. Y tambi¨¦n entonces le encontr¨® Cristodolu el truquillo al marcaje de Reyes. Se fue el jugador griego a lanzar desde m¨¢s all¨¢ de la l¨ªnea de 6,25 metros y le solt¨® un chorro a propulsi¨®n a la defensa espa?ola. Tres triples consecutivos dejaron en evidencia las dificultades de Reyes para seguirle y de sus compa?eros, para resolver la papeleta. Fueron tres triples que cambiaron el discurso del partido y que pusieron por vez primera a Grecia por delante: 30-28 a un minuto del final. Espa?a, con Galilea y Mart¨ªn, sac¨® petr¨®leo de ese minuto de nuevo gracias a su academicismo: 30-33.
Pero el rumbo de los acontecimientos ya hab¨ªa cambiado. Grecia ya hab¨ªa logrado llevar el partido donde quer¨ªa. Un marcador igualado o favorable aunque fuera por escaso margen (del 30-35 se pas¨® al 38-35). Eran las bases sobre la que se iba a edificar su victoria y su clasificaci¨®n ol¨ªmpica, por vez primera en su historia. Y Espa?a, fuera.
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