La importancia de un semestre
LA PRESIDENCIA espa?ola de la Uni¨®n Europea (UE) ha sido tan profusamente utilizada con fines pol¨ªticos internos por Gobierno y oposici¨®n que amenaza con quedar reducida a mero instrumento ret¨®rico para asestar golpes al contrincante pol¨ªtico. Ni la presidencia de la Uni¨®n Europea es un premio al presidente Gonz¨¢lez que todos han de celebrar por igual ni es una cuesti¨®n sin importancia que ha de ignorarse para no mermar empuje a los insultos y descalificaciones al Gobierno.La presidencia es importante. Sobre todo porque la Uni¨®n Europea se halla en una situaci¨®n decisiva para dirimir las contradicciones y los conflictos surgidos con el Tratado de Maastricht. Las presidencias semestrales de la Uni¨®n Europea, si quieren ser eficaces, deben superar dos peligros: reducirse a meros castillos de fuegos artificiales y limitarse a la simple administraci¨®n burocr¨¢tica de los expedientes. Para ello, es imprescindible que los Gobiernos en plaza y las Administraciones que de ellos dependen puedan dedicar a los asuntos europeos la atenci¨®n imprescindible.
No ha sido ¨¦ste el caso de la presidencia alemana -iniciada hace ahora un a?o-, y mucho menos de la francesa, que acaba de concluir. Ambas, atravesadas por convocatorias electorales, funcionaron con sus respectivas Administraciones a medio gas. Su pobre cosecha de resultados ha perjudicado mucho a la Uni¨®n -necesitada de una fuerte din¨¢mica para enfrentarse a los nuevos retos de la pol¨ªtica y la econom¨ªa mundiales- y bastante a la imagen de Bonn y de Par¨ªs.
Este mismo peligro de inestabilidad pol¨ªtica interna es el que acecha a la presidencia espa?ola. La pol¨ªtica exterior dif¨ªcilmente suele estar en contradicci¨®n con la dom¨¦stica. Pero la pol¨ªtica europea no es ya estrictamente una pol¨ªtica exterior para los Estados miembros, sino eje fundamental de la propia. S¨®lo as¨ª se explica que los vaticinios de fracaso y los dicterios de incapacidad lanzados al Gobierno por algunos dirigentes de la oposici¨®n -y por algunos aliados del mismo, como Josep Antoni Duran Lleida- fuesen desmentidos por el notorio logro para la financiaci¨®n de la pol¨ªtica mediterr¨¢nea que Felipe Gonz¨¢lez obtuvo en la cumbre de Cannes.
Ahora bien, con la oportuna actuaci¨®n de un momento, apoyada en una estrategia bien trabajada, no hay bastante: la presidencia semestral exige tambi¨¦n la m¨¢xima tensi¨®n cotidiana de las Administraciones, sensibles inevitablemente a los avatares de la coyuntura pol¨ªtica. O el Gobierno pone toda la carne en el asador o su mandato europeo derrotar¨¢ sin rumbo: se trata de una de sus pocas oportunidades de ofrecer un buen balance, y por eso mismo parece claro que no la dejar¨¢ escapar, aunque transite por la mayor melancol¨ªa y falta de iniciativa pol¨ªtica interna. Inquietud surge tambi¨¦n del otro lado la oposici¨®n rectifica algunas de sus actitudes recientes o sobre ella caer¨¢n parte de las responsabilidades del fracaso, de la misma manera que deber¨ªa ser copart¨ªcipe del eventual ¨¦xito.
La ausencia de los dirigentes del PP en los actos del d¨¦cimo aniversario del tratado de adhesi¨®n de Espa?a a las Comunidades Europeas y el desprecio demostrado en el reciente debate parlamentario a las funciones y responsabilidades de la presidencia europea no son buenos augurios. La presidencia no es
,oordinaci¨®n,
una mera acci¨®n burocr¨¢tica, de simple c 1 como ahora sostienen algunos para no dejar que la realidad entorpezca sus ansias de celebrar elecciones generales este mismo a?o.
Por el contrario, la presidencia de turno tiene una funci¨®n eminentemente pol¨ªtica. Madurar decisiones, arbitrar las pol¨¦micas, suscitar acuerdos entre Estados que mantienen posiciones enfrentadas, ?acaso son tareas propias de bur¨®crata? El presidente de la Comisi¨®n, el democristiano Jacques Santer, sostiene en estas p¨¢ginas que "los espa?oles lo har¨¢n bien". Que nadie, ni el poder ni la oposici¨®n, le desmientan.
Otro error extendido consiste en creer que los beneficios que se obtengan de un buen mandato semestral son, por intangibles, inanes o que s¨®lo se escancian sobre el Gobierno de turno. Para nada. Los progresos conseguidos en la pol¨ªtica europea son para todos sus socios y para todos sus ciudadanos. El semestre espa?ol deber¨ªa concluir, al menos, en un s¨®lido programa, aunque sea parcial, de medidas contra el paro; en el acuerdo de una pol¨ªtica mediterr¨¢nea estable, permanente y consensuada con los vecinos del Sur; y en una buena plataforma de despegue para la reforma del Tratado de la Uni¨®n. ?Alguien duda de que estos objetivos interesen a Espa?a?
Adem¨¢s, los beneficios intangibles o diplom¨¢ticos de una correcta presidencia tienen tambi¨¦n traducci¨®n pr¨¢ctica, aunque a largo plazo y dif¨ªciles de cuantificar. En t¨¦rminos de imagen, de eficacia, de influencia y prestigio pol¨ªticos, el PP deber¨ªa ser el m¨¢s interesado en asociarse al logro de esos beneficios si quiere heredar en el futuro influencia en la UE y no la simple ruina.
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