El arcano
El secreto es para el Estado lo que el misterio es para la religi¨®n: una zona inaccesible que rodea a Dios y que protege a los pr¨ªncipes. S¨®lo mediante ciertos ritos algunos elegidos pueden penetrar en ese arcano. Se requieren juramentos, vestiduras, ung¨¹entos y palabras esot¨¦ricas para celebrar la ceremonia de iniciaci¨®n, pero apenas franqueado el interior del arcano los iniciados se dan cuenta de que ese espacio sagrado est¨¢ lleno de golfos. Como en las pel¨ªculas de g¨¢nsteres, en que de pronto, en el fondo de una funeraria, se abre una puerta y aparece un ruidoso casino de juego rebosante de alcohol, del mismo modo los ne¨®fitos se encontraban en la trasera del lacrado tabern¨¢culo de los templos de Tebas a una pandila de sacerdotes borrachos bebi¨¦ndose el vino y devorando los terneros del sacrificio. Dios no ser¨ªa nada sin el misterio. En las logias del Vaticano algunos cardenales renacentistas esparc¨ªan avellanas por el suelo de m¨¢rmol y las princesas romanas deb¨ªan recogerlas a gatas con los labios mientras los purpurados ejerc¨ªan sobre ellas de macho cabr¨ªo, y, no obstante, Dios estaba protegido por el rigor de la liturgia. El Estado tampoco ser¨ªa nada sin sus secretos, que son una forma laica heredada del antiguo arcano divino. Atraviesa uno con el ¨¢nimo suspendido el palacio del Gobierno, los salones del Banco de Espa?a, el hemiciclo del Congreso, las tarimas de los altos tribunales entre ¨®leos, cornucopias, uniformes y cortinajes, y al final de ese laberinto del poder las gruesas alfombras te conducen hasta un asador de Navalcarnero donde un ministro y varios funcionarios de la seguridad del Estado se est¨¢n repartiendo los fondos reservados entre carcajadas. Dios necesita herejes para pervivir en su sustancia. El Estado necesita generar conjuras, traiciones y enigmas para preservar su propia miseria. Tambi¨¦n Dr¨¢cula necesita la oscuridad para poder gobernar sobre algunas gargantas, pero el sol desintegra a los vampiros. Lo mismo le sucede con la luz a los pol¨ªticos y a los servidores de todos los tabern¨¢culos.
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