La oligarqu¨ªa
As¨ª como los papas saben si existe o no Dios y los antiguos secretarios generales del PCUS (Partido Comunista de la Uni¨®n Sovi¨¦tica) tambi¨¦n estaban en condiciones de saber que la revoluci¨®n no existe, un jefe de Gobierno democr¨¢tico deberia saber si hay oligarqu¨ªa econ¨®mica. Hace 11 a?os pude pregunt¨¢rselo a un presidente de Gobierno propicio, y me dijo: "No exactamente. La oligarqu¨ªa no es como nosotros cre¨ªamos". Me dio la impresi¨®n de que la ten¨ªa controlada, pero meses despu¨¦s sospech¨¦ que lo hab¨ªa conseguido dej¨¢ndose controlar por ella, sagacidad sutil de pr¨ªncipe moderno.Alg¨²n papel tiene la oligarqu¨ªa econ¨®mica. El principio del fin, del pacto entre el felipismo y el pujolismo se vio precedido por maniobras de desamor olig¨¢rquico. Los mismos que a?os atr¨¢s hab¨ªan alcahueteado el ligue recomendaban ahora romperlo, aunque con la prudencia que los sectores olig¨¢rquicos han adquirido a base de masters y de autopistas de la informaci¨®n: "Nos limitamos la emitir nuestra opinion, pero los pol¨ªticos deciden", declar¨® el joven jefe de la patronal catalana, que dar¨¢ que hablar porque representa esa nueva derecha desmemoriada, pasteurizada e incluso apujolista si la apuran o si la ocasi¨®n,lo requiere.
Pujol piensa que si los empresarios van bien, todo va bien, y si no va bien, algo falla en los otros. ?C¨®mo es posible que si a los empresarios les va bien a los otros les vaya mal? ?Es que hay cada cabestro! Por eso les hace tanto caso, sean catalanes, manchegos, indonesios o samoyedos. Pujol respeta eso que antes llam¨¢bamos oligarqu¨ªa, y Felipe Gonz¨¢lez pens¨®... ?qu¨¦ s¨¦ yo!, que era el fantasma de una izquierda arqueologizada o un cuento cordob¨¦s de Anguita. Adem¨¢s, Rubio y Boyer le hab¨ªan dicho: "Felipe, la oligarqu¨ªa no existe".
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