Urbanidad y educaci¨®n

Muchas veces pienso que los madrile?os debemos sentirnos muy contentos por la ciudad que tenemos, aunque me entristece darme cuenta de que no nos la merecemos porque no la valoramos, y mucho menos la cuidamos. Si estuviese equivocada, los transe¨²ntes no nos ver¨ªamos obligados a andar por las aceras, esquivando excrementos de animales, escupitajos, restos de comida y bebida o, simplemente, papeles o colillas; y si no, es posible encontrarse en la violenta situaci¨®n, de tropezar con un mendigo sentado o tumbado en la calle, o con el puesto de un vendedor ambulante, o pasar al lado de un perro que se acerca a olerle a uno mientras el due?o se desentiende por completo. Con esta actitud lo ¨²nico que conseguimos es menospreciar nuestro Madrid (y digo Madrid porque es donde vivo, pero todos sabemos que puede generalizarse al resto del pa¨ªs).Cada d¨ªa me sorprende m¨¢s el poco civismo que se encuentra, en las personas. En la calle se ve a individuos, de cualquier edad, a los que no parece importarles que los dem¨¢s se merezcan un respeto por su parte; realmente son incapaces de mantenerse el respeto propio.

Nos llevamos las manos a la cabeza por un atentado terrorista, por una brutal violaci¨®n, o por una nueva corruptela. que sale a la luz y, como consecuencia, maldecimos, protestamos. y nos manifestamos. Sin embargo, no nos comprometemos ante la animalizaci¨®n y destrucci¨®n de la sociedad, ?de nuestra sociedad!; simplemente, lo comentamos y seguidamente agachamos la cabeza. Otros lo har¨¢n por nosotros. Pues la soluci¨®n no est¨¢ en un partido pol¨ªtico, ideolog¨ªa o religi¨®n, sino en nosotros mismos, en reflexionar dos veces antes de aparcar en un lugar prohibido, saltarse un sem¨¢foro, tirar un papel al suelo, en dar un grito en la calle, etc¨¦tera (simples detalles). En resumen, hace falta un poco de urbanidad y educaci¨®n.-