El 'numero dos' de Galindo hasta 1993 pidi¨® dos millones un supuesto traficante
El comandante M¨¢ximo Blanco L¨®pez, mano derecha hasta 1993 del coronel Enrique Rodr¨ªguez Galindo en la Comandancia de la Guardia Civil de Guip¨²zcoa, fue trasladado fulminantemente a Extremadura despu¨¦s de que ocurrieran los dos hechos que aqu¨ª se relatan. En el curso de las diligencias abiertas en 1991 por el juez de primera instancia de San Sebasti¨¢n compa?eros suyos detectaron que Blanco hab¨ªa pedido un cr¨¦dito de dos millones al supuesto traficante Jos¨¦ Manuel Olarte, posteriormente asesinado por ETA. Y mientras estaba siendo investigado por ello, Blanco formul¨® en 1992 una denuncia secreta ante mandos de la Guardia Civil contra su superior y otros oficiales del acuartelamiento de Intxaurrondo, implic¨¢ndoles en operaciones de contrabando, cuyos beneficios, seg¨²n el comandante, se utilizaban en la lucha contra ETA.
El comandante M¨¢ximo Blanco L¨®pez, n¨²mero dos del entonces teniente coronel Enrique Rodr¨ªguez Galindo -quien a¨²n permanece al frente de la 513 Comandancia de Guip¨²zcoa-, fue obligado en 1993 a abandonar el acuartelamiento donostiarra de Intxaurrondo despu¨¦s de que efectivos de la propia Guardia Civil descubrieran que hab¨ªa pedido dos millones de pesetas a Jos¨¦ Manuel Olarte Urreizti, Plomos, supuesto contrabandista y narcotraficante, posteriormente asesinado por la banda terrorista ETA.?sa fue una de las razones fundamentales de su alejamiento del Pa¨ªs Vasco, seg¨²n fuentes judiciales. El Gobierno Civil de la provincia atribuy¨® entonces oficialmente el traslado a un "voluntario cambio de destino".
Los investigadores no encontraron pruebas contra el comandante Blanco, pero la solicitud de un cr¨¦dito de dos millones a una persona como Olarte fue juzgada lo suficientemente sospechosa como para justificar su fulminante traslado.
Representantes del Ministerio de Interior y Justicia interpelados sobre este asunto se han negado a confirmar o desmentir la noticia, y tampoco el antiguo segundo jefe del acuartelamiento de la Guardia Civil en Intxaurrondo ha contestado al requerimiento telef¨®nico de este diario.
Traslado de presos
Tras haber cumplido destino en Extremadura, M¨¢ximo Blanco, que sigue siendo comandante, fue nombrado jefe de la Plana Mayor de la Agrupaci¨®n Rural de Seguridad con sede en Madrid, una unidad con funciones de polic¨ªa antidisturbios encargada asimismo de la custodia y traslado de presos. A falta de pruebas incriminatorias, los investigadores constataron fehacientemente la estrecha relaci¨®n personal que el segundo jefe de Intxaurrondo manten¨ªa con Jos¨¦ Manuel Olarte, un hombre que, al contrario que los confidentes pol¨ªciales habituales, manejaba mucho dinero.
Blanco y Olarte se entrevistaban con frecuencia y eran clierites asiduos de una whisker¨ªa c¨¦ntrica situada en el bulevar donostiarra.
En el denominado informe Navajas, elaborado por la Fiscal¨ªa de San Sebasti¨¢n con fecha 12 de mayo de 1989 sobre la presunta ¨ªmplicaci¨®n de miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado (FSE) en contrabando y tr¨¢fico de drogas, Olarte, alias, Plomos y Pistolas, aparece identificado como "elemento clave" de una de las supuestas organizaciones.
Cobro de cantidades
Seg¨²n el informe elaborado por Luis Navajas, Olarte era el "encargado de tener los contactos con los miembros de las FSE a los que se controla, as¨ª como de cobrar todas las cantidades que m¨¢s tarde van destinadas a ellos".
En el informe se se?ala que estas cantidades oscilaban entre 250.000 pesetas por persona, cuando el alijo de tabaco era de menor importancia (inferior a las 2.000 cajas) y 500.000 cuando era de mayor entidad.
"En ocasiones, determinados funcionarios han estado a sueldo fijo de la organizaci¨®n, sueldo que parece situarse en el mill¨®n de pesetas mensuales", seg¨²n reza el informe.
M¨¢ximo Blanco no figura en las diligencias informativas 1/89, conocidas como informe Navajas, ni tampoco el comisario antiguo jefe de la Brigada de Estupefacientes de San Sebasti¨¢n, Jos¨¦ ?ngel Sangorr¨ªn. Pero tambi¨¦n este ¨²ltimo, cuyo tel¨¦fono fue intervenido judicialmente en un momento determinado, manten¨ªa relaciones con Jos¨¦ Manuel Olarte.
De hecho, los agentes de la polic¨ªa judicial que llevaron a cabo la investigaci¨®n detectaron la presencia de Plomos en la cena de despedida al comisario Sangorr¨ªn, celebrada en un exquisito restaurante de Pasaia (Pasajes). Los agentes constataron esa presencia y anotaron: "No es normal que un polic¨ªa, invite a un confidente a su cena de despedida".
La investigaci¨®n sobre las relaciones entre Plomos y el comandante Blanco fue realizada en el marco de las diligencias 491/91, abiertas por el juez de instrucci¨®n n¨²mero 1 de San Sebasti¨¢n en 1991. ?stas diligencias acabaron siendo archivadas, al no haberse conseguido avanzar en la investigaci¨®n.
Jos¨¦ Manuel Olarte manten¨ªa tambi¨¦n excelentes relaciones con miembros de la Ertzaintza, hasta el punto de que en una ocasi¨®n telefone¨® a sus contactos en la polic¨ªa auton¨®mica para que le suministraran la titularidad del veh¨ªculo que les segu¨ªa los pasos.
R¨¢pida respuesta
Sus vigilantes, guardias civiles en funciones de polic¨ªa judicial, dieron fe igualmente de la celeridad con la que obtuvo la respuesta desde la Ertzaintza.
Plomos, que se sab¨ªa amenazado por la banda terrorista ETA y deb¨ªa su ¨¢podo al h¨¢bito de ir armado, s¨ª ejerci¨® de confidente, y de hecho, seg¨²n fuentes judiciales, fue ¨¦l qui¨¦n facilit¨® a la Guardia Civil la captura de los mil kilos de hach¨ªs intervenidos en Ir¨²n y el desmantelamiento de la red de narcotraficantes formada por los gallegos Luis Falc¨®n P¨¦rez, Falconetti, y Benito Prado V¨¢zquez, as¨ª como por el guipuzcoano Bonifacio Sagarzazu Virto.
Este ¨²ltimo, simpatizante de la coalici¨®n abertzale Herri Batasuna (HB), seg¨²n se indica en el informe Navajas, y una persona de su entorno familiar fueron los primeros en denunciar, en un principio a la Guardia Civil y posteriormente al fiscal jefe de la Audiencia donostiarra, la supuesta implicaci¨®n de miembros de las FSE en la redes de narcotr¨¢fico.
Entre los nombres que aportaron, sin otro sustento que el de su testimonio, fliguraba el del entonces teniente coronel Enrique Rodr¨ªguez Galindo, jefe de la Comandancia de Intxaurrondo. Falconetti, por el contrario, siempre se neg¨® a facilitar la identidad de los supuestos guardias corruptos.
Aunque en el informe Navajas
El 'n¨²mero dos' de Galindo hasta 1993 pidi¨® dos millones a un supuesto traficante
se vincul¨® a Jos¨¦ Manuel Olarte con el exjugador de la Real Sociedad de San Sebasti¨¢n Jos¨¦ Antonio Santamar¨ªa, igualmente asesinado por ETA, averiguaciones posteriores cuestionan la idea de que ambos pertenecieran a la misma red.En todo caso, los dos ten¨ªan en com¨²n el disponer de colaboradores en las fuerzas de seguridad.
Santamar¨ªa, que en privado admiti¨® haberse dedicado al contrabando de tabaco pero siempre neg¨® cualquier implicaci¨®n con el narcotr¨¢fico, invoc¨® argumentalmente a sus contactos en las FSE para, seg¨²n fuentes de la investigaci¨®n judicial, evitar ser barridos por las poderos¨ªsimas organizaciones gallegas de narcotraficantes que hab¨ªan puesto la vista en la costa vasca.
Los investigadores judiciales sospechan que Santamar¨ªa lleg¨® a un acuerdo con uno de los grupos gallegos, el dirigido por Manuel Carballo Jueguen, de forma que ¨¦l aportaba sus contactos en las fuerzas de seguridad y, por tanto, la garant¨ªa de que las operaciones de descarga de contrabando no iban a ser interceptadas.
D¨ªas antes de su asesinato, mientras la Fiscal¨ªa preparaba su acusaci¨®n contra ¨¦l por intente de soborno a un miembro de la Guardia Civil, Jos¨¦ Antonio Santamar¨ªa insinu¨® a un capit¨¢n de ese mismo cuerpo la posibilidad de sincerarse enteramente con el juez, pero no lleg¨® a transmitir personalmente esa intenci¨®n a instancia judicial alguna.
Protesta de Santamar¨ªa
Jos¨¦ Antonio Santamar¨ªa s¨®lo se person¨® una vez en la Fiscal¨ªa de San Sebasti¨¢n y fue para protestar airadamente de que su nombre hubiera sido filtrado a los medios de comunicaci¨®n como sospechoso, cuando ni siquiera exist¨ªa una acusaci¨®n judicial contra ¨¦l. No lleg¨® siquiera a ocupar la silla que le ofreci¨® el fiscal Luis Navajas, aludi¨® al peligro de un atentado de los terroristas de ETA y dijo que su madre estaba muy afectada y hab¨ªa recibido llamadas amenazantes.
Al contrario de lo que se ha escrito en la perspectiva de que los ¨²ltimos asesinatos perpetrados por ETA en San Sebasti¨¢n responden al prop¨®sito de taponar las v¨ªas de investigaci¨®n, Jos¨¦ Manuel Olarte nunca mostr¨® ni di recta ni indirectamente disposici¨®n alguna a colaborar con la Justicia.
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