El baile anual del presupuesto
La laxitud presupuestaria de Pujol, condicionada al calendario electoral de Gonz¨¢lez
"Jam¨¢s se nos ha pagado por la cabeza discutir la aplicaci¨®n del Tratado de la Uni¨®n Europea". Esta afirmaci¨®n, recogida en medios de la Generalitat, constituye el ¨²ltimo clamor ya casi un¨¢nime en la coalici¨®n nacionalista CiU. Con pocas horas de diferencia, esta idea contradice al propio Jordi Pujol, jefe de filas de los nacionalistas, quien afirm¨® en una reciente comparecencia en el Colegio de Periodistas de Catalu?a que no es absolutamente necesaria la reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico al 4,4% del PIB en 1996. Pujol apoyaba su relajaci¨®n presupuestaria en la posibilidad de que Espa?a retrase su incorporaci¨®n a la disciplina de la convergencia nominal de la UE.En los dos ¨²ltimos a?os fiscales, la cr¨®nica de la negociaci¨®n presupuestaria por CiU ha presentado cambios de orientaci¨®n casi sim¨¦tricos en el tiempo. Partiendo siempre de un desacuerdo gen¨¦rico en los primeros compases, CiU inici¨® su aproximaci¨®n al Gobierno en el presupuesto de 1994 con la cesi¨®n del 15% del IRPF, un paso hacia la real descentralizaci¨®n que provoc¨® la admiraci¨®n de muchos pol¨ªticos europeos y la felicitaci¨®n al Gobierno del canciller alem¨¢n, Helmut Kohl. Al a?o siguiente, el presupuesto de 1995 se desbloque¨® mucho antes del tr¨¢mite parlamentario, concretamente con los acuerdos para la financiaci¨®n de la sanidad p¨²blica y para el despliegue de la polic¨ªa auton¨®mica -los Mossos d'Esquadra- para que realice progresivamente las funciones hasta ahora propias de la Guardia Civil y del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa.
En esta ocasi¨®n de nuevo la contradicci¨®n es exclusivamente pol¨ªtica, pese a su pelaje econ¨®mico. Pero, adem¨¢s, cuenta con un factor a?adido que le da mayor verosimilitud: Pujol dise?a d¨ªa a d¨ªa su estrategia en el rebufo del desgaste socialista. ?Por qu¨¦ el presidente de la Generalitat abog¨® por un presupuesto menos ajustado e inmediatamente despu¨¦s su equipo econ¨®mico asegur¨® que eso era imposible? Tuvo evidentes razones pol¨ªticas, las mismas razones que se diluyeron al conocerse un esbozo del calendario electoral espa?ol, que sit¨²a en marzo de 1996 los comicios generales y por tanto permite anticipar las elecciones auton¨®micas en Catalu?a al pr¨®ximo oto?o. Es decir, cuando el presidente del Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez, expuso su horizonte electoral previsible, Pujol retir¨® su desaf¨ªo al d¨¦ficit. Inmediatamente, las aguas volvieron a su cauo. All¨ª donde estaban al principio: al balance de la ¨²ltima reuni¨®n entre el ministro de Econom¨ªa, Pedro Solbes, y el consejero de Econom¨ªa y Finanzas de la Generalitat, Maci¨¤ Alavedra.
Pujol mismo lo dej¨® claro el s¨¢bado: si el Gobierno quiere negociar el presupuesto con CiU, Gonz¨¢lez debe anunciar desde ahora mismo que disolver¨¢ las Cortes el 31 de diciembre.
Solbes y Alavedra est¨¢n de acuerdo en que no habr¨¢ recorte social en 1996, salvo en algunas actuaciones sobre el gasto ';'compatibles con el denominado Pacto de Toledo, que ratific¨® el actual sistema de pensiones", afirman medios de Econom¨ªa. "No hay nada redactado", asegura el secretario de Estado Alfredo Pastor. Pero, pese a esta cautela, en el Ministerio de Econom¨ªa existe el convencimiento de que la tijera sobre el gasto social, con un efecto m¨ªnimo en 1996, inicia un recorte al Estado del bienestar -disminuci¨®n gradual de las transferencias a las familias- tendente a evitar un ajuste dram¨¢tico en el futuro. Los expertos consideran que el gasto es el centro real de cualquier debate. La laxitud presupuestaria -pan para hoy, hambre para ma?ana- puede presentarse en cualquier momento del ejercicio en forma de cr¨¦ditos extraordinarios y, en este caso, la reducci¨®n aparente se descuadra con una desviaci¨®n al final del ejercicio.
Solbes considera que la reducci¨®n del d¨¦ficit a un 4,4% es lo "¨²nico innegociable del presupuesto de 1996". El ministro de Econom¨ªa afirma que el objetivo del d¨¦ficit sostiene los cuatro pilares del momento econ¨®mico: facilita la creaci¨®n de empleo, posibilita la tendencia a la baja de los tipos de inter¨¦s, contribuye a la llegada del Fondo de Cohesi¨®n europeo sin reservas de Bruselas y finalmente constituye la garant¨ªa que permitir¨¢ al Gobierno afrontar el gasto social comprometido, es decir, pensiones y funcionarios.
Alavedra, por su parte, sostiene que CiU acepta la reducci¨®n del d¨¦ficit. Pese a las declaraciones iniciales, el objetivo del 4,4% no ser¨¢ el caballo de batalla de los nacionalistas en estos presupuestos.
Tampoco, los gastos sociales. La Generalitat, eso s¨ª, se resistir¨¢ al Gobierno en el terreno de los recortes en las inversiones y subvenciones industriales, porque es el centro de su pol¨ªtica "de ayuda a la econom¨ªa productiva", se?alan medios de CiU.
Las voces econ¨®micas de Pujol desvelan el doble lenguaje de CiU. El pasado 6 de julio, cuando la tensi¨®n alcanzaba su cenit y todo anunciaba la ruptura del apoyo al Gobierno, el diputado nacionalista Francesc Homs rectificaba la posici¨®n inicial de su grupo y, en respuesta al secretario de Estado de Econom¨ªa, Alfredo Pastor, afirmaba: "Si usted quiere colaboraci¨®n para elaborar los presu-. puestos de 1996, la va a tener". Este giro abunda el europe¨ªsmo de los nacionalistas catalanes y de Pujol especialmente, que nadie se atreve a poner en duda. Pero sobre todo evidencia la ausencia de contenido econ¨®mico que puede llegar a presentar la ¨²nica discrepancia de fondo de CiU en tomo al presupuesto para 1996, basada en su monocorde instinto fabril al defender la econom¨ªa productiva. No se puede ayudar a las empresas con un presupuesto expansivo. Este ¨²ltimo argumento, la bisagra un¨ªvoca que ha contriubuido enormemente a acortar distancias entre nacionalistas y socialistas, ha sido expresado repetidamente en los ¨²ltimos d¨ªas por el mismo Alfredo Pastor. La mejor ayuda a la econom¨ªa productiva son los bajos tipos de inter¨¦s, que s¨®lo se consiguen si los mercados observan un ajuste claro del d¨¦ficit. Y sobre este argumento, el secretario de Estado ha solapado otro m¨¢s contundente: "Europa no nos esperar¨¢ a la hora de conformar el n¨²cleo central de pa¨ªses de la UE que alcanzar¨¢n la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria prevista a m¨¢s tardar para el primero de enero de 1999, y si se hiciera una excepci¨®n no ser¨ªa con Espa?a".
Pol¨ªtica industrial
Para legitimar el ritmo de lo pactos pol¨ªticos, Pujol ha intensificado, a lo largo de las ¨²ltima semanas, sus con tactos habituales con medios empresariales y financieros. Su intervencionismo en materia de pol¨ªtica industrial -tan vehemente como en lo asuntos culturales y ling¨¹¨ªsticos- facilita la relaci¨®n de Pujol con los agentes econ¨®micos Ahora bascula entre dos frentes: el de la gran patrona el Fomento de Trabajo Nacional -la CEOE en Catalu?a-, que le exige apoyar un vigoroso recorte del gasto p¨²blico y una reducci¨®n de tres puntos en la cotizaci¨®n empresarial a la Seguridad Social sin contrapartida sobre el IVA; y el del Instituto de la Empresa Familiar, muy atento a la eliminaci¨®n de la crispaci¨®n de la vida pol¨ªtica basada en un pacto del calendario electoral y a la vez netamente partidario de la disciplina presupuestaria de la UE. Pero, sobre todo Pujol se presenta hoy mismo a un examen especialmente delicado si quiere contrastar de nuevo su hegemon¨ªa civil. El presidente catal¨¢n pronunciar¨¢ una conferencia en el C¨ªrculo de Econom¨ªa, una instituci¨®n que desde su fundaci¨®n ha defendido sin fisuras el encaje europeo de Espa?a.
La secuencia de un acorde¨®n
La negociaci¨®n de los Presupuestos Generales del Estado entre el Gobierno y las comunidades aut¨®nomas catalana y vasca se asemeja, a la secuencia de un acorde¨®n. Primero repliegue y despu¨¦s generoso abanico, al comp¨¢s de las concesiones negociadas en cada anteproyecto. As¨ª ocurri¨® desde septiembre a noviembre de 1993.Partiendo de un rechazo inicial, el Gobierno acept¨® el primer paso de una reivindicaci¨®n cl¨¢sica de los nacionalistas catalanes: una partida especial para financiar la polic¨ªa auton¨®mica, pre¨¢mbulo del despliege de los Mossos d'Esquadra que se concretar¨ªa al a?o siguiente. Pero el cierre definitivo del acuerdo no lleg¨® hasta el pacto sobre la cesi¨®n del 15% del IRPF.
A lo largo de 1994 se consolid¨® el apoyo global de CiU al Gobierno socialista m¨¢s all¨¢ del simple documento presupuestario que vincula el compromiso del a?o fiscal. CiU obtuvo en los meses anteriores al tr¨¢mite parlamentario del presupuesto de 1995 el pl¨¢cet socialista para su soluci¨®n de la sanidad p¨²blica. Fue, adem¨¢s, el a?o de la econom¨ªa productiva: CiU obtuvo del Ejecutivo un paquete de incentivos fiscales para las empresas y la libertad de amortizaci¨®n que durante muchos a?os le hab¨ªa estado exigiendo su clientela econ¨®mica.
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