Aquel entra?able, humo
Hace 20 a?os, don Juan Carlos ech¨® el cierrre al ferrocarril de vapor
Ayudado por un maquinista y un fogonero, don Juan Carlos de Borb¨®n apagaba el 23 de junio de 1975 en la estaci¨®n de clasificaci¨®n do! Vic¨¢lvaro la locomotora Mikado 141-F-2348, la ¨²ltima m¨¢quina de vapor de la historia del ferrocarril espa?ol. Se cerraba una pagina que hab¨ªa durado 127 a?os desde que otra locomotora, en este caso una 111, inaugurara la l¨ªnea Barcelona-Matar¨® en 1848. Pero ese d¨ªa hab¨ªa algo m¨¢s que inquietaba a don Juan Carlos. "Quer¨ªa saber si sent¨ªamos nostalgia y, sobre todo, en qu¨¦ situaci¨®n laboral nos qued¨¢bamos", comenta Hip¨®lito Mart¨ªnez, el maquinista hoy ya jubilado, que junto a Joaqu¨ªn Larrondo, maquinista fogonero, ayud¨® al futuro rey a dar la puntilla al vapor. "C¨®mo no ¨ªbamos a sentir nostalgia si llev¨¢bamos casi un cuarto de siglo de servicio y era lo que nos hab¨ªa dado de comer", exclama Hip¨®lito. La tranquilidad sobre el futuro laboral de los dos ferroviarios se la dio al pr¨ªncipe el entonces presidente del Consejo de Administraci¨®n de Renfe, Francisco Lozano. "Le dijo que no se preocupara porque nosotros ya est¨¢bamos transformados".Efectivamente, Hip¨®lito ya se hab¨ªa transformado al Diesel y Joaqu¨ªn lo iba a hacer muy pronto. "Estuvimos haciendo cursillos de tres meses", explica Joaqu¨ªn, "porque como cada m¨¢quina era distinta se necesitaba un curso especial para cada una". Desde entonces hasta su jubilaci¨®n (en 1993 y 1994, respectivamente) ambos se las apa?aron con las nuevas m¨¢quinas el¨¦ctricas y Diesel.
Este t¨¢ndem asegura con orgullo ser "dos ferroviarios de raza". No en vano sus padres y sus abuelos fueron maquinistas y sus hijos ya forman parte de la plantilla de Renfe. El de Joaqu¨ªn es especialista de estaci¨®n, al igual que uno de los hijos de Hip¨®lito. "El otro comenta que quiere entrar, pero todav¨ªa no lo ha conseguido".
Los dos maquinistas entraron en la compa?¨ªa como militares en pr¨¢cticas. Hip¨®lito lo hizo en 1950, Joaqu¨ªn dos a?os m¨¢s tarde. El aprendizaje dur¨® cuatro a?os: uno en la escuela, dos como fogonero y un cuarto ya como maquinista. Su bautismo ferroviario lo hicieron ambos en la l¨ªnea de Badajoz, en el tramo Ciudad Real-Madrid. Una distancia de apenas 200 kil¨®metros en la que el correo de Badajoz tardaba cinco horas, desde las 16.10,hasta las 21.15 horas. "Pero eso no era nada comparado con los mercanc¨ªas", recuerda Joaqu¨ªn. "A veces tardabas hasta 24 horas en hacer esa distancia, porque siempre se daba preferencia en los cruces a los trenes de pasajeros".
Aunque algunas compa?¨ªas ferroviarias bautizaban a sus locomotoras con nombres de r¨ªos si eran trenes de mercanc¨ªas o de personajes ilustres si eran de pasajeros, Hip¨®lito y Javier siguen utilizando los n¨²meros de los ejes para denominarlas, salvo en el caso de la Mikado, que hoy remolca al Tren de la Fresa y es la favorita de ambos. Sin embargo, Joaqu¨ªn asegura compartir ese amor con la 1700, la m¨¢quina que ¨¦l conduc¨ªa hasta Badajoz porque el mal estado del puente de la Zarza imped¨ªa el paso a otras locomotoras de mayor tonelaje. "La 1700 hab¨ªa que ponerla a 10 por hora para atravesar el puente. Aun as¨ª, cuando lo cruzabas pasabas un buen susto porque el puente temblaba
De los 43 a?os de profesi¨®n, Hip¨®lito no ha tenido ning¨²n accidente, aunque la fauna que se cruzaba en su camino no lo pasaba nada bien. "He matado una vaca, una mula y muchas gallinas", asegura. Joaqu¨ªn, que s¨ª cuenta con dos v¨ªctimas mortales en su haber, prefiere acordarse de las risas. "Al salir de Puertollano vimos un Renault 11 atascado. en la v¨ªa. No pudimos evitarlo y le dimos un zarpazo que lo volc¨®. Al bajamos asustados sali¨® un hombre del coche y poco despu¨¦s una mujer. Lo ¨²nico que se le ocurri¨® decir a la se?ora fue: "Ay, cari?o, este coche ya no anda m¨¢s".
Hip¨®lito y Joaqu¨ªn han coincidido muchas temporadas en una misma l¨ªnea, y aseguran que la relaci¨®n entre maquinista y fogonero es absolutamente especial. "Nos llev¨¢bamos mejor que con la mujer, porque est¨¢bamos mucho m¨¢s tiempo juntos. Trabajaba seis d¨ªas y libraba uno, y claro, ese d¨ªa s¨®lo quer¨ªas descansar".
Tras la jubilaci¨®n, ambos se asentaron en Ciudad Real. Era su ciudad natal y la ¨²nica a la que ten¨ªan cierto apego. Con los pasajeros y con las ciudades no ten¨ªan trato. Madrid era para Joaqu¨ªn s¨®lo el punto final de cada viaje. Hip¨®lito le tiene m¨¢s querencia.
Cuarenta y tres a?os de servicio no se olvidan. El pasado 23 de junio el Museo del Ferrocarril conmemor¨® los 20 a?os del adi¨®s al vapor y rindi¨® un homenaje a estos dos veteranos ferroviarios; Esta vez Hip¨®lito y Joaqu¨ªn reunieron bajo el armaz¨®n met¨¢lico de la estaci¨®n de Delicias a sus dos grandes amores: sus esposas y sus m¨¢quinas. Mientras las primeras, contemplaban gustosas el protagonismo de sus maridos, las locomotoras manten¨ªan un jolgorioso di¨¢logo de pitidos bajo densas nubes de vapor. El museo hab¨ªa rescatado a cinco estrellas: la Mikado; una Garratt, reci¨¦n salida del taller; la Vaporosa, mantenida por el Regimiento de Zapadores Ferroviarios de Cuatro Vientos; la inmensa Confederaci¨®n, y, por contraste, la diminuta Arganda, fabricada en 1925 y cedida por el Centro de Iniciativas Ferroviarias de Vapor de Madrid. Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa del R¨ªo, uno de los promotores de ese centro, llevaba toda la noche sin dormir por culpa de la Confederaci¨®n, uno de los 10 ¨²nicos ejemplares que construy¨® la Maquinista Terrestre y Mar¨ªtima en la d¨¦cada de los cincuenta. "Esto es un comehombres", asegura. Las horas robadas al sue?o han servido para poner en marcha esta mole, que en los sesenta bati¨® el r¨¦cord de velocidad - superando los 150 kil¨®metros por hora. Jos¨¦ Manuel, hoy conductor del Ave, lucha por "reinstalar la cultura del vapor" y se?ala los pupitres a la entrada de la estaci¨®n, donde se impartir¨¢n cursos para conducir estas m¨¢quinas.
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