Contaminaci¨®n ac¨²stica
Decido ir a la sierra el fin de semana y el tren de cercan¨ªas de Renfe me regala con el hilo musical a las nueve de la ma?ana de un s¨¢bado somnoliento, donde lo ¨²nico que quiero es descansar el cuerpo y el cerebro. Protesto al revisor, y me contesta que, es "m¨²sica cl¨¢sica" (?). Hago una reclamaci¨®n en Cercedilla y otra en Chamart¨ªn al regreso; aqu¨ª me dicen que no soy la ¨²nica, que se hacen muchas protestas por esta causa. Voy al trabajo y el con ductor de la l¨ªnea de la EMT me regala con el partido de f¨²tbol de turno. Me acostumbr¨¦ hace mucho tiempo, tanto que ni recuerdo cu¨¢ndo comenc¨¦ a habituar" me, a evitar siempre que pudiera las v¨ªas m¨¢s transitadas por todo tipo de veh¨ªculos: la Polic¨ªa Municipal parece m¨¢s entretenida en evitar la venta ambulante de le chugas que vigilar el cumplimiento de la normativa en cuan to a utilizaci¨®n del claxon se re fiere; a pesar de estar prohibida su utilizaci¨®n indiscriminada, los conductores conducen m¨¢s con el claxon -de desmesurada potencia decib¨¦lica la mayor¨ªa de los casos- que con el volante. Por ¨²ltimo, voy al Ministerio de Cultura y ah¨ª tambi¨¦n tienen el, hilo musical -como en el banco o en el dentista-. Finalmente, llego a casa terriblemente agotada -las orejas, aunque queramos, no podemos cerrarlas como hacemos tan a menudo con los ojos o con el pensamiento-, pero las multinacionales de la fast food instaladas a una manzana de mi casa, o sea, a no m¨¢s, de 20 metros, despiden -?d¨ªa y noche!-, agresivamente, sus 60 decibelios de extractores de aire, climatizadores y dem¨¢s artilugios que a cambio de un artificial, insano y falso bienestar interior escupen malestar a su alrededor. Est¨¢n denunciadas, pero parece que da igual. Por supuesto, la normativa referente a ruidos en el Excelent¨ªsimo Ayuntamiento de Madrid indica que hasta 55 decibelios es posible molestar todo lo que queramos y 33 con la ventana cerrada o de noche. Quiero que alg¨²n grupo o partido ecologista, adem¨¢s de perseguir la muerte de la ballena o la destrucci¨®n del monte de El Pardo -luchas todas ellas muy leg¨ªtimas-, hable del ruido y de sus mortales consecuencias, porque afecta absolutamente a, todos los centros vitales del ser humano, el m¨¢s inmediato el cerebro-
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