Sorprendente tranquilidad en la fiesta nacional de Irlanda del Norte
El m¨¢s temido 12 de julio de los ¨²ltimos 25 a?os transcurri¨®, ayer sin incidentes dignos de menci¨®n en Irlanda del Norte. M¨¢s de 100.000 personas tomaron parte en los desfiles con los que la Orden de Orange celebra la fiesta nacional de la provincia -el aniversario de la batalla de Boyne, en la que las tropas de Guillermo de Orange derrotaron a las del rey cat¨®lico Jaime II de Inglaterra-, de hondo sabor protestante. A lo largo y ancho del Ulster, bajo un furioso sol y sometidos a una estrecha vigilancia policial, los participantes en las marchas y los miles de espectadores que acudieron a contemplar su paso, se mantuvieron en calma sin que se repitieran los episodios de violencia sectaria que las hab¨ªan precedido.
Pese a todos los temores, el primer 12 de julio tras el alto el fuego de los paramilitares transcurri¨® sin sobresaltos. La gran fiesta protestante se hab¨ªa iniciado con algunos incidentes aislados en el norte y el oeste de Belfast la noche del martes, cuando las diversas comunidades prounionistas hacen arder enormes hogueras en recuerdo de la batalla. Hubo peque?os incidentes nocturnos, pero no degeneraron en enfrentamientos abiertos y extendidos entre protestantes y cat¨®licos que hubieran podido poner en serio peligro el proceso de paz.Los miembros de la protestante Orden de Orange desfilaron al ritmo de impresionantes tambores; con toda la imaginer¨ªa filomas¨®nica de una organizaci¨®n creada hace doscientos a?os para . conmemorar la victoria de 1690. En Belfast, sede de las m¨¢s importantes marchas, el desfile de la orden con sus pendones de, seda ondeando al viento cruz¨® sin especiales incidentes a trav¨¦s de, Ormeau Road, donde unos trescientos residentes cat¨®licos abuchearon la marcha y lanzaron alguna que otra botella contra los participantes.
Gerard Rice, portavoz de los residentes, reclamaba furioso el derecho de ¨¦stos a disponer de una calle "que es nuestra" d¨²o ante decenas de c¨¢maras de televisi¨®n y periodistas llegados a la capital del Ulster en espera de alg¨²n incidente que relatar. Gerry Adams, presidente del Sinn Fein, el partido pol¨ªtico que representa al IRA, mantuvo m¨¢s o menos la misma actitud al se?alar que la Orden de Orange "tiene todo el derecho a desfilar, aunque n . o por las zonas donde no se la desea".Belfast parec¨ªa el mi¨¦rcoles por la ma?ana una ciudad desierta, con comercios, restaurantes y hasta puestos de peri¨®dicos cerrados debido a la festividad. Miles de residentes, la mayor¨ªa cat¨®licos, encuentran el pretexto perfecto durante este largo puente (tambi¨¦n hoy es fiesta en Irlanda del Norte) par¨¢ huir de una conmemoraci¨®n' demasiado triunfalista para su gusto. S¨®lo los redobles de tambores y el sonido de las marchas militares quebraba esa inocente apariencia festiva. Los miembros de la Orden de Orange, vestidos con traje negro y sombrero hongo muchos de ellos, adornados con los lazos de las respectivas logias y flanqueados por ruidosas bandas de m¨²sica, iniciaban sus tradicionales desfiles a las 9.30.
Para entonces, fuerzas antidisturbios del, Royal Uster Constabulary, la polic¨ªa de Irlanda del Norte, hab¨ªan tomado Ormeau Road, ante la amenaza de los residentes cat¨®licos de. interrumpir el paso del desfile. Aun as¨ª, nada ocurri¨®. La disuasoria presencia Policial fue notablemente efectiva, y el largo tira y afloja de negociaciones entre cat¨®licos, que deseaban organizar una peque?a "contramanifestaci¨®n" y_la polic¨ªa se sald¨® con apenas algunos contusionados cuando un grupo de nacionalistas rompi¨® el cord¨®n e intent¨® dirigirse hacia el puente sobre el r¨ªo Lagan. Un grupo menor, de unas cien personas, opt¨® por organizar una sentada en medio de la calle, que pretend¨ªan mantener hasta el final del d¨ªa festivo.
El ¨²nico peligro, a medida que avanzaba la jornada, resid¨ªa en el comportamiento de los miles de jovenc¨ªsimos seguidores de la Orden de Orange, cargados de cerveza y de euforia, que recorr¨ªan Belfast sin objetivo fijo.
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