Tregua en el Pe?¨®n
El pr¨ªncipe Andr¨¦s preside los actos del 50? aniversario del final de la II Guerra Mundial
Ni edificios engalanados ni banderas brit¨¢nicas en las calles. S¨®lo un nutrido ej¨¦rcito de pamelas y abanicos salud¨® ayer poco despu¨¦s de las seis y media de la tarde, la entrada del pr¨ªncipe Andr¨¦s de Inglaterra en las instalaciones deportivas de Gibraltar, The Naval Ground, en el comienzo de los actos conmemorativos del 50? aniversario del fin de la II Guerra Mundial. En medio de una de las semanas m¨¢s tensas que se recuerdan en el Pe?¨®n en los ¨²ltimos a?os, el duque de York, distendido y sonriente en su primera visita oficial desde octubre de 19931 presidi¨®, invitado por el Gobierno militar y pol¨ªtico de Gibraltar, el desfile que conmemoraba con dos meses de retraso el d¨ªa de la victoria aliada.El pr¨ªncipe Andr¨¦s, acompa?ado del gobernador, sir Chapple, y el Gobierno en pleno que preside el primer ministro, Joe Bossano, pas¨® revista al regimiento de Gibraltar, a la unidad de reserva naval HMS Calpe y a los 80 gibraltare?os veteranos de guerra que defendieron la Roca durante la contienda. Tres filas de ancianos vestidos de oscuro y el pecho lleno de medallas recogieron la ovaci¨®n m¨¢s cerrada a su paso por Main Street, la arteria principal del Pe?¨®n, una calle adornada con un centenar de polic¨ªas y antidisturbios apostados en las azoteas, que ayer soportaban bien los 33 grados de temperatura meteorol¨®gica. Era un calor tranquilo y semifestivo, bien distinto a la temperatura registrada en los ¨²ltimos d¨ªas, cuando se produjeron violentos enfrentamientos entre la polic¨ªa y los due?os de 55 lanchas planeadoras -dedicadas al contrabando de tabaco y hach¨ªs- que hicieron saltar por los aires muchos critales de los comercios de la calle principal.
en la tarde de ayer, los representantes pol¨ªticos, econ¨®micos y sociales del Pe?¨®n cruzaban los dedos ante el pl¨¢cido desarrollo de una visita real acogida por la poblaci¨®n con. cortes¨ªa e indiferencia. Ninguno de los gibraltare?os invitados anoche a la recepci¨®n que el gobernador y lady Chapple daban en honor del duque de York pod¨ªa negar que se trata de un alto el fuego en uno de los problemas m¨¢s graves de Gibraltar de los ¨²ltimos tiempos: acabar con las protestas de la Uni¨®n Europea ante un negocio que ha nutrido los cimientos del Pe?¨®n en los ¨²ltimos a?os, el contrabando de tabaco. Mientras el pr¨ªncipe Andr¨¦s escuchaba las batallas de algunos de los veteranos de una guerra que salv¨® el destino de Europa, en el extremo norte de la franja de tierra de nadie que es Gibraltar, el bar La Bah¨ªa cerraba sus puertas. Hoy los contrabandistas de tabaco y narcotr¨¢fico ver¨¢n pasar desde ese cuartel general al duque de York y al Gobierno gibraltare?o hacia la villa. ol¨ªmpica, donde del 15 al 22 de julio se celebrar¨¢n los juegos de, las islas.
En el otro extremo de la ciudad, en el casino, los 80 veteranos, presididos por el teniente coronel Arturo Ferrari, celebraban anoche haber participado en la defensa de una posici¨®n estrat¨¦gica en la gran contienda mundial: las ¨²nicas 580 hect¨¢reas de la Europa continental donde jam¨¢s dej¨® de ondear la bandera brit¨¢nica. La fiesta se celebr¨® bajo una pancarta con una frase de Winston Churchill:
Let us go forward together" ("Avancernos todos juntos").
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