"Fenomeno de importaci¨®n"
Los portugueses no se consideran racistas, y, el Gobierno y la oposici¨®n est¨¢n de acuerdo en considerar que los episodios de violencia ¨¦tnica de los ¨²ltimos meses son un "Fen¨®meno de importaci¨®n", pero divergen sobre sus causas y la mejor manera de combatirlos. La segunda critica la pol¨ªtica econ¨®mica, social y de inmigraci¨®n del Gobierno, al que acusa de fomentar deliberadamente el racismo atribuyendo el aumento de la violencia suburbana a "bandas de j¨®venes negros".Para el ministro portugu¨¦s del Interior, Manuel D¨ªas Loureiro, es preciso controlar severamente la inmigraci¨®n para favorecer la inserci¨®n social de los inmigrantes e impedir el desarrollo de reacciones xen¨®fobas y racistas que "Felizmente son fen¨®menos importados" sin expresi¨®n num¨¦rica en Portugal. Con 170.000 extranjeros residentes legalmente en Portugal -de los cuales 81.200 son africanos oriundos de las ex colonias- y decenas de miles de clandestinos que totalizan el 1,7% de la poblaci¨®n, el pa¨ªs no est¨¢ en condiciones de ofrecerles empleo, alojamiento, educaci¨®n y asistencia social. Antes de firmar los acuerdos de Schengen, el Gobierno procedi¨® a la legalizaci¨®n de 28.000 inmigrantes que se encontraron en Portugal. Desde entonces ha sido presionado para tomar medidas m¨¢s severas para controlar el flujo (de clandestinos que, a trav¨¦s de Portugal, se dirigen hacia otros pa¨ªses de la Uni¨®n Europea.
Es el caso de los africanos franc¨®fonos (zaire?os, guineanos, malianos, senegaleses), que descubrieron la manera de conseguir, a bajo precio, pasaportes de Angola y Guinea Bissau que les franqueaban sin grandes dificultades la entrada en Portugal.
Existen verdaderas redes, encabezadas por traficantes europeos, africanos y orientales, que suministran mano de obra barata y semiesclava a numerosas empresas europeas (para la agricultura, la construcci¨®n, la limpieza y el servicio dom¨¦stico) y reclutan tambi¨¦n correos y distribuidores para el narcotr¨¢fico.
Uno de los objetivos del acuerdo de seguridad interna, firmado la semana pasada en Luanda por D¨ªas Loureiro con su hom¨®logo angole?o, es la de estrechar la cooperaci¨®n entre las autoridades policiales de los dos pa¨ªses para desmantelar estas redes y controlar la validez de los documentos de identidad y de los visados de inmigraci¨®n.
Pero Brasil y los pa¨ªses africanos lus¨®fonos no se resignan a la p¨¦rdida del anterior estatuto de "doble nacionalidad", y la oposici¨®n acusa al Gobierno de Lisboa de interpretar "en clave racista y segregacionista" las normas de Schengen para la concesi¨®n del derecho de asilo y los visados.
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