Emigrantes
Estoy hasta las mism¨ªsimas narices de que en plan redentorista los espa?olitos de turno se empe?en en hacer subir a la balanza en la que mi peso espec¨ªfico como emigrante, permita el equilibrio o al menos justifique la aparici¨®n y estancia de, los numerosos extranjeros que, pretenden hacer su vida en Espa?a. Los movimientos emigratorios mediterr¨¢neos entre los que se encuentra el espa?ol, no presentan grandes diferencias en sus fases inicial y final con los de cualquier otro pa¨ªs, es decir, motivos de salida y regreso a la tierra de origen. La diferencia estriba en la recepci¨®n y sobre todo en la reacci¨®n del nuevo inquilino en la sociedad de su nuevo pa¨ªs de adopci¨®n.Las razones por las que nos fuimos nos pertenecen; c¨®mo hemos sido recibidos lo sufrimos nosotros; cu¨¢l fue nuestra actitud fue nuestro problema; por qu¨¦ nos quedamos o hemos vuelto nos pertenece en exclusiva. Es la prerrogativa del que no roba o mendiga, del que lucha. Puedo asegurar por experiencia que nuestra trayectoria ha sido y es muy diferente a la que nos presentan de nuestros hom¨®logos actualmente en litigio aqu¨ª. Baso mi afirmaci¨®n en lo que leo y veo cotidianamente durante mis vacaciones en Espa?a.
El tema del emigrante espa?ol fue tratado folcl¨®ricamente desde la agradable sombra de un pazo hasta el panfleto de alg¨²n becado al cual alg¨²n enga?ado emigrante invit¨® a cenar a su casa, pasando por la opini¨®n de alg¨²n diplom¨¢tico que s¨®lo conoci¨® del pa¨ªs al que estaba designado la presencia de su asistente (y traductor) mientras viv¨ªa encerrado en su gueto social incapaz de desenvolverse fuera del mismo. As¨ª pues, disponemos de pr¨®logos y ep¨ªlogos mientras que el tema central, la vida del emigrante, sigue desconocida por la simple raz¨®n de que los ¨²nicos que podr¨ªan hacerlo, no saben escribir.
Sea bienvenido a Espa?a el emigrante que, con ganas de trabajar, acepte nuestras reglas; le deseo m¨¢s suerte que la que yo tuve, que no espere de mi parte zancadilla alguna; pero agradecer¨ªa a Socorro Vidal (carta al director de X de julio) y a 40 millones de funcionarios a los que les han sustituido la ventanilla por el tel¨¦fono m¨®vil se abstengan de utilizar como contrapeso el conjunto emigratorio espa?ol; ¨¦sa es otra historia, repito, que debe ser escrita por los protagonistas, no por aprendices de soci¨®logos; es nuestra prerrogativa, para la que no necesita representantes ind¨®cumentados.-
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