Indur¨¢in tensa la cuerda
La etapa de Lieja y. las escapadas consentidas de Zulle y Jalabert, claves de la ronda, francesa
S¨¢bado, 8 de julio: "Miguel, se han quedado". Los corredores del Banesto salen el d¨ªa de Lieja con instrucciones m¨¢s precisas que otros d¨ªas de la primera semana. Hay ambiente de d¨ªa importante. El trazado, sinuoso y erizado de cotas, es un terreno propicio para cualquier situaci¨®n. Los gregarios de Indur¨¢i? reciben la orden de estar siempre en cabeza, infiltrarse en, los cortes que- vi -eran peligrosos para anularlos, pasar los primeros en el avituallamiento para no sufrir ataques traicioneros. La t¨¢ctica es, en principio, puramente defensiva.La carrera discurre nerviosa; los saltos se suceden. Aparicio se infiltra en uno donde va Jalabert. El ONCE quiere hacer la carrera incontrolable. Multiplicar los demarrajes. A 67 kil¨®metros de Lieja, en la cota de Haute-Lev¨¦e, de tercera, Indur¨¢in viaja en cabeza siguiendo el ritmo que le marca Ramontxu Gonz¨¢lez Arrieta. Se est¨¢ dando caza al grupo de Aparicio. Para poner orden, Indur¨¢in acelera y frena la escapada. No ve lo que pasa detr¨¢s de ¨¦l, donde van todos sus rivales: Berzin, Rominger, Riis. Pero la reacci¨®n de ¨¦stos a su aceler¨®n no le pasa inadvertida a Ramontxu. "Mi guel", le dice cuando vuelve a su altura. "Rominger, Berzin y compa?¨ªa han intentado seguirte y no han podido". Indur¨¢in se guarda ja informaci¨®n.Unos kil¨®metros despu¨¦s, Miguel le dice a Ramontxu: "acelera el ritmo, vamos a ver qu¨¦ pasa". Indur¨¢in tensa la cuerda. Ramontxu no cesa. En el torbellino salta Bruyneel. El terreno se ha endurecido. Est¨¢n en otra cota, Mont Theux, a 27 kil¨®metros de la meta. lndur¨¢in salta. Ya de verdad. Sin volver la vista atr¨¢s. Nadie puede seguirle. Rominger ordena tirar a, los tres mapei que le acompa?an, Berzin hace lo. mismo con los gewiss, Riis a la cabeza. La ventaja sigue creciendo. "Intentamos organizamos, reclutar ayuda de donde fuera", dice un director. Fue. imposible. "Detr¨¢s s¨®lo hab¨ªa cad¨¢veres". S¨®lo el ONCE mantiene el tipo. Organiza la caza. Mauri se adelanta Unos metros para ver si le siguen pero, nadie puede darle el relevo. Por delante, Bruyneel se pega a la rueda de Indur¨¢in. "Iba como tras moto", recuerda el belga. Pese a la persecuci¨®n Indur¨¢in conduce a la pareja a una ventaja de 50 segundos. El golpe de Lieja entra en la historia.Martes, 11 de julio. "Vi mal al Banesto".
La primera etapa alpina. El d¨ªa anterior, descanso y traslado. Todo son inc¨®gnitas. Indur¨¢in, de nuevo a la defensiva. El Banesto, marcando el ritmo. Nuevamente, el ataque del ONCE. A falta de 100 kil¨®metros para la meta Z¨¹lle se va. Es la ascensi¨®n al puerto de Saisies, de primera. El primer gran col alpino. Indur¨¢in no se inmuta. Z¨¹lle hab¨ªa fallado el d¨ªa anterior en la contrarreloj y est¨¢ a siete minutos. Le deja ir. Banesto contin¨²a marcando el ritmo, aunque desde fuera se les ve d¨¦biles. Algunos gregarios de Indur¨¢in fallan. "Vi mal al Banesto y por eso mand¨¦ atacar a Z¨¹lle", recuerda Manolo S¨¢iz. Berzin empieza a quedarse. Z¨¹lle aumenta su ventaja. Tras el descenso y el avituallamiento, Indur¨¢in manda tirar a Miranda en el ascenso al Cormet de Roselend. Sin perder la calina. "Z¨¹lle va a pagar el esfuerzo", le dice su director a Indur¨¢in. "El viento sopla de cara en el llano antes de subir a La Plagne". En el descenso y el falso llano es Ru¨¦ quien se traga el viento por Indur¨¢in. Z¨¹lIe aguanta. Manolo S¨¢iz le va controlando las pulsaciones desde el coche. Le dirige en todos los sentidos. Se inicia el ascenso a La Plagne, un puerto de 18 kil¨®metros. Ru¨¦, agotado, se deja caer.Indur¨¢in, tranquilo, manda a Aparicio, su pe¨®n de reserva, que deje el ¨²ltimo aliento endureciendo la subida. Z¨¹lle sigue delante, pero no es el objetivo. Indur¨¢in ve s¨ªntomas de debilidad en todos los que le siguen. Algunos hacen la goma. Otros no aguantan su rueda. Cuando Aparicio alcanza -su l¨ªmite, un par de kil¨®metros despu¨¦s, -es Indur¨¢in quien aumenta el ritmo.. Otra vez tensando la Puerda. A falta de 10 kil¨®metros decide reventar la carrera.. Su brutal demarraje s¨®lo lo aguanta un poco Lanfranchi. Despu¨¦s, nadie. Viernes 14 de julio. "Miguel, d¨¦jales irse". Otro trazado complicado. Carreteras estrechas, continuos sube y baja. El ONCE tiene preparada su artiller¨ªa. El Banesto sigue -a la defensiva, pero de entrada algunos corredores de Indur¨¢in se quedan en el puerto de tercera. La t¨¢ctica buscada -lograr como el d¨ªa anterior que cuaje una escapada consentida para que otros equipos descarguen de trabajo a los banesto- se hace imposible: Los de Indur¨¢in se ven obligados a trabajar en los dos pelotones. El ONCE empieza a lanzar sus dardos. Indur¨¢in quiere pararlos todos. Salta a por Bruyneel y a por Stephens. Los frena. Ech¨¢varri se acerca. Cree que le vendr¨ªa bien una escapada larga. "D¨¦jales irse, Miguel", le dice. Faltan 200 kil¨®metros para la meta. Consentido,' el ONCE logra meter tres corredores -Jalabert, Mauri y Stephens- en una fuga de -seis. Indur¨¢in, impone la calma detr¨¢s. No ordena, un ritmo fuerte. Quiere que la escapada se estabilice r¨¢pidamente en tomo a los 10 minutos y forzar la colaboraci¨®n de otros equipos. A Ferretti, director del MG, un equipo al que no le iba nada, Ech¨¢varri le pide que le haga el favor. "Per piacere", le dice. "?C¨®mo voy a decir que no a un amigo?", le contesta el viejo sabio italiano. Entonces, saltan las alarmas. La escapada no sigue el ritmo natural. El pelot¨®n desenfrenado no puede rebajar la diferencia. En el duro puerto de llegada -los corazones del Banesto recobran su pulso. Jalabert ganar¨ªa Ia etapa pero no con una ventaja escandalosa. Hay un arma escondida. Indur¨¢in sabe que Z¨¹lle est¨¢ mal de la rodilla. En el puerto, ataca Pantani; tras ¨¦l salta Riis, que cree d¨¦bil a Indur¨¢in. Miguel, sin embargo, controla a Z¨¹lle. Cuando le ve maduro salta. Z¨¹lle se queda. Indur¨¢in alcanza a Pantani y Riis. Z¨¹lle pierde 17 segundos.
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