Un reloj por escribir
Camilo Jos¨¦ Cela recibe un homenaje por su aportaci¨®n literaria a la sierra madrile?a
Paisajes y literatura fundidos bajo el sol. La sombra de Camilo Jos¨¦ Cela 1.700 metros de altitud. Aurrula que 95 regal¨® ayer al premio No bel de Literatura 1989, un reloj solar instalado en la pradera de Navalurraque de Cercedilla (4.500 habitantes), a 1.700 metros de altitud. Cela fue homenajeado por su aportaci¨®n literaria a la sierra madrile?a en obras como Cuadernos de Guadarrama o Jud¨ªos, moros y cristianos. El reloj solar que la Asociaci¨®n Amigos del Guadarrama le entreg¨® ayer como premio a sus p¨¢ginas sobre la sierra, estaba hecho con granito de las rocas locales. La creadora del ingenio, Maribel Garc¨ªa Vargas, explicaba que se trata de un reloj participativo: el usuario hace las veces de varilla del reloj y con su sombra se?ala la hora sobre las piezas de piedra."Todas las horas hieren, pero la ¨²ltima mata, como dijo mi viejo amigo Baroja. No es lo mismo la hora del monta?ero saludable que la del enfermo", sentenci¨® Camilo Jos¨¦ Cela, (cercano a los 80 a?os) al recibir el reloj solar.
?C¨®mo encontrar¨ªa hoy la sierra del Guadarrama el vagabundo que la camin¨® a principios de los cincuenta en el libro Jud¨ªos, moros y cristianos? "Exactamente igual que antes", contest¨® Cela. "Pero ahora est¨¢ m¨¢s contaminada", terci¨® alguien. "S¨ª, porque viene m¨¢s gente. Aunque yo no disculpo el deterioro, s¨ª que lo entiendo. Sin embargo, me parece que la gente empieza a defender la naturaleza, ?mira todos los que somos aqu¨ª y yo no he visto ninguna colilla en el suelo!", replic¨®.
El Aurrulaque es una marcha colectiva que se celebra una vez al ano sin animo competitivo. Los participantes caminan cuesta arriba hasta alcanzar la pradera de Navalurraque. All¨ª presencian un homenaje cultural. El celebrado ayer nombr¨® a Camilio Jos¨¦ Cela Caminante del Guadarrama, aunque ha subido en coche y con aire acondicionado", se quejaba un hombre de 78 a?os, tostado por el sol y que hab¨ªa escalado el camino de tierra.
Un poeta local, Francisco Acaso, se mostraba feliz tras saludar a Cela: "Es como saludar a un mito viviente". Antonio S¨¢enz de Miera, presidente de la Asociaci¨®n Amigos del Guadarrama proclam¨®: "Cela no ha venido aqu¨ª por ser premio Nobel, sino por ser amigo del Guadarrama".
Y record¨® que el escritor ingres¨® a los 15 a?os en el Real Sanatorio de Guadarrama a causa de una dolencia pulmonar. Cela re pos¨® en Cercedilla durante 1952 y 1953. Entonces, la sierra de Guadarrama era destino frecuente de aquellas personas que sufr¨ªan enfermedades respiratorias.
El alcalde de Cercedilla, Enrique Espinosa, independiente, record¨® que conoc¨ªa a Cela desde los 13 a?os: "?Ya vienen los se?oritos!", gritaban los chiquillos del pueblo al comienzo de la temporada estival. "Ven¨ªan a los chal¨¦s que conoc¨ªamos antes como sanatorios unifamiliares. La sierra de Guadarrama era y es el pulm¨®n de Madrid", sentencia Espinosa.
El consejero de Medio Ambiente, Carlos Mayor Oreja, Antonio S¨¢enz de Miera, Enrique Espinosa y Camilo Jos¨¦ Cela coincidieron en la conclusi¨®n: "Es imposible poner puertas al campo. Por eso todos somos responsables de preservar a la sierra de su destrucci¨®n".
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