Columpios para universitarios

Los p¨¢jaros y los alumnos se posar¨¢n en ellas. Ese es el deseo de su autor, el escultor Jes¨²s Gironella, que acaba de plantar 19 piezas de su colecci¨®n Tao¨ªsmo y escultura en el campus de la Universidad Aut¨®noma.Juega a mover los brazos como las aves. Dice que se siente libre. Como sus esculturas-columpios, rescatadas de un almac¨¦n de Coslada donde han permanecido a oscuras durante a?o y medio. "Han crecido para que tengan vida, para que el viento las mueva, la lluvia las moje y la gente se suba a ellas", dice el poeta escultor.

Ahora su obra, por fin, ha visto la luz. "Me gusta este jard¨ªn", dice mientras se?ala el c¨¦sped universitario. "Es un lugar vivo, lleno de p¨¢jaros y de gente que participar¨¢ y disfrutar¨¢ de mi trabajo". Sabe que a partir del mes de octubre, cuando se, inaugure la exposici¨®n, unos 32.000 universitarios jugar¨¢n en el patio de Cantoblanco con sus obras.

Pero, desde este verano ya, todo aquel que pase por la universidad podr¨¢ juguetear con los artilugios. ?sta no es la primera vez que este autor deja sus trabajo para disfrute de los universitarios.

En 1993 present¨® una colecci¨®n de esculturas y maquetas en la Carlos III (Getafe)., El verano pasado mont¨® en la explanada de la estaci¨®n de Atocha la obra Monta?a de invierno. Ahora se deja el pellejo y el dinero en 20 nuevas obras de corte urbano.

Gironella ha aprovechado "materiales humildes" para esta colecci¨®n: resistentes traviesas de madera de v¨ªas de ferrocarril donadas por Renfe, retales de hierro, cable y varillas de acero.

Todas las esculturas tienen truco. La bautizada Soltando lastre, un entramado de vigas y cables que sujetan un platillo, permitir¨¢ a los universitarios poder balancearse en el aire. Con el Troncom¨®vil, un r¨²stico coche con el que podr¨¢n imitar a Pedro y Pablo Picapiedra. Quienes se arrimen al ?rbol que repta, al Insecto m¨®vil, Animal acu¨¢tico o al Saltamontes escuchar¨¢n, el tintineo del sonido de varios cascabeles. El reposo del guerrero, a mitad del paseo de las facultades, servir¨¢ para tomar aliento antes de emprender la caminata por el campus.

Sobre una loma frente al rectorado, est¨¢ George, una traviesa con una larga varilla de hierro que esperar¨¢ a que el viento juegue con ella. Otro personaje, Walla, lleva peinado rasta, pero en su espalda de madera esconde un instrumento de m¨²sica africano.

En definitiva, todas requieren de la complicidad y la participa ci¨®n del p¨²blico. "Entender de arte es lo de menos, lo que pretendo es invitar a la gente a participar y jugar con el aut¨¦ntico arte, que te permite so?ar y sentirte libre", explica Gironella.

S¨®lo quiere que en oto?o los p¨¢jaros y todo aquel que se acerque por la Aut¨®noma se detenga un momento ante sus piezas.