In di¨¢logo de sordos m¨¢s que un debate
M¨¢s que un debate, el de ayer fue una toma de posici¨®n de los partidos, ante un fen¨®meno lejano en el tiempo y de enorme gravedad pol¨ªtica, como fue el de los GAL. Aznar y Anguita intentaron que el jefe del Gobierno entrara en el terreno de lo concreto, en el del montaje de la banda terrorista que funcion¨® de diciembre de 1983 a junio de 1987. No lo consiguieron.
Gonz¨¢lez se movi¨® en el ¨¢mbito de las actitudes de su Gobierno, y de ¨¦l personalmente, mientras funcion¨® aquel fen¨®meno terrorista. Y present¨® pruebas de la clara actitud condenatoria que mantuvo, pero sin contestar a la interrogante que le formul¨® el portavoz del PNV, I?aki Anasagasti, acerca de porqu¨¦ no abri¨® una investigaci¨®n interna cuando empezaron a aparecer indicios de que hab¨ªa polic¨ªas involucrados en los GAL. A juicio de Gonz¨¢lez son los tribunales quienes deben aclarar esos he chos. No se ha movido un ¨¢pice de esta postura, que alimenta la hip¨®tesis de la responsabilidad por omisi¨®n.
Pero la oposici¨®n tampoco quiso entrar al trapo del debate que Gonz¨¢lez abri¨® y que tambi¨¦n es de enorme gravedad y actualidad: el riesgo de que el ritmo y los calendarios de la pol¨ªtica lo fijen desde fuera de las instituciones democr¨¢ticas gentes con poder econ¨®mico suficiente como para chantajear a pol¨ªticos y ciudadanos a trav¨¦s del comercio de los dossieres. O el de las imputaciones de delitos graves a personajes p¨²blicos que, al cabo del tiempo, los tribunales determinan su invalidez, pero cuando ya se ha arruinado la carrera de la v¨ªctima y el prestigio de las siglas que representaba.
Gonz¨¢lez ha querido introducir reiteradamente a Aznar en este debate en la medida que es su m¨¢s probable sucesor al frente del Gobierno y puede ser v¨ªctima, ¨¦l o su partido, como representantes democr¨¢ticos, del mismo fen¨®meno, pero no lo ha conseguido. El de ayer fue un nuevo intento fallido.
Corino tambi¨¦n lo fue el de sensibilizar a los partidos sobre las consecuencias tan graves que el ruido de los GAL est¨¢ teniendo en la movilizaci¨®n popular en Euskadi contra el terrorismo de ETA que es el que hoy sobrevive.
La aclaraci¨®n del montaje de los GAL, recibida positivamente por todas las instancias democr¨¢ticas, ser¨ªa a¨²n mejor si no estuviera adobada de las dosis de instrumentalizac¨ª¨®n y publicidad obscena que ofrecen personajes como Ricardo Garc¨ªa Damborenea.
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