Quiero mostrar una vision po¨¦tica e intimista de 'La Traviata'
Llu¨ªs Pasqual debuta como director esc¨¦nico de una ¨®pera en el Festival de Salzburgo el pr¨®ximo 5 de agosto. El t¨ªtulo elegido, La Traviata, no es nada f¨¢cil de llevar a un escenario, y menos con las dimensiones que tiene la Grossfetspielhaus. Verdi vuelve, pues, a la ciudad de Mozart con una doble mirada latina: la de Riccardo Muti dirigiendo a la Filarm¨®nica de Viena; y la de Pasqual, con Luciano Damiani como escen¨®grafo, en la parte teatral. Las representaciones se prolongan hasta el 29 de agosto y continuar¨¢n en el verano de 1996.Pregunta. He o¨ªdo que su intenci¨®n de hacer La Traviata se remonta a un viejo proyecto del Liceo de Barcelona.
Respuesta. ?C¨®mo lo sabe? S¨ª, an_ tes del incendio, cuando se ten¨ªa previsto comenzar la reforma t¨¦cnica del escenario, pensamos en la posibilidad de realizar una Traviata en la sala del Liceo, levantando las butacas de la platea. Algo parecido a lo que hicimos con El P¨²blico, de Garc¨ªa Lorca en el Centro Dram¨¢tico Nacional de Madrid, ?recuerda?
P. Y ahora, en Salzburgo. ?Por qu¨¦ esa fascinaci¨®n por La Traviata?
R. Muy sencillo y muy visceral: La Traviata es la ¨®pera que me hizo amar el g¨¦nero l¨ªrico. Fue el primer t¨ªtulo que escuch¨¦ completo, cuando ten¨ªa solamente 13 a?os. Anteriormente hab¨ªa o¨ªdo fragmentos de Norma, pero La Traviata era otra cosa. Era, c¨®mo decirle, una m¨²sica en que cada nota sal¨ªa del coraz¨®n. No hab¨ªa en ella ning¨²n tipo de transformaci¨®n metaf¨®rica. Los sentimientos ven¨ªan de la necesidad. Verdi volcaba all¨ª su propia experiencia amorosa con Giuseppina Streponi. Era como un trozo de vida puesto en m¨²sica.
P. ?Sigue pensando lo mismo ahora?
R. Evidentemente. Adem¨¢s creo que es una de las ¨®peras m¨¢s revolucionarias del siglo XIX. F¨ªjese, tiene el atrevimiento de poner una puta en escena, con los problemas sociales y contempor¨¢neos de su tiempo. Todo sin una nota que le sobre y con un equilibrio dram¨¢tico perfecto.
P. ?C¨®mo se ha planteado la puesta en escena?
R. Eliminando cualquier detalle superfluo, tratando de dar una visi¨®n po¨¦tica. Me siento como los restauradores de la Capilla Sixtina: no hago m¨¢s que quitar capas de humo. La Traviata pertenece a todo el mundo. Forma parte del imaginario colectivo. Cada persona la ve con un color, un olor y unas im¨¢genes. Quiero presentar mi visi¨®n sin traicionar la de los dem¨¢s. Y la ¨²nica forma de conseguirlo es prescindir de los oropeles.
P. No parece su versi¨®n intimista la m¨¢s apropiada para un escenario tan enorme como el de Salzburgo.
R. S¨ª, verdaderamente el escenario es una autopista. El trabajo con el escen¨®grafo Luciano Damiani ha ido en la direcci¨®n de fusionar lo abstracto con lo concreto, el romanticismo con cierto verismo, reflejando esas intrigas de cartas que vienen y van en el libreto. Hay dos planos: el ¨ªntimo y el espectacular. Pero este ¨²ltimo lo resolvemos de una forma muy simple con tres cortinas, cuatro tules, sillas y un plano. No hay ning¨²n mueble m¨¢s.
P. ?Y la muerte de la protagonista?
R. Bueno, s¨ª, hay una cama en el ¨²ltimo acto.
P. Tiene usted dos cantantes para Violetta: Andrea Rost y ?ngela Gheorghio.
R. De momento he trabajado m¨¢s con Andrea. Empezamos ya el 25 de junio los ensayos. S¨¦ que ?ngela Gheorghio ha tenido una extraordinaria aceptaci¨®n en este papel con Solti, pero de momento lo ¨²nico que le puedo decir es que con Andrea Rost tengo un filling especial, vamos los dos de la mano. Si uno no conecta totalmente con Violetta, una representaci¨®n de La Traviata se te puede venir abajo.
P. ?Y con Muti? ?Tambi¨¦n se ha producido una buena sinton¨ªa?
R. Riccardo Muti hab¨ªa hecho ya La Traviata con Liliana Cavani. Tanto ella como yo partimos de una misma tradici¨®n. El entendimiento ha sido f¨¢cil. Muti es un maestro de la artesan¨ªa. Nuestra relaci¨®n est¨¢ basada en un sentimiento de confianza. Su trabajo es m¨¢s matem¨¢tico y pasional. El m¨ªo, m¨¢s cient¨ªfico e intuitivo. Pero los dos coincidimos en que La Traviata no es una carrera contra la muerte, sino una carrera hacia la vida. Es la vida que uno no acaba de conseguir atrapar, que la busca, la persigue, se arranca las u?as por conquistarla, y al final se va. ?ste es un enfoque com¨²n que nos une mucho.
P. Para usted tiene que ser muy importante debutar en Salzburgo.
R. Lo m¨¢s importante es la posibilidad de estar en contacto con la m¨²sica 24 horas al d¨ªa. Salzburgo es, efectivamente, el Vaticano de la ¨®pera.
P. En Salzburgo todos parecen sentir de una forma especial lo que Valdano llama el miedo esc¨¦nico.
R. Pues mire, no estoy notando esa presi¨®n que tienen todos los cantantes de sentirse en un escaparate, donde confluyen todas las mirdas de la m¨²sica. Le puede parecer un mecanismo de defensa, pero siento que Verdi est¨¢ por encima de todo esto, y que en cierta medida yo soy ahora su asistente. ?Se da cuenta? Soy el asistente de Verdi. Luego hay otra cuesti¨®n y me parece a¨²n m¨¢s primordial que estar o no en Salzburgo, y es la posibilidad de trabajar con Mortier. Usted le conoce, y sabe que es un hombre de escenario, y lo mismo desentra?a los entresijos de un presupuesto que te resuelve el problema de un traje o un abanico. Son unas condiciones ¨®ptimas para desarrollar un trabajo. Y esto da mucha confianza.
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