"Hemos dado m¨¢s poder de decisi¨®n a nuestros empleados"
Entr¨® en la compa?¨ªa en 1973 y, desde el pasado abril, los nuevos propietarios, los empleados, le han confiado la responsabilidad de todos los mercados internacionales.
United Airlines es la mayor empresa estadounidense en manos de los trabajadores desde que, hace un a?o, 50.000 de sus 74.000 empleados se hicieran con el 53% del capital. Fue su particular camino para afrontar la crisis del sector a¨¦reo. A cambio del control de la empresa, pilotos y t¨¦cnicos -azafatas y auxiliares de vuelo se negaron a participar- aceptaron disminuciones salariales y flexibilizaci¨®n laboral. Un mes m¨¢s tarde, United lograba r¨¦cords d¨¦ puntualidad sin precedentes.Pregunta. A un a?o vista, ?c¨®mo eval¨²a esta experiencia?
Respuesta. Nos sentimos muy satisfechos. La mejor prueba de nuestro ¨¦xito es que nuestras acciones se cotizaban hace un a?o a 88, d¨®lares por t¨ªtulo y hoy lo hacen a 146,25, lo que equivale a un incremento del 60% en 12 meses. Creo que esto significa que los inversores ajenos dan por buena la estrategia en la que nos embarcamos. Tambi¨¦n en el ¨²ltimo a?o hemos llevado a cabo una espectacular expansi¨®n de nuestras operaciones intemacionales, que ahora suponen un 40% de nuestros ingresos. Adem¨¢s, los estudios indican que nuestros clientes han percibido una mejora sustancial del servicio.
P. ?Y las dificultades? Al principio algunos accionistas parec¨ªan renuentes...
R. La principal dificultad ha sido cambiar la cultura de la compa?¨ªa para orientarla hacia el cliente. Pasamos los dos a?os precedentes muy preocupados en mantener un cierto saldo de caja, congelamos la compra de aviones y pienso francamente que eso nos coloc¨® en una buena posici¨®n financiera, tal y como se vio luego, pero tambi¨¦n nos cost¨® el no poner tanto ¨¦nfasis como nos hubiera gustado en el cliente. As¨ª que hace un a?o, con el cambio, recondujimos nuestros esfuerzos. Eso ha significado dar mayor poder de decisi¨®n a nuestros empleados para facilitar las cosas a los usuarios y no tener que estar siempre pidiendo permiso para tomar decisiones. Y ahora que somos los accionistas mayoritarios, estamos muy preocupados no s¨®lo Por los ingresos, sino tambi¨¦n por el control de los gastos y por ofrecer un producto de calidad, porque los clientes s¨®lo vuelven cuando les gusta lo que compran.
P. ?Cree que su ejemplo puede ser v¨¢lido para otras compa?¨ªas; por ejemplo, para Iberia?
R. Respeto mucho a Iberia. No estoy lo suficientemente familiarizado con sus operaciones internas como para poder comentar sobre esto.
P. En abril del a?o pasado, United e Iberia anunciaron un acuerdo para coordinar horarios y actividades comerciales que luego ha quedado en agua de borrajas. ?Por qu¨¦?
R. Tenemos un acuerdo de conexi¨®n de mercado con Iberia, y no hemos firmado nada m¨¢s, aunque s¨ª es cierto que hemos tenido varias reuniones con la empresa espa?ola, tanto en Madrid como en Chicago.
P. Las expectativas eran que se compartir¨ªan c¨®digos y otros esfuerzos de cooperaci¨®n; tal vez se exager¨® su importancia, pero Iberia responsabiliz¨® a Lufthansa de interponerse en el camino y evitar que ese acuerdo en vigor se pusiera en funcionamiento...
R. Desconozco ese extremo.
P. En su momento, el anterior presidente de United Airlines, Stephen Wolf, no descart¨® la posibilidad de entrar en el capital de Iberia. ?Podr¨ªa considerarse esa eventualidad ahora?
R. No tengo ninguna referencia de ello, pero en la actualidad United no tiene ninguna participaci¨®n en ninguna otra aerol¨ªnea porque necesitamos todo el dinero para lo que intentamos hacer en nuestra compa?¨ªa.
P. Las alianzas se presentan a este lado del Atl¨¢ntico como la tabla de salvaci¨®n frente a la crisis del sector. ?C¨®mo ven estas asociaciones de aerol¨ªneas?
R. Tenemos 12 alianzas compartidas en la actualidad, la mayor de las cuales es con Lufthansa, lo que no es sorprendente debido a nuestra diferente cobertura. La posibilidad de usar una alianza permite a las compa?¨ªas ofrecer mi servicio mejor a los clientes, extender el alcance de su mercado al poder utilizar la fuerza de su socio, y esto, de una forma econ¨®mica, porque no es necesario expandir sus m¨¢s preciados recursos, que son los aviones, para llegar a otros mercados. La otra ventaja es que nos permite trabajar en la reducci¨®n de barreras que muchos Gobiernos han levantado en contra de nuevas entradas en el mercado. As¨ª que estoy convencido de que van a continuar en el futuro.
P. United acaba de poner en servicio el Boeing 777, ?tienen previsto que vuele a Madrid?
R. De momento tenemos cinco de esos aparatos, que ser¨¢n 11 para fin de a?o, y a finales del pr¨®ximo tendremos 16. Estos aparatos est¨¢n siendo utilizados para servir Londres, Par¨ªs y Francfort. De, momento, no tenemos planes para introducir ese avi¨®n en nuestra ruta a Madrid,. pero nunca digas no... Si el mercado lo requiere, el aparato tiene 292 plazas, 81 m¨¢s que el 767-300 que actualmente viene a Madrid.
P. Boeing y sus socios europeos han decidido cancelar los planes para la construcci¨®n de un superjumbo por falta de mercado. ?Cree que hay futuro para esos aviones gigantes?
R. El problema es el coste y d¨®nde podr¨ªa ser utilizado ese avi¨®n. Hay muy pocos aeropuertos en? el mundo que tengan los servicios para afrontar la llegada de un aparato con 600 o 700 pasajeros. El otro problema es que hay muy pocos lugares en los que se necesiten aviones de ese tama?o. As¨ª que la pregunta es si merece la pena su desarrollo y su precio para esos pocos mercados. No conozco la respuesta. Tambi¨¦n se ha suscitado de nuevo el debate de los supers¨®nicos debido al ahorro de tiempo en cruzar el Atl¨¢ntico o el Pac¨ªfico, pero el coste es enorme.
P. Los ¨²ltimos avances electr¨®nicos que se est¨¢n introduciendo en los aviones, ?son rentables?
R. Hay dos tipos de cosas que pueden instalarse en un avi¨®n. Aqu¨¦llas que el viajero de negocios quiere tener para poder continuar trabajando mientras viaja, como tel¨¦fonos, faxes o conexiones para el ordenador personal. Y eso los clientes nos han dicho que lo quieren. Un segundo tipo son las de entretenimiento. Aqu¨ª entran en juego la competencia, la divisi¨®n del mercado y tambi¨¦n de los ingresos, ya que existe la posibilidad de cobrar por algunos de esos servicios. Creemos que son rentables, si no no los instalar¨ªamos a bordo; y lo son tanto desde el punto de vista de la venta de billetes porque nosotros los tenemos y los otros no como por su capacidad para generar ingresos ante la posibilidad de que los usuarios paguen por utilizarlos. La tecnolog¨ªa est¨¢ ah¨ª.
P. ?Pero realmente significan una diferencia a la hora de comprar los billetes?
R. Absolutamente. Seg¨²n nuestras investigaciones de mercado, en lo que m¨¢s se fija el usuario es en el asiento, en los vuelos internacionales. El cliente, por supuesto, est¨¢ muy preocupado por el precio, pero si mi precio es el mismo que el de la competencia, pero mi asiento es mejor, ofrece m¨¢s cosas, m¨¢s, entretenimientos, entonces comprar¨¢n mi billete.
P. Ha mencionado los precios. ?Van a seguir bajando o ya se ha terminado esa guerra?
R. Si pudiera predecir los precios, tendr¨ªa la bola de cristal que todo el mundo desea. No tengo ni idea. Nosotros basamos nuestros precios en nuestros costes, en la competencia, hay toda una serie de factores... Nunca osar¨¦ predecir qu¨¦ va a pasar con los precios.
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