Peloteo y gol
EL PELOTEO que se traen el Consejo Superior de Deportes y la Liga Profesional de F¨²tbol es ligeramente rid¨ªculo, pero resulta inevitable si se quiere impedir lo peor. Y lo peor ser¨ªa dejar las cosas como est¨¢n: con el Celta y el Sevilla expulsados de la competici¨®n y sin que nadie responda de los da?os y perjuicios a terceros que derivar¨ªan de esa situaci¨®n. El peloteo es inevitable porque la decisi¨®n la tom¨® la Liga y s¨®lo ella puede rectificarla. Pero para hacerlo con cierta dignidad hac¨ªa falta la mediaci¨®n de alguna instancia exterior pero concernida. Ese papel lo ha asumido el Consejo al riesgo de ser tachado bien de Pilatos, bien de entrometido.La decisi¨®n que adoptaron la semana pasada los comit¨¦s deportivo y de finanzas de la Liga Profesional fue respetuosa con las normas que los propios clubes se hab¨ªan dado a s¨ª mismos. Pero esa norma es descabellada. No porque no quepa establecer condiciones, incluso muy duras, para la admisi¨®n en la Liga, sino porque se trata de una normativa que, al no admitir gradaci¨®n, resulta absurdamente arbitraria: la misma sanci¨®n merece el club que no haya pagado a los jugadores en un a?o que el que no presente determinado papel. Y en ambos casos la sanci¨®n ser¨¢ la m¨¢xima que puede aplicarse a un equipo de f¨²tbol, si descontamos la de su desaparici¨®n. El descenso de Primera a Segunda Divisi¨®n B es el equivalente futbol¨ªstico de una condena a 20 a?os seg¨²n las pautas del C¨®digo Penal. Y por un delito que, a la vista de las cifras que se barajan en el mundo del f¨²tbol, podr¨ªa equipararse al de robar un ¨¢lbum con cromos de futbolistas.
Adem¨¢s, los autores de la norma no previeron los mecanismos para hacer frente a los efectos derivados de su aplicaci¨®n. Es evidente que un gran equipo condenado a jugar en Segunda B no podr¨ªa pagar los millonarios contratos de sus jugadores. ?Qui¨¦n responder¨ªa, con qu¨¦ dinero, de sus reclamaciones laborales? Tambi¨¦n se ver¨ªan afectados los intereses de empresas publicitarias, de televisi¨®n y hasta los de los vendedores de bufandas. Sin contar el efecto psicol¨®gico sobre miles de aficionados, en absoluto responsables de la desidia o mala fe de sus directivos.
Este aspecto de la cuesti¨®n, los derechos morales de los aficionados, ha sido el m¨¢s glosado estos d¨ªas, sobre todo en Vigo y Sevilla. Pero no puede dejar de recordarse que algunos de los directivos que m¨¢s poes¨ªa hacen con la comuni¨®n entre equipo y afici¨®n, entidad y ciudad, dicen en otras ocasiones que el equipo es suyo, porque para eso lo han comprado, y pueden hacer con ¨¦l lo que les da la gana. Por eso, una reforma de las normas actuales deber¨ªa contemplar la posibilidad de que la sanci¨®n por incumplimientos recaiga en los directivos venales o incompetentes, y no en los clubes.
Pero lo urgente ahora es encontrar alg¨²n apano que evite lo peor. Dado que Valladolid y Albacete han adquirido legalmente su derecho a jugar en Primera, la ¨²nica soluci¨®n imaginable pasa en cualquier caso por aumentar este a?o a 22 el n¨²mero de equipos de esa divisi¨®n. Ello perjudica a los dem¨¢s equipos, especialmente a los que participan en competiciones europeas. De ah¨ª que se les intente compensar con el compromiso de reducir el cupo de Primera a 18 equipos en el plazo de dos a?os: una vieja reivindicaci¨®n de esos clubes que aspiran, como m¨ªnimo, a clasificarse para la UEFA. ?Y qu¨¦ directivo de un equipo de Primera se atrever¨ªa a admitir que no aspira a jugar en Europa el a?o pr¨®ximo?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.