El hombre desde el hombre
Julio Caro Baroja vino al mundo en un Madrid que no terminaba de salir del romanticismo, y capital de una Espa?a pintoresca cuya imagen habr¨ªa de acompa?arle ya toda la vida, y creci¨® en una casa singular en que aparec¨ªan su t¨ªo P¨ªo el novelista; su t¨ªo Ricardo el pintor y el esp¨ªritu fant¨¢stico; su abuelo Seraf¨ªn, viajero y curioso impenitente; su madre Carmen, que era una mujer moderna y madre entregada; su padre Rafael, editor; su abuela materna, en la que mandaba el instinto infatigable del cuidado de aquella prole tan suya y de aquella casa en la que dominaba la inteligencia y la sensibilidad, la independencia y el orgullo de ser Baroja... y que habr¨ªa de marcarle con fuerza como ¨¦l mismo supo contemplar desde la perspectiva cuando escribi¨® sus memorias al entrar en el ¨²ltimo tramo del camino.Despu¨¦s lleg¨® la guerra y con ella el final de la juventud y la entrada abrupta y despiadada en la vida, y ya, desde su primera soledad, comenz¨®. a iniciarse en el estudio de la vida social que se desarrollaba en su entorno en Vera de Bidasoa. Desde aquellos primeros pasos, tambi¨¦n junto a reconocidos maestros como Barandiar¨¢n, el ni?o que necesit¨® de cuidados primorosos de la madre y de la abuela ante enfermedades amenazadoras, y siempre aplicado en los libros que le rodeaban en Madrid y en Vera, se fue convirtiendo en el hombre de estudio que se dejaba guiar en ellos por la curiosidad de la vida que le condujo, ante todo, a encontrar la comprensi¨®n del hombre desde el hombre, con sus virtudes y pasiones, defectos y limitaciones, e ilusiones de todo aquello que quedaba dispuesto ante ¨¦l y, a la vez, de lo que tambi¨¦n estuvo all¨ª, en un pret¨¦rito que se alejaba apresurado, y que ¨¦l sab¨ªa que en el fondo era la llave que lo explicaba todo.
Durante a?os y a?os, Julio Caro Baroja, desde la soledad m¨¢s irredenta, dejado e impulsado ¨²nicamente por la fe en el valor que ten¨ªa el estudio y la posibilidad de salvar un patrimonio definidor como es la vida social de este pa¨ªs llamado Espa?a, realiz¨® su trabajo. de andar y trajinar el suelo de Espa?a, de norte a sur, del este al oeste, de pueblo en pueblo, de lugar en lugar, para hablar con sus hombres, para saber de sus creencias y de sus aperos de trabajo, de sus casas y econom¨ªas, de sus lenguas y maneras' de vida, de sus ritos y organizaci¨®n social, de sus leyendas y sus fiestas..., para despu¨¦s anotarlo todo con su letra menuda en cuadernillos de bolsillo que servir¨ªan de recordatorio vivo en su momento, cuando pasase a escribir el art¨ªculo o el libro que ya nos ser¨ªa referencia obligada.
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