El Depor gana el primer asalto
El equipo gallego se impuso en los minutos finales al Real Madrid
La trilog¨ªa promete. El primero de los tres Deportivo-Madrid del verano result¨® enorme. Fue una final la del Teresa Herrera algo r¨¢cana en goles (tan s¨®lo dos y al final), cuando todo parec¨ªa encaminarse irremisiblemente hacia la pr¨®rroga, pero cargada de todos los dem¨¢s elementos que hacen del f¨²tbol un espect¨¢culo incomparable. Hubo tensi¨®n, incertidumbre, un ritmo infernal impropio de estas fechas y jugadas para el recuerdo. Finalmente, el Deportivo fue mejor y se llev¨® la victoria.El Deportivo ha colocado a su hinchada en un estado de excitaci¨®n permanente. Los ¨²ltimos resultados, el 7-0 ante el Bayern, el 3-0 ante el Flamengo y el 2-0 de ayer ante el Madrid, la han dejado en una situaci¨®n de euforia de dif¨ªcil control. Tiene este equipo un aspecto inmejorable. Aunque arriesga m¨¢s, conserva todav¨ªa la rocosa solidez defensiva de los tiempos de Arsenio. Pero destila adem¨¢s el Deportivo ahora un tufo ofensivo que aventura algo grande.
Por atr¨¢s sigue como siempre, con una l¨ªnea de dos centrales de piedra y un libre exquisito (los excesos de confianza de Djukic han sido el peor enemigo del Deportivo en su trofeo) y otra, unos metros delante, con dos laterales y el medio pivote. Hasta ah¨ª el cierre de seguridad. Es decir, el Deportivo conocido.
Pero lo mejor, lo nuevo, viene unos metros despu¨¦s. En las proximidades del ¨¢rea contraria. Por ah¨ª aparece un venenoso cuarteto de jugadores (Aldana y Radchenko demostraron en la segunda parte que da igual los apellidos que lo formen) que ha multiplicado la dimensi¨®n de este equipo. Tiene all¨ª el Deportivo, en los metros finales, una especie de interruptor. Cuando llega el bal¨®n por esa zona y cae en las botas de alguien del citado p¨®quer, el juego se enciende: el bal¨®n inicia un viaje el¨¦ctrico e imprevisible. Llueven entonces los toques r¨¢pidos, las llegadas sorpresivas por detr¨¢s y la excitaci¨®n del grader¨ªo. Y el mayor beneficio lo saca Fran, que se mueve como nadie entre l¨ªneas y saca un excelente partido a su facilidad en el pase y el regate. Adem¨¢s, est¨¢ muy involucrado en este Deportivo. Se le ve a gusto con la nueva filosof¨ªa y psicol¨®gicamente ha crecido.
El Madrid trat¨® de contrarrestar esa versi¨®n renovada del Deportivo acortando el campo: adelantando la defensa y tirando sucesivos fueras de juego. El equipo de Valdano tuvo su parte de culpa en la grandeza de la cita. Acept¨® el ritmo cargado de revoluciones que imprimi¨® el rival mientras le aguant¨® el cuerpo, y tir¨® sobre Riazor un encuentro serio. Fue un Madrid seguro atr¨¢s, apoyado como siempre en la solvencia de su pareja de centrales. Y tir¨® de oficio, de una cuota apreciable de posesi¨®n de bal¨®n (mantuvo el tipo en la batalla por el control de la medular).
El Madrid floje¨® en su l¨ªnea de ataque. Estaba visiblemente desarmado, sin Esnaider y Zamorano. Ese fue su tal¨®n de Aquiles. Por arriba not¨® demasiado sus ausencias y se le vio siempre en sensaci¨®n de desventaja.
El Madrid volvi¨® a ofrecer un equipo experimental, con una alineaci¨®n construida de forma t¨ªpica, que incluso se atrev¨ªa a romper el dibujo cl¨¢sico de Valdano: el 4-4-2 se convert¨ªa en un 4-5-1 con Laudrup a su aire y Ra¨²l solo en punta.
Y en el centro del campo, Milla y Redondo juntos de nuevo. Valdano ha cambiado la direcci¨®n del debate: lo que durante media temporada pasada fue "o juega el uno o juega el otro", se ha convertido este verano en un "?pueden jugar juntos?". Y si los sondeos del pasado arrojaban opiniones para todos los gustos, con defensores repartidos entre una u otra opci¨®n, la cuesti¨®n actual es m¨¢s uniforme: todo hace indicar que el Madrid pierde a Redondo cuando tiene a Milla a su lado.
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