Las gestas vienen de ?frica
Kiptanui y Gebresilassie toman el relevo generacional tras el Mundial
Nuevas figuras, quiz¨¢ las m¨¢s grandes que hayan existido jam¨¢s, se han adue?ado del verano 95. Son la punta de lanza de un relevo generacional. Se consumen los Lewis, Sotomayor o Christie y aparecen los Grebreselassie, Kiptanui o Pedroso, capaces de eclipsar a atletas que han alcanzado su madurez como los mism¨ªsimos Michael Johnson o Morceli, en cuanto a la magnitud de sus haza?as. Menos Michael Johnson, que tiene 27 a?os, el resto de los atletas de moda no superan los 23. Ninguno ha surgido por generaci¨®n espont¨¢nea, sino que ya ven¨ªan avisando de las barbaridades que pod¨ªan llegar a hacer cuando se lo propusieran.Al jefe de la banda, aunque s¨®lo sea porque es el mayor, hasta este a?o no se le ocurri¨® que pod¨ªa hacer historia, ganando dos pruebas consideradas antag¨®nicas, porque jam¨¢s nadie las hab¨ªa logrado ganar en unos mismos campeonatos. Johnson perdi¨® su ¨²ltima carrera de 400 metros en 1989, y la de 200 casi, porque tras llevar 38 victorias consecutivas desde 1990, en los Barcelona 92 vio truncada su racha por una indisposici¨®n intestinal.
Como era tan bueno en una como en otra distancia, un a?o ganaba todo en 200 metros y otro en 400. Hasta que este a?o se le ocurri¨® advertir a la organizaci¨®n de los Mundiales de Gotemburgo 95 de su intenci¨®n de participar en los 200 y 400 metros. Se hicieron unos cambios en el programa para que no le coincidieran ambas pruebas y Johnson se prepar¨® para la semana m¨¢s intensa de su vida.
Corri¨®, y gan¨®, nueve carreras en nueve d¨ªas -cuatro de 400, cuatro de 200 y una del relevo 4x400- y en las finales lami¨® los r¨¦cords de las carreras individuales. Quedan vistos para sentencia. En la reuni¨®n de Z¨²rich no pudo ser el de 400, porque todav¨ªa acus¨® el desgaste de la trepidante semana anterior.
El enorme margen en el que se mueven todav¨ªa los j¨®venes atletas africanos les permitieron a ¨¦stos, en cambio, asombrar en Z¨²rich, pocos d¨ªas despu¨¦s de haberse, confirmado en Gotemburgo como grand¨ªsimos campeones.
El keniano Kiptanui, por ejemplo, alcanzaba en los Mundiales, con s¨®lo 23 a?os, su tercer t¨ªtulo consecutivo de 3.000 metros obst¨¢culos. La regularidad de este atleta, virtud que no es com¨²n entre sus compatriotas, y su ilimitada capacidad -el 8 de junio estableci¨® en Roma el r¨¦cord mundial de los 5.000 metros- le permit¨ªa aspirar a empresas in¨¦ditas.
En Z¨²rich dijo que no quer¨ªa liebres que le marcasen el ritmo, que sab¨ªa perfectamente c¨®mo ten¨ªa que correr para superar su propio record mundial -tiene las tres mejoras marcas de todos los tiempos y- se lanz¨® en solitario a romper una de las barreras m¨ªticas del atletismo: los ocho minutos en 3.000 obst¨¢culos. Primer kil¨®metro a ritmo prudente para acercarse al r¨¦cord (2m 41 s), segundo fren¨¦tico para establecer una marca fabulosa (2m 32s) y tercero agon¨ªstico acusando el esfuerzo (2m 46s). Tan irregular ritmo le capacita para ser capaz de correr a¨²n m¨¢s r¨¢pido contando con la ayuda de liebres, que est¨¢n para marcar el ritmo m¨¢s conveniente, y evitar as¨ª que el atleta realice derroches a mitad de la prueba y al final le falten fuerzas.
El et¨ªope Gebreselassie no s¨®lo es que no renunciara a ellas, sino que las eligi¨® personalmente para, culminar una temporada asombrosa: 5 de junio, r¨¦cord mundial de 10,000. metros; 8 de agosto, campe¨®n mundial, por segunda vez, de 10.000, metros; 16 de agosto, r¨¦cord mundial de 5.000 metros.
La carrera de su ¨²ltimo r¨¦cord es un ejemplo de ello: 2m 34s en el primer kil¨®metro, 2m, 34s en el segundo, 2m 34s en el tercero, 2m 32s en el cuarto y 2ni 30s en el quinto. Las liebres eran de lujo, porque para soportar tales ritmos no vale cualquiera. Una de ellas fue nada menos que su compatriota Worku Bikila, sexto en los Mundiales y que en junio se qued¨® a i2 segundos! del r¨¦cord mundial.
Atletas como Gebreselassie, que despu¨¦s de soportar cuatro kil¨®metros a un ritmo que para la mayor¨ªa de los atletas del mundo supondr¨ªa un r¨¦cord personal, es capaz de correr m¨¢s r¨¢pido a¨²n durante mil metros m¨¢s, garantizan un final de siglo de conquistas inimaginables.
Morceli, como Johnson, como los otros corredores africanos, han tomado el relevo no s¨®lo en los Mundiales, sino tambi¨¦n en la conquista de los r¨¦cords a las figuras que se eclipsan. El brit¨¢nico Lindford Christie (35 a?os). es una de ellas. Derrotado en el Mundial, gan¨® en Z¨²rich a quienes la semana anterior le hab¨ªan apartado del podio, quiz¨¢ por esas molestias que ya sinti¨® en las semifinales.
Tres derrotas tambi¨¦n ponen en duda la continuidad de otro gran atleta como un n¨²mero uno, que dej¨® de serlo oficialmente en Gotemburgo 95. Javier Sotomayor pierde con demasiada frecuencia ante Troy Kemp (Bahamas), que sin ser mejor (2,38 metros como mejor, marca frente a 2,45) ni tampoco m¨¢s joven (29 ante 27), progresa mientras Sotomayor decrece.
Va dejando paso tambi¨¦n un plusmarquista hist¨®rico, Mike Powell (31 a?os), quien termin¨® con el r¨¦cord de Beamon -8,90 -metros- en longitud. El cubano, Iv¨¢n Pedroso es quien reclama un lugar en la historia, como el primer hombre en superar los 9,00 metros. Resiste: el ucranio.- Bubka (31 a?os y 12 en la ¨¦lite), coleccionando ya m¨¢s t¨ªtulos que r¨¦cords, y tambi¨¦n la jamaicana Merlene Ottey (35 a?os), con m¨¢s medallas que nadie.
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