Los ojos de un siglo
Una anciana de 102 a?os de Getafe rememora su vida de 'adelantada' a su ¨¦poca
Rosario D¨ªaz tiene 102 a?os y, sin embargo, rebosa vitalidad. Es una de las mujeres m¨¢s ancianas de la regi¨®n madrile?a. Ella se precia de haber sobrevivido a muchas p¨¢ginas de la historia de Espa?a, unas grandiosas y otras no tanto. Su avanzada edad tampoco ha debilitado su capacidad para recordar, facultad que ejercita a diario con las visitas que recibe en su casa de Getafe (144.368 habitantes) donde vive con unos sobrinos. De las tres guerras que han visto sus ojos, Rosario guarda un peor recuerdo de la primera contienda mundial de 1914 por haber afectado directamente a sus intereses familiares. "Yo viv¨ªa entonces en la casa donde nac¨ª, all¨¢ en Marzag¨¢n (Las Palmas) y ten¨ªa 21 a?os cuando la guerra acab¨® con el negocio de exportaci¨®n de tomates que ten¨ªa mi padre", relata la anciana.Siempre atrevida, Rosario luc¨ªa por aquellos a?os ba?adores que dejaban brazos y piernas al descubierto para asombro de sus contempor¨¢neos. Tambi¨¦n mostr¨® su osad¨ªa ante los seis hombres que la pretendieron. "Nunca se pasaban de la raya, eran buenos muchachos y no faroleros como los de ahora", sentencia. Sin embargo, con ninguno se cas¨® "por decisi¨®n propia", aclara levantando el dedo ¨ªndice y abriendo sus ojos ya aumentados por las lentes.
La mirada de la anciana ha recorrido la monarqu¨ªa, la Rep¨²blica, la guerra civil, la dictadura y la democracia. En su relato siempre aparece la figura del rey Alfonso XIII. "Le vi pasar muy alegre por la plaza de Mar¨ªa Luisa de Las Palmas, saludando a todo el pueblo que le vitoreaba", recuerda.
En las fiestas de los pueblos, a las que se trasladaba a caballo porque no exist¨ªan los coches, contagiaba su alegr¨ªa a todo el mundo, rasgo de su car¨¢cter que deja patente al cantar un antiguo "chascarrillo" que acompa?a con un en¨¦rgico movimiento de brazos. En 1967 se traslad¨® con sus sobrinos a Getafe y desde hace dos ya no sale. "Las piernitas ya no me funcionan", dice. Subsiste con la paga de uno de estos familiares. Ella no la tiene porque nunca quiso hacerse el carn¨¦ de identidad. "Es muy cabezota y siempre se tiene que salir con la suya. A veces nos pide que la levantemos una docena de ocasiones al ba?o, y es para que estemos pendientes de ella", asegura su sobrina Lidia. Quiz¨¢ sea esa misma terquedad la que la empuja a decirle al m¨¦dico que se encuentra muy bien cuando minutos antes se hab¨ªa quejado a sus parientes de que le dol¨ªa todo. S¨®lo ha ingresado en el hospital una vez por un edema pulmonar. Fue en 1985 y hab¨ªa pocas esperanzas de que pudiera recuperarse, pero los m¨¦dicos se sorprendieron al comprobar que en 19 d¨ªas la anciana regresaba a casa por su propio pie.
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