Onesimo acapara la presentaci¨®n del Rayo ante su hinchada
El Rayo sigue siendo On¨¦simo. Ayer, en la puesta de largo ante su hinchada, los de Vallecas llegaron hasta donde lleg¨® su n¨²mero siete. Hasta donde llegaron sus regates, y sus centros, y sus regates, y sus desmarques, y sus regates, y sus cabreos, y sus regates, y sus ca¨ªdas, y, por supuesto, sus regates. La selecci¨®n. de Marruecos, una caricatura de la que acudi¨® al ¨²ltimo Mundial, acab¨® de On¨¦simo, de todo el repertorio antes enumerado, hasta, la coronilla.El renovado dise?o del Rayo, el que ense?ar¨¢ en su retorno a la primera Divisi¨®n, ofrece algunas variaciones. Aunque el fondo es el mismo (depende en exceso de On¨¦simo y de su pareja atacante, el brasile?o Guilherme), hay detalles nuevos: el equipo defiende con cuatro en el fondo (en vez de los cinco que empleaba el a?o pasado) y ense?a un centro del campo diferente, m¨¢s poblado y con gente distinta. Como supuesto eje, Mart¨ªn Gonz¨¢lez, un futbolista incansable pero limitado, m¨¢s llamado para la destrucci¨®n que para la invenci¨®n. A su derecha, Cortijo, otro bregador. La calidad de la l¨ªnea la ponen (al menos ayer la pusieron) Andrijasevic (en la primera mitad), desde la media punta, y Ezequiel Castillo (en la segunda). Lo dem¨¢s, lo de siempre. Fue un Rayo similar al del ascenso, aunque de menor frescura y alegr¨ªa.
La presentaci¨®n del Rayo, que, sobrevivi¨® s¨®lo 45 minutos (la segunda parte cay¨® en picado), tuvo el inconveniente de la permisividad arbitral. Garc¨ªa Aranda aplic¨® ese criterio tan absurdo que suele imperar en las citas supuestamente oficiosas: las tarjetas, corno no hay nada en juego, quedan prohibidas.
As¨ª que ya pueden liarse a pu?etazos los contendientes, o apu?alarse, que no hay tarjetas que valgan. Un amistoso no debe empa?arse con semejante castigo. A On¨¦simo, ayer, no le libr¨® de una lesi¨®n la vigilancia arbitral, sino su t¨¦cnico, que decidi¨® sacarle del campo cuando los marroqu¨ªes hab¨ªan abierto definitivamente la veda. Eran ya los minutos finales. A Garc¨ªa Aranda, el partido se le hab¨ªa ido de las manos mucho antes.
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