El riesgo de la acci¨®n
LA ALIANZA Atl¨¢ntica lanz¨® ayer su mayor operaci¨®n militar en territorio europeo desde su fundaci¨®n, alla en los albores de la guerra fr¨ªa. Desde prim¨¦tas horas de la madrugada, centenares de vuelos de aviones de la OTAN cruzaron los cielos de Bosnia-Herzegovina para atacar objetivos estrat¨¦gicos y militares de las fuerzas serbias en esta, torturada rep¨²blica de los Balcanes. A estas alturas s¨®lo cabe hacer una apreciaci¨®n segura sobre la nueva situaci¨®n, y es que este, primer gran conflicto b¨¦lico en Europa desde la derrota del nazismo en la Segunda Guerra Mundial se halla en, un punto de inflexi¨®n. Yque nuestrocontinente y su seguridad se encuentran ante el, mayor r¨¦to desde que desapareci¨® para siempre el fantasma de una invasi¨®n sovi¨¦tica que aliment¨® los miedos y marc¨® los reflejos de varias generaciones durante casi, cinto d¨¦cadas. Estamos inmersos en una operaci¨®n militar de alto riesgo, como tr¨¢gicamente demuestra la desaparici¨®n de tres espa?oles, un diplom¨¢tico y dos militares, junto a otros dos miembros de su misi¨®n de observadores de la Uni¨®n Europea. Pero, tras una larga -quiz¨¢s demasiado larga valoraci¨®n de opciones, se ha impuesto la convicci¨®n de que la intervenci¨®n -era imprescindible y a la postre inevitable. Y que, seg¨²n se retrasaba, aumentaba su precio. falta valor para asumir el riesgo. Pero las j¨®venes generaciones nacidas en democracia en este continente saber que hay principios y derechos que tienen que ser defendidos porque hacer dejaci¨®n de los mismos supone no ya un riesgo, sino la derrota segura.
La causa inmediata de la operaci¨®n militar aliada, que ayer pod¨ªa ya calificarse de masiva, ha sido la matanza de civiles provocada el lunes, por una granada disparada por las fuerzas serbias que asedian Sarajevo desde abril de 1992. Han ca¨ªdo en todo este tiempo decenas de miles de granadas en la ciudad, algunas con balance m¨¢s tr¨¢gico a¨²n. Y sin embargo, la del lunes era, en muchos sentidos, diferente. Lo era por lo que la situaci¨®n b¨¦lica. sobr¨¦ el terreno ha cambiado dram¨¢ticamente en los ¨²ltimos meses. Pero, ante todo, porque la comunidad internacional, la ONU y los pa¨ªses miembros de la OTAN vieron en esas granadas el l¨ªmite absoluto. al la tolerancia con el sistem¨¢tico bombardeo de civiles, m¨¢s all¨¢ del cual los da?os para sus propias existencias y operatividad son difcil mente asumibles.
El objetivo de la operaci¨®n no es vengar muertes, ni esas 37 ni las otras 10.000 habidas tan s¨®lo en Sarajevo desde el que comenz¨® conflicto. Es una acci¨®n destinada a acabar con la presunci¨®n de impunidad de ataques como, este firmemente enquistada en la direcci¨®n de los serbios despu¨¦s de cuatro a?os sin obtener respuesta a acciones condenadas por el mundo Como cr¨ªmenes de guerra. Y es tambi¨¦n la primera gran demostraci¨®n de unidad y resoluci¨®n de las democracias occidentales desde la desaparici¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Las fisuras que el tratamiento del conflicto de los Balcanes ha provocado entre los miembros de la OTAN, entre Occidente y el mundo isl¨¢mico y entre las: opiniones p¨²blicas de las democracias y sus gobernantes, han crecido en. estos ¨²ltimos dos a?os. Los peligros que albergan son evidentes.
Pero ante todo, la operaci¨®n militar de la OTAN es un mensaje inequ¨ªvoco a las fuerzas serbias en Bosnia y a la propia Serbia de que EE UU y Europa consideran ya la situaci¨®n provocada por el constante desaf¨ªo de, Pale a la comunidad internacional como una amenaza a su propia seguridad. Y que tienen los medios y la voluntad de usarlos para acabar con este envite de una vez por todas.
Existe un plan de paz. Es, sin duda, injusto con quienes han sido las principales v¨ªctimas de esta guerra, los ciudadanos bosnios las diversas identidades ¨¦tnicas y religiosas que han luchado y muerto por una sociedad multicultural abierta y democr¨¢tica en la que el valor supremo es el ser humano y sus derechos. Y que, han rechazado los mensajes tribales de los ultranacionalismos. Pero el plan es el ¨²nico posible y ha sido aprobado por todas las partes contendientes menos por las fuerzas de Karadzic.
?stas apostaron desde un principio porque su fuerza militar, la indefensi¨®n de sus enemigos y la falta de resoluci¨®n internacional para hacerles frente, les auguraban una f¨¢cil victoria. Hoy su fuerza militar es menor porque su mentor, el presidente serbio, Milosevic, ha cambiado de prioridades y ya no busca la construcci¨®n de una Gran Serbia, sino el levantamiento de las sanciones contra el Estado de, Serbia y Montenegro. Los serbios de Krajina lo han comprobado dolorosamente. Las v¨ªctimas de la agresi¨®n de Karadzicse han negado a rendirse como tantas veces les recomendaron enemigos y mediadores. Luchan, han comprado armas pese al embargo y est¨¢n mucho m¨¢s motivados que los serbios, que ven cada vez m¨¢s que se pro lejos la victoria metieron inmediata en 1992. Y la comunidad internacional, tras a?os de titubeos y autoenga?os, han llegado a la conclusi¨®n de, que la intervenci¨®n tiene un alto poste, pero que el, precio de no hacerla ser¨ªa mayor.
Queda la inc¨®gnita de Rusia, siempre emocionalmente comprometida con los serbios ortodoxos. La reacci¨®n del presidente ruso, Yeltsin, no pudo ser m¨¢s suave hacia la operacion de la OTAN. Su condena a, la, intervenci¨®n cruel de la OTAN fue testimonial. Yeltsin tiene problemas m¨¢s serios que acudir en ayuda de Karadzic, quien muy posiblemente tenga ya los d¨ªas contados. Los serbios bosn¨ªos tienen que sentarse a negociar y aceptar un plan que les exige la cesi¨®n de territorio conquistado. Deben entender que su Posici¨®n negociadora sera peor cada d¨ªa que dejen pasar sin sentarse a dialogar en serio.
Sacrificio espa?ol
La tragedia ya est¨¢ firmemente instalada en aquella regi¨®n en la que han muerto m¨¢s de 250.000 personas, la inmensa mayor¨ªa civiles, durante cuatro a?os de guerra. Y sin embargo, ayer eran de nuevo tres espa?oles, un holand¨¦s y un irland¨¦s los que nos recordaban tr¨¢gicamente el precio de la solidaridad y de la defensa de los principios en los que se, basa nuestra democracia y esta Europa de las libertades.
Seg¨²n todos los indicios, el diplom¨¢tico Fernando S¨¢nchez Rau, jefe de la misi¨®n de observadores de la Uni¨®n Europea; el general Jos¨¦ Luis Esponera, y el comandante Luis Zen¨®n Quintana, murieron en circunstancias muy misteriosas, que habr¨¢n a¨²n de in vestigarse a fondo. Porque S¨¢nchez Rau, los dos militares espa?oles y otros dos miembros de la d¨¦legaci¨®n se encontraban el martes en Podgorica, capital d¨¦ Montenegro y territorio de la llamada Yugoslavia serbio-montenegrina, mediando en una negociaci¨®n entre serbios y croatas. Estaban en territorio de un Estado que a¨²n tiene embajada en Madrid. Y aparecieron carbonizados en las cercan¨ªas de Pale, seg¨²n fuentes, serbias, v¨ªctimas de un ataque de los aviones de la, OTAN. ?Por qu¨¦ un diplom¨¢tico con mucha experiencia en esta guerra y militares provisionales pudieron cometer la imprudencia de dirigirse hacia Pale cuando se esperaba una, acci¨®n militar y sin cumplir con el inexcusable tr¨¢mite de informar por radio al respecto a la central en Zagreb? El Gobierno espa?ol tiene que exigir explicaciones para establecer si fueron v¨ªctimas del llamado fuego amig¨®, si estaban en Bosnia y fueron asesinados o si. Montehegro es decir, Serbia- tiene algo que ver con la, muerte de estos espa?oles, cuya misi¨®n all¨ª era ayudar al pr¨®jimo y defender los principios y derechos que la inmensa mayor¨ªa de los europeos gozamos.
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