Cristina S¨¢nchez triunfa en la Maestranza
Sevilla fue a ver a una chiquilla que se presentaba en la Maestranza y se encontr¨® con un torero llamado Cristina, que cort¨® dos orejas, triunf¨® y convenci¨®. Sevilla, que reconoce a lo lejos la torer¨ªa, se le rindi¨® sin condiciones.
La Sevilla taurina acept¨® de buen grado que una joven madrile?a dictara una lecci¨®n de toreo a todos los que quieren escalar pelda?os en esta profesi¨®n. La verdad es que Cristina S¨¢nchez sorprendi¨® por su seriedad, decisi¨®n, t¨¦cnica, por su definida personalidad y llen¨® la plaza de torer¨ªa.
Cristina S¨¢nchez obtuvo un triunfo leg¨ªtimo cimentado en el toreo cl¨¢sico: en el temple, en el mando, en la quietud, en la largura y la elegancia. En su primero, un manso que desarroll¨® genio, Cristina se dobl¨® por bajo y present¨® con gallard¨ªa la franela para ligar una valerosa y emotiva tanda de derechazos. El animal se vino abajo y todo acab¨® en una oreja f¨¢cil. La buena impresi¨®n se confirm¨® en el quinto, inv¨¢lido y noble. Con una lentitud y un gusto exquisitos, Cristina lo lance¨® a la ver¨®nica y lo quit¨® con unas elegantes chicuelinas. Comenz¨® la faena de muleta con ayudados por alto, abrochados con un largo pase de pecho que encandilaron a los sevillanos. El toreo por ambas manos, pleno de t¨¦cnica y sentimiento, result¨® muy bello por su largura y profundidad. Pinch¨® y se esfum¨® la posibilidad de una salida por la puerta del Pr¨ªncipe, pero qued¨® en la Maestranza el olor a torero caro.
A sus compa?eros no les acompa?aron sus oponentes. Andujano estuvo voluntarioso. Rafaelillo se mostr¨® valeroso, con ciertas maneras. Los novillos, de hermanos Sampedro, fueron justos de presencia, mansos, blandos y nobles.
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