Los observadores se quejan de que nadie les advirtiera del ataque de la OTAN

"La gente estaba crispada. El primer bombardeo ocurri¨® cuando est¨¢bamos en el hotel de Pale. Bajamos al refugio y la gente ya nos miraba con hostilidad. Las autoridades, al menos los militares, pensaron que ten¨ªamos algo que ver, que est¨¢bamos all¨ª para guiar el ataque de la OTAN". El general Jos¨¦ Luis Garc¨ªa Esponera explicaba a primera hora de la tarde de ayer en Belgrado los momentos extremadamente dif¨ªciles vividos por los cinco enviados de la Uni¨®n Europea (UE). Los observadores se quejaron de que nadie les advirtiera del ataque de la OTAN.

ENVIADO ESPECIAL

"Es un poco rid¨ªculo que manden a un embajador y a un general vestidos de blanco a dirigir un ataque, pero ellos en su simpleza y primitivismo llegaron a pensarlo", precis¨® Esponera. "Un coronel que actuaba como juez militar nos interrog¨® individualmente a los cinco observadores. Nos preguntaba sobre los equipos de comunicaciones que llev¨¢bamos en los coches. Dos veh¨ªculos blindados con muchos equipos de comunicaciones, radio...".Cuatro horas antes hab¨ªan sido liberados por las fuerzas militares serbias de Bosnia, despu¨¦s de cinco d¨ªas de cautiverio. A las 10.45 de la ma?ana, los cinco observadores cruzaban el puesto fronterizo de Kotroman, entre Bosnia y Serbia, donde les esperaban Diego Ruiz Alonso, consejero de la Embajada espa?ola en Belgrado, y el teniente cononel Jos¨¦ Luis Vinuesa.

En contra de las ¨²ltimas previsiones, que apuntaban a un cautiverio largo y la utilizaci¨®n de los rehenes por los serbobosnios como moneda de cambio en las negociaciones con la ONU y la OTAN, los observadores llegaban poco antes de las 3 de la tarde a la residencia oficial de la Embajada espa?ola en Belgrado.

Seg¨²n fuentes diplom¨¢ticas, la intervenci¨®n del presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, sobre el que presionaron no s¨®lo el Gobierno espa?ol, sino tambi¨¦n Estados Unidos, a trav¨¦s del enviado especial de Clinton, Richard Holbrooke, fue decisiva para el feliz desenlace.

El embajador Fernando S¨¢nchez Rau, jefe de la misi¨®n de observadores de la UE, el general Jos¨¦ Luis Garc¨ªa Esponera, el comandante Zen¨®n Luis Quintana, el capit¨¢n irland¨¦s James Fitzgibbon y el holand¨¦s Peter Schoonenwolf estaban en perfectas condiciones; aunque cansados por la experiencia, en la que, seg¨²n explicaron, hubo momentos de alta tensi¨®n.

Plan de fuga

El general Garc¨ªa Esponera recuerda alguna de estas situaciones: "Sobre todo, cuando nos esteramos, a trav¨¦s de una peque?a radio, que hab¨ªan dado la noticia de que est¨¢bamos muertos. Tem¨ªamos que nos pudiera pasar algo y, en aquel momento, planeamos incluso un plan de fuga, nos compramos ropa de paisano -la encargaron a dos polic¨ªas amigos de Trebinje que les custodiaban-, zapatos m¨¢s c¨®modos, pero finalmente decidimos que era muy peligroso, porque est¨¢bamos muy vigilados".El calvario de los cinco observadores empez¨® a las dos de la ma?ana del mi¨¦rcoles en un hotel de Pale, donde se hallaban durmiendo. Hab¨ªan llegado el martes por la noche a la capital de la autoproclamada rep¨²blica serbia de Bosnia, donde esperaban ser recibidos por una autoridad al m¨¢s alto nivel. "Nuestra misi¨®n es mediar en los conflictos. Est¨¢bamos intentando que cesaran los bombardeos entre Dubrovnik y Trebinje. Hab¨ªa inter¨¦s en establecer relaciones con las autoridades de Pale", recueerda el general Garc¨ªa Esponera.

"Luego se produjo el bombardeo y se suspendi¨® todo. No sab¨ªamos nada de que se preparaba un ataque de la OTAN. El embajador S¨¢nchez Rau llam¨® a Zagreb para saber si hab¨ªa alguna novedad y no le dijeron nada. Ah¨ª hubo una falta de coordinaci¨®n, porque a estas horas ya ten¨ªa que saberse que iba a haber bombardeos".

Fueron despertados mientras las bombas ca¨ªan sobre Pale. Los cinco observadores pudieron ver con sus propios ojos c¨®mo una de las bombas ca¨ªa en un edificio gubernamental a escasos 200 metros de donde se encontraban, o c¨®mo era abatido el avi¨®n frances y sus dos pilotos se lanzaban en paraca¨ªdas. Todo fue muy r¨¢pido. Fueron conducidos al refugio del hotel y comprobaron que la situaci¨®n se complicaba.

"O¨ªamos c¨®mo disparaban los ca?ones antia¨¦reos, el ruido de los misiles contra los aviones. En el refugio hab¨ªa un se?or que hablaba ingl¨¦s, que dijo que no nos movi¨¦ramos, que si sub¨ªamos a la habitaci¨®n pod¨ªan arrestarnos. La cosa cambi¨®. Notamos gestos de hostilidad y la autoridad militar nos comunic¨® que las autoridades civiles no pintaban nada a partir de aquel momento", explica el general.

El mi¨¦rcoles, estuvieron encerrados en un despacho en Pale, donde hablaron con algunas autoridades como el viceprimer ministro, y el viceministro de Exteriores. Tras pasar la segunda noche en una casa de la milicia de Karadzic en Pale, consiguieron un salvoconducto que se revel¨® in¨²til al llegar a la frontera con Serbia. Las fuerzas del general MIadic les arrebataron literalmente de la polic¨ªa civil.

"Hemos estado sometidos al control de las autoridades militares, que nos ha tenido en su poder los dos ¨²ltimos d¨ªas", dice el general Esponera. Fueron trasladados a una unidad militar con la orden de que ning¨²n extranjero pod¨ªa salir. "Nos enteramos que algunos milicianos hablaban entre ellos "hay que matarlos, hay que matarlos". De esto nos esteramos luego por lo en aquel momento no sentimos miedo.