El inter¨¦s de Coppola por 'En la carretera' vuelve la poner de moda a la generaci¨®n 'beat'
William Burroughs publica un nuevo libro y aparece un CD-ROM sobre el grupo
Los ¨²ltimos meses han visto reverdecer el inter¨¦s por la obra y el universo creado por Jack Kerouac en su c¨¦lebre novela En la carretera. Aunque muri¨® hace ahora 26 a?os, una fecha como otra cualquiera para recordarlo, 1995 ha sido pr¨®digo en celebraciones y homenajes. El pasado mes de junio se celebr¨® un simposio sobre su obra en Nueva York, se han publicado recientemente dos libros sobre ¨¦l, se anuncia una exposici¨®n sobre la cultura beat en el Museo Whitney de Nueva York para el mes de noviembre y hasta se ha editado un CD-ROM. Detr¨¢s de todo esto est¨¢ el gran tel¨®n de fondo del filme que prepara Francis Coppola sobre En la carretera, suspendido de momento hasta 1996.
Kerouac busc¨® el ¨¦xito durante toda su vida y cuando lo logr¨® fue poco lo que pudo disfrutar de ¨¦l. Despu¨¦s de hacer rodar por las editoriales el manuscrito de su novela, rechazada una y otra vez, En la carretera vio la luz en 1951y poco despu¨¦s todo el mundo hablaba de ella. "Se acost¨® una noche como un desconocido por ¨²ltima vez en la vida. A la ma?ana siguiente lo despert¨® el tel¨¦fono, ya era famoso", cuenta su compa?era del momento Joyce Johnson, alias Glassman. Un cr¨ªtico literario interino de The New York Times lo encumbr¨®. A pesar de otras cr¨ªticas negativas, un fen¨®meno literario se vio pronto convertido en fen¨®meno social. Una generaci¨®n hasta entonces dispersa encontr¨® sentido en este relato de muchachos inconformistas, que fumaban marihuana, le¨ªan poes¨ªa, amaban el jazz; y el sexo libre de ataduras y se hac¨ªan llamar beatniks. Su mentor era Kerouac, aunque ¨¦l siempre rechaz¨® esta paternidad.
Desfachatez
Una temporada m¨¢s tarde Kerouac era el blanco de cr¨ªticas desde todos los frentes y, seg¨²n ¨¦l, de continuos malentendidos. Su tono ir¨®nico y su desfachatez no le hicieron popular entre las masas. Kerouac se refugi¨® en el alcohol hasta su muerte, ocurrida diez a?os despu¨¦s.Pero la historia contin¨²a. El proyecto de Coppola de llevar En la carretera al cine parece haber despertado nuevamente la admiraci¨®n por Kerouac y la generaci¨®n beat. Y aunque el proyecto haya quedado aparcado hasta 1996, este a?o parece celebrar inopinadamente esta efervescencia. Se han publicado dos libros, The portable Jack Kerouac (Viking), una colecci¨®n de citas y fragmentos obligados para conocer la obra del autor, y Selected letters, 1940-1956, (Viking), que re¨²ne la correspondencia de Kerouac y su pandilla en los a?os en que vivi¨® las experiencias que dan vida a En la carretera y hasta su publicaci¨®n. Penguin Electronic, por su lado, ha puesto en el mercado un CD-ROM titulado Jack Kerouac Romnibus que incluye novelas, poemas y otros textos. El Museo Whitney, de Nueva York, est¨¢ preparando una exposici¨®n, que se inaugurar¨¢ el 9 de noviembre, sobre este grupo de intelectuales rebeldes que marc¨® profundamente una forma de vivir la cultura, Beat Culture and the new America. 1950-1965.
Por lo dem¨¢s, la generaci¨®n beat ha seguido conservando su esp¨ªritu rebelde en sus dos principales supervivientes: William Burroughs y Allen Ginsberg. El primero de ellos, con 81 a?os, parece seguir tan virulentamente productivo como en su juventud y acaba de publicar My education: a book of dreams (Pic¨¢dor), que recoge una serie de sue?os del autor de relatos m¨¢s o menos fant¨¢sticos, de horror y placer. Huellas de su subconsciente que desgrana sin tapujos. Su editor ingl¨¦s afirma: "Es lo m¨¢s cercano a unas memorias que hemos podido conseguir".
Los astros parecen haber conjurado este retorno a los valores marcados por el movimiento beat en los a?os sesenta. Ahora que Paul Bowles, octogenario, ha roto su promesa de no volver jam¨¢s a Nueva York; que uno de los ¨ªdolos j¨®venes del cine, Johnny Depp, guarda en su armario la gabardina de Kerouac, y que la llamada generaci¨®n X aspira, en su insatisfacci¨®n, a respuestas que no sean simplemente las de los resultados de la Bolsa; ahora que el budismo vuelve a ganar adeptos en Estados Unidos y la ecolog¨ªa se ha convertido en uno de los principales baremos ¨¦ticos de la sociedad, sobre todo entre los mas j¨®venes, se hace inevitable una mirada y una revisi¨®n de los maestros de la contracultura de los a?os senta. El a?o pasado, en un simposio sobre el legado de esta generaci¨®n en Nueva York, Allen Ginsberg, con su inquebrantable lucidez, fue quien record¨® las sensaciones que dieron identidad a este grupo de geniales rebeldes en su juventud: "Exhausto, en el culo del mundo, mirando hacia arriba y hacia afuera, insomne, con una visi¨®n amplia, perceptivo, rechazado por la sociedad, a tu aire, sabio de la calle".
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