El mundo al rev¨¦s
Una de las noticias que m¨¢s me han preocupado este verano ha sido la de la condecoraci¨®n de la Virgen de la Paloma por el alcalde de Madrid. De toda la vida hemos sido los peatones los que llevamos medallas,de la Virgen, ahora resulta que es ella la que lleva medallas nuestras. No s¨¦ si se trata de democratizar las relaciones con el m¨¢s. alla al hacer a nuestros ciudadanos portadores de valores eternos, y a nuestros ?conos portadores de s¨ªmbolos terrenales que les comprometen sentimentalmente con el pueblo que les adora.Tras superar el primer impacto emocional, una serie de dudas turbaron mi equilibrio estival. La primera, de orden, m¨ªstico: de. qu¨¦ manera se hace la Virgen propietaria de la condecoraci¨®n. En la medida en que es due?a ysenora de la creaci¨®n, es propietaria no s¨®lo de esa medalla, sino de todas, cuantas pueblan. la tierra y se han fundido en conmemoraci¨®n suya. Al hacerla propietaria oficial de una condecoraci¨®n concreta, digo yo que se intenta enfatizar la propiedad sobre un objeto en perjuicio de esa otra propiedad universal que, en principio, parece abstracta. La, segunda duda es m¨¢s terrenal y se refiere al hecho de la imposici¨®n de la condecoraci¨®n. ?C¨®mo fue entregada? El. peri¨®dico no se extend¨ªa en detalles, no especificaba si la medalla se clav¨® en el cuadro que representa a la Virgen (posibilidad que descart¨¦ de inmediato porque supondr¨ªa un atentado contra el patrimonio religioso de los madrile?os, y, por tanto, lo contrario de lo que se pretend¨ªa con el acto) o, simplemente, se mostr¨®, la medalla a las autoridades y p¨²blico asistentes para despu¨¦s pasar a formar parte de una colecci¨®n en una vitrina, en cuyo caso estar¨ªa mos ante un extra?o sentimiento de posesi¨®n de un icono sobre otro. Adem¨¢s, no pod¨ªa quitarme la sensaci¨®n de que se trataba de un acto devaluado en la medida en que las ofrendas tienen tanto m¨¢s, valor cuanto. mayor es el sacrificio que suponen para el que ofrece. En este caso, en el que la condecoraci¨®n habr¨¢ sido costeada con dinero p¨²blico (supongo), ese factor desaparece puesto que los madrile?os han hecho ,una. ofrenda y ni se han enterado). 0, en todo caso, como yo por la prensa. Y entonces vi la luz Claro est¨¢, la prensa, la foto. Cabe tambi¨¦n la posibilidad de que todo se haya hecho para salir en la foto y, de paso, tomarse unas ca?itas, no s¨¦, no s¨¦.. A la confusi¨®n en la que estaba sumido tras la lectura de la noticia se sum¨® cierta angustia al pensar en ,el agravio comparativo que supon¨ªa este tipo de iniciativas para el resto del santoral. En justa corres pondencia, el alcalde deber¨ªa ir condecorando a los diferentes santos, V¨ªrgenes Y Cristos a los que los madrile?os son. devotos si no quiere verse en agrias pol¨¦micas en las que podr¨ªan caer las distintas cofrad¨ªas. Adem¨¢s, por lo que s¨¦ de ¨¦l atrav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n, me da la impresi¨®n de que estar¨ªa en .cantado de pasar el d¨ªa de homenaje mariano en homenaje, mariano, en lugar de metido en las tediosas reuniones municipales sin nada que privatizar a mano.
Yo, por. ejemplo, me, siento muy pr¨®ximo a san Isidro por varias razones. La primera. es que naci un 15 de- mayo y, claro est¨¢, es mi santo. Pero es que, adem¨¢s, creo que estoy marcado por el car¨¢cter de este humilde labrador. El milagro que mas me impacto cuando era: ni?o se le atribuye a nuestro santo patr¨®n, que consegu¨ªa qu¨¦ los ¨¢ngeles labraran lo campos mientras ¨¦l se entregaba a la oraci¨®n. Como a ¨¦l, me gusta ir al campo y tirarme en el suelo a la admiraci¨®n de una encina, de una sotosierra o un cochino jabal¨ªn, y siempre melgo: "Qu¨¦ a gusto me quedaba As¨ª toda la vida si alguien se encargara de hacerme el curro".
Me identifico completamente con san Isidro y me gustar¨ªa que, le hicieran un homenaje. Pero en vez de una condecoraci¨®n -podr¨ªan tener un gesto que estuviera m¨¢s en consonancia con lo que fue en vida. As¨ª, ser¨ªa enternecedor asistir a un acto en el que, en pre sencia de las autoridades correspondientes, a este sencillo labrador de extracci¨®n humilde, que vivi¨® en un . tiempo en el que la igualdad de oportunidades es-taba muy lejana, se le hiciera entrega no de una tus trosa medalla que desentonar¨ªa con sus viejas y raidas vestiduras, sino de un aut¨¦ntico certificado de graduado escolar". Y sin pegar ni sello: "?se es mi san Isidro".,
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