El Madrid bloque¨® las bandas Ajax
J. MIGU?LEZ, El Ajax no inyect¨® veneno por las bandas. Ni por la izquierda, donde Overmars no fue la pesadilla anunciada; ni por la derecha, donde Finidi no se dej¨® ver (hizo un esfuerzo saltando al campo cuatro d¨ªas despu¨¦s de perder a un hermano por el disparo de un polic¨ªa, pero no super¨® el golpe). Jorge Valdano sab¨ªa el lugar por el que el Ajax suele desprender su peligro, los lados, y dise?¨® una estrategia para bloquearlas. Renunci¨® a buena parte de los argumentos ofensivos del Madrid, pero aniquil¨® la principal v¨ªa de creaci¨®n holandesa
Overmars se vio siempre situaci¨®n de incomodidad. Casi siempre se encontr¨® unos cent¨ªmetros por delante a Chendo. El veterano lateral, opt¨® por aguantarle en vez de meter la pierna y le ofreci¨® premeditadamente el regate hacia dentro. Jam¨¢s hacia fuera. Si Chendo no estaba, Hierro aparec¨ªa presto al cruce. Por detr¨¢s suyo, el zurdo del Ajax sent¨ªa el aliento permanente de Luis Enrique, siempre dispuesto para los movimientos de ayuda. Con semejante vigilancia, Overmars, apenas destac¨®. Su aportaci¨®n se limit¨® a unas cuantas ollas sobre el ¨¢rea y a otros tantos pases en horizontal. Jam¨¢s intent¨® el uno contra uno sobre Chendo, no le desbord¨® nunca. Tampoco lo pretend¨ªa. A lo sumo, le amagaba y cambiaba de direcci¨®n en horizontal. Luego, soltaba el centro inofensivo.
El once del Ajax, eso s¨ª, firm¨® el gol y casi todos los remates de su equipo. En el tanto, se aprovech¨® de una p¨¦rdida de bal¨®n de Luis Enrique, y de que la defensa madridista no estaba montada, para conducir el bal¨®n con comodidad, llegar a la frontal y conectar el disparo. Hierro y Chendo, por delante, y Redondo, a su lado, simplemente aguantaron. Ninguno meti¨® el pie.
Overmars prob¨® el remate otras tres veces, siempre desde lejos, pero sin punter¨ªa.
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