La ruta de la destrucci¨®n
En territorio de la Rep¨²blica Serbia de Bosnia el trayecto hasta Banja Luka empieza en la localidad de Bijeljina la primera que cay¨® en poder de las fuerzas militares serbias, a comienzos de abril de 1992, antes de que la Uni¨®n Europea (UE) y Estados Unidos reconocieran la Independencia de Bosnia-Herzegovina, el 7 de abril. La ciudad no registr¨® grandes destrozos durante el ataque llevado a cabo por los paramilitares de Arkan, que expulsaron a todos los musulmanes. Avanzando por la carretera junto al r¨ªo Sava se llega a Brcko, donde los irregulares serbios protagonizaron numerosos excesos contra la poblaci¨®n musulmana, mayoritaria. Buena parte de la ciudad, a orillas del Sava, est¨¢ totalmente destruida por los ca?onazos. Los serbios tuvieron que pelear a fondo durante m¨¢s de seis meses, en oto?o de 1992, hasta conseguir el control permanente del llamado corredor de Posavina (regi¨®n del Sava), ¨²nica v¨ªa de comunicaci¨®n entre Serbia y Bosnia noroccidental, por la que circulan gran parte de los suministros.La carretera, en paralelo al r¨ªo, est¨¢ encajonada, entre las posiciones del ej¨¦rcito de Croacia y las del ej¨¦rcito bosnio, de mayor¨ªa musulmana. El punto m¨¢s peligroso del corredor est¨¢ en Obudovac, a unos cinco kil¨®metros de las l¨ªneas croatas de Orasje. Los serbios han sido incapaces entre a?os de guerra de ampliar la anchura del corredor y sacudirse la amenaza de que esta v¨ªa pueda ser estrangulada en cualquier momento por la acci¨®n conjunta de croatas y musulmanes.
Siguiendo hacia Banja Luka, tras varios rodeos para evitar carreteras cortadas en zona de combates, se pasa por varios pueblos fantasma, sin una sola casa en pie. Eran casi todos de mayor¨ªa croata, que en los primeros compases de la guerra fueron sometidos a un dur¨ªsimo castigo de la artiller¨ªa del antiguo ej¨¦rcito federal. Se llega a Derventa, localidad mitad serbia y mitad croata. Pocas ciudades, tal vez Mostar este y zonas de Sarajevo, exhiben el nivel de destrucci¨®n de Derventa, poblada en buena medida por refugiados serbios.
Por el camino cogemos en autoestop a dos hombres de uniforme: Nedjelko Simic, un alba?il de Maglaj que perdi¨® su casa cuando fue tomada por el ej¨¦rcito bosnio, vuelve al frente tras dos d¨ªas de descanso; Sava, de 54 a?os, dentista de profesi¨®n, naci¨® en Zadar (Dalmacia), pero tras estallar la guerra en Croacia el. r¨¦gimen de Tudman decret¨® su expulsi¨®n por serbio. Cambi¨® su casa de Zadar por un apartamento de un croata en Banja Luka, ciudad en la que no hab¨ªa estado en su vida. "Nada se puede comparar con la ciudad en la que uno ha nacido y crecido, aunque no creo que nunca regrese a Zadar, a no ser como turista", dice. Hemos llegado a Banja Luka.
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