Lenguaje y educaci¨®n

Empieza la clase de lengua ?Silencio, por favor! (Perich)Quiz¨¢ nunca estamos tan de acuerdo quienes ense?amos lengua y literatura como cuando hablamos o escribimos sobre los fines de esa ense?anza en nuestras escuelas e institutos. Si preguntamos a profesores del ¨¢rea en la educaci¨®n primaria y secundaria, a ling¨¹istas de las m¨¢s variadas escuelas o a pedagogos sobre la finalidad del aprendizaje escolar de las lenguas, todos responder¨¢n que el objetivo esencial en la educaci¨®n obligatoria debe ser la mejora de la competencia comunicativa de los alumnos. En definitiva, de lo que se trata es de mejorar el uso de esa herramienta de comunicaci¨®n y de representaci¨®n que es el lenguaje y de contribuir al dominio de las destrezas comunicativas m¨¢s habituales: escuchar, hablar, leer y escribir.

Intervenir en un debate, escribir un informe, resumir un texto, entender lo que se lee, expresar de forma adecuada las ideas, sentimientos o fantas¨ªas, disfrutar con la lectura, saber c¨®mo se construye una noticia, conversar de manera apropiada, descubrir el universo ¨¦tico que connota un anuncio o conocer las artima?as del discurso que hacen posible la manipulaci¨®n informativa en televisi¨®n: he aqu¨ª algunas de las habilidades expresivas y comprensivas que hemos de aprender si deseamos intervenir de una manera eficaz, y cr¨ªtica en los intercambios verbales y no verbales que caracterizan la comunicaci¨®n humana.

No basta, sin embargo, con estar de acuerdo con los fines comunicativos de la educaci¨®n ling¨¹¨ªstica y literaria en nuestras escuelas e institutos. Es necesario a la vez adecuar los contenidos, los m¨¦todos, las tareas escolares y las formas de hacer en las aulas de modo que contribuyan a la mejora de las capacidades expresivas y comprensivas del alumnado. En nuestras aulas se ha hecho a menudo ling¨¹¨ªstica aplicada pese a que, como dijera Saussure, "el lenguaje es una cosa demasiado importante para dej¨¢rsela a los ling¨¹istas" y pese a que Chomsky negara una y otra vez que -la ling¨¹¨ªstica generativa fuera ¨²til" para servir de base a una tecnolog¨ªa de la ense?anza de las lenguas".

Es cierto que todos somos iguales en lo que se refiere a nestra capacidad innata para. adquirir y aprender las reglas del lenguaje, pero tambi¨¦n lo es que esa adquisici¨®n y ese aprendizaje tienen lugar en contextos culturales que determinan que las personas seamos desiguales en el uso", Si somos iguales ante la lengua pero desiguales en el uso", en acertada expresi¨®n de Ampar¨® Tus¨®n, entonces quiz¨¢ nuestra tarea como ense?antes consista en intentar contribuir desde las aulas (ese escenario comunicativo donde se crean y recrean textos de diversa ¨ªndole e intenci¨®n) al desarrollo de las capacidades comprensivas y expresivas de los aprendices de forma que les sea posible. avanzar hacia una desalienaci¨®n comunicativa que les permita comprender y expresar de forma adecuada los diversos mensajes que tienen lugar en ese complejo mercado de intercambios que es la comunicaci¨®n humana.

De ah¨ª que la iron¨ªa de Perich invite, hoy como ayer, a adecuar los fines comunicativos de la educaci¨®n ling¨¹¨ªstica a los contenidos, a los m¨¦todos, ya las formas, de hacer en las aulas, a ir cerrando ese abismo abierto entre lo que se dice y lo que se hace y a trabajar en fin en la dif¨ªcil tarea de formar ciudadanos competentes para -la comunicaci¨®n.