Movimientos
Los veo removerse, temblar de ancas, correr a toda prisa, telefonear a unos y a otros, pisar salas de juntas, mostrarse tan amables, sonre¨ªr todo el rato. Hasta ayer mismo fueron los m¨¢s felipistas, fueron socialistas acendrados de coraz¨®n fogoso, creyentes sin m¨¢cula en la santa palabra del Gobierno: ya saben, ese tipo de gentes que redondeaban los ojos con esc¨¢ndalo y casi lloraban al hablar de la malvada conspiraci¨®n contra los buenos. Eran casos tan perdidos de fe ultrajada e inocencia idiota que, al final, una ya no les discut¨ªa nada: porque mentarles los GAL, por poner un ejemplo, era como decirle a un ni?o que los Reyes Magos son los padres, y casi te daba pena pegarles un disgusto tan tremendo. As¨ª es que terminabas por no hablar de pol¨ªtica con ellos.Los veo rebullir, apretar manos, hacerse amigos nuevos. Esos ciudadanos candorosos que hasta ayer mismo no soportaban o¨ªr decir que es saludable para el pa¨ªs que el PSOE deje el Gobierno, esos timoratos izquierdistas que se espantaban del ascenso de la derecha y ve¨ªan en Aznar poco menos que a Hitler, esos ciudadanos cr¨¦dulos y ang¨¦licos, en fin, andan hoy corriendo los primeros a buscarse un lugar con los nuevos mandamases del PP. Y as¨ª, a las autonom¨ªas y los ayuntamientos populares comienzan a llegar, muy diligentes, los antiguos leales a la causa. Y entran en tratos pol¨ªticos que una, que nunca fue leal al PSOE, no entrar¨ªa; y se amigotan con personajes de los que abominaban y con los que una, que nunca abomin¨® de ellos, no se amigar¨ªa. Ah¨ª est¨¢n, construy¨¦ndose un futuro de intereses: la permanencia en el cargo funcionarial, o la inclusi¨®n en una lista electoral, o unos contratos suculentos. O sea, seguir en la influencia y el poder: y volver a hacer alarde de inocencia. Ya s¨¦ que todo esto es bastante habitual, pero aun as¨ª da asquito.
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