La Comisi¨®n y el IME discrepan en el ritmo del pase a la moneda ¨²nica

La Comisi¨®n y el Instituto Monetario Europeo (IME, que congrega a los gobernadores de los bancos emisores de la Uni¨®n Europea, LTE), discrepan sobre el ritmo del pase a la moneda ¨²nica. La Comisi¨®n pretende una transici¨®n compacta, con periodos en los que todos los agentes deber¨¢n adaptarse al un¨ªsono. El Instituto Monetario pretende una mayor flexibilidad, para no perjudicar a la banca peque?a. Dirimir¨¢ la batalla el Ecofin (Consejo de Econom¨ªa y Finanzas).

El Ecofin debe presentar a los jefes de Estado y de Gobierno en la cumbre de Madrid el escenario de referencia para la transici¨®n hacia la moneda ¨²nica, compromiso que supone "el principal reto de la presidencia espa?ola en materia econ¨®mica", seg¨²n aprob¨® el lunes, a propuesta del presidente de turno, Pedro Solbes. Aunque se trata de acordar, sobre todo, el procedimiento y detalles del calendario -el contenido y las condiciones de convergencia se fijaron en el Tratado de Maastricht-, el debate tiene tantas implicaciones pr¨¢cticas que se promete intenso entre los Quince.Ya lo es entre las instituciones. El Libro Verde de la Comisi¨®n (ver EL PA?S del 25 y 26 de mayo) obtuvo en la cumbre de Cannes una acogida discreta. Los ministros de Econom¨ªa conf¨ªan m¨¢s en los gobernadores de sus bancos centrales que en el ejecutivo comunitario para decidir sobre pol¨ªtica monetaria. Adem¨¢s, el banco central alem¨¢n, el poderoso Bundesbank, se distanci¨® del texto. Prefer¨ªa un, "big bang aplazado" (toda la puesta en pr¨¢ctica al final de un per¨ªodo de transici¨®n) frente al "proceso gradual" defendido por la Comisi¨®n.

Aunque esta objeci¨®n se ha reconsiderado en buena parte, han aflorado otras en las ¨²ltimas reuniones del IME, en buena parte suscitadas por el presidente del Bundesbank, Hans Tietmayer. Una es nominal. La Comisi¨®n defend¨ªa un proceso en tres etapas: la fase A, de lanzamiento, durar¨ªa un m¨¢ximo de doce meses a partir de que los Quince decidan el n¨²mero de participantes y la fecha del inicio; la B o intermedia, que, durar¨ªa tres a?os, empezar¨ªa con la fijaci¨®n de las paridades fijas, establecer¨ªa una pol¨ªtica monetaria ¨²nica y los bancos estar¨ªan obligados a operar en ecus (aunque no a¨²n con los clientes); la C generalizar¨ªa en pocas semanas el uso del ecu en la calle. El IME las bautiza como fases 2, 2A y 2B (la 1 es la actual). Ambas instituciones coinciden en que la fase intermedia debe durar unos tres a?os. Como ministros y jefes de Estado han echado en saco roto la defensa de la primera fecha posible (1997) realizada por el comisario Yves-Thibault de Silguy, la moneda ¨²nica no se generalizar¨ªa hasta el 2002 (tres anos despu¨¦s de iniciada la fase intermedia).

Deberes de los bancos

La principal discrepancia se refiere a. los deberes de los bancos. Algunos gobernadores -encabezados por el alem¨¢n- opinaron en la reuni¨®n del IME del pasado d¨ªa 5 que el esquema de la Comisi¨®n (el ¨²nico acabado) es "muy reglamentista y uniforme" porque impone a todos los bancos el cumplimiento simult¨¢neo de los requisitos y que "la adaptaci¨®n debe hacerse con mayor flexibilidad", seg¨²n fuentes del Instituto. Su presidente, 'Alexandre Lamfalussy, les enviar¨¢ un segundo cuestionario (ya ha enviado uno) para recabar sugerencias sobre esta flexibilidad.

Bajo ella palpita la defensa de las entidades menores, muy numerosas en Alemania, donde son legi¨®n las peque?as cooperativas de cr¨¦dito. Los gobernadores comparten la idea de Bruselas de que "hay que dotar al proceso de credibilidad para que los cambios fijos sean efectivamente irrevocables, para lo que es imprescindible que el n¨²mero de operaciones realizadas tenga una masa cr¨ªtica desde el inicio". Pero militaron contra la uniformidad y el exceso de obligaciones ("no todas las entidades podr¨¢n operar en la moneda ¨²nica desde el principio" de la fase intermedia, se adujo), por temor a que "los costes del proceso recaigan demasiado en los bancos peque?os" y que ¨¦sto repercuta en una "p¨¦rdida de competitividad relativa" entre unos y otros.

As¨ª, se propugn¨® que cada banco -o cada pa¨ªs- goce de cierta opcionalidad para asumir las nuevas obligaciones durante esa fase. Se lleg¨® al de talle de proponer que los Bancos emisores arbitrasen unos "convertidores" o sistemas de compensaci¨®n de la moneda nacional en la comunitaria en favor de las peque?as entidades. As¨ª, ¨¦stas no se ver¨ªan obligadas a trabajar desde el principio en la. moneda ¨²nica, sino que lo har¨ªan a trav¨¦s del banco central de su pa¨ªs.

El Ecofin ratific¨® el lunes el prop¨®sito de Solbes de encauzar el asunto en su pr¨®xima reuni¨®n informal de Valencia (29 y 30 de este mes) y aprobar el informe definitivo el 27 de noviembre.