El Manzanares tira cohetes
El Atl¨¦tico reafirma su condici¨®n de l¨ªder con una victoria f¨¢cil sobre el Sporting

Vienen felices y bulliciosos los colchoneros por el paseo de los Melanc¨®licos, nombre bell¨ªsimo, pero descabellado en estos d¨ªas de efervescencia rojiblanca. La hinchada sue?a y tira cohetes para celebrar los triunfos de su equipo, l¨ªder del campeonato, invicto, radiante. Y la gente, siempre fiel y agradecida, disfruta de esta hora, del arranque poderoso del Atl¨¦tico, que complet¨® ayer su campa?a del norte. Racing, Real Sociedad y Athletic hab¨ªan ca¨ªdo en la incursi¨®n demoledora del Atl¨¦tico de Madrid por el f¨²tbol cant¨¢brico. La ¨²ltima v¨ªctima fue el Sporting, un equipo de medio pelo que tir¨® la toalla de salida.Entr¨® en el partido como pidiendo disculpas, con una timidez que recibi¨® su merecido muy pronto: el empuj¨®n inicial del Atl¨¦tico fue suficiente para derribar al Sporting. Luego el encuentro perdi¨®, gas, pero ni una queja en el Manzanares. La afici¨®n apura su entusiasmo hasta la ¨²ltima gota, canta, grita, hace la ola y har¨ªa el pino si hiciera falta y el fondo sur se lo pidiera.
Por encima de todas las cosas, el Atl¨¦tico tiene vitalidad. Juega con una suficiencia impensable en un equipo tan acostumbrado al sufrimiento. Las cosas funcionan por sencillas juegan los mejores, no se proyectan dudas y los mecanismos funcionan. Defensivamente es un equipo que ha progresado notablemente. La presi¨®n es fuerte y bien dirigida, apoyado por un achique que dificulta las maniobras de los rivales, o al menos del Sporting, que tampoco ten¨ªa muchas ganas de molestar. El juego todav¨ªa no es compacto, pero tiene aspectos muy interesantes, sobre todo cuando entra en acci¨®n. Pantic, un futbolista que interpreta con gran propiedad el papel de volante de enganche.
El amigo de todos
Contra la absurda creencia de que el medio de ataque es un tipo que juega por libre, s¨®lo dispuesto a la caza del gol, sin ning¨²n compromiso con la mec¨¢nica general del juego, Pantic tiene la virtud de mostrarse Como el amigo de todos en el medio campo. Toca, viene, va, tira una pared y ya tiene a su equipo en la frontera del ¨¢rea. Estamos, por lo tanto, ante un futbolista que sabe jugar, un asunto bastante menos corriente de lo que parece.El mayor problema de Pantic, o eso parece por ahora, es su tendencia a perder el hilo del juego durante algunas fases del encuentro. Cada vez que eso sucedi¨®, el f¨²tbol del Atl¨¦tico se hizo m¨¢s apelmazado, como si de repente se fueran las luces del juego. Pero cualquier laguna del Atl¨¦tico fue casi invisible frente al Sporting, que fue una birria de equipo. La crisis del Sporting viene de lejos y no la ha remediado la contrataci¨®n de un peque?o grupo de futbolistas expertos. Una vez m¨¢s volvi¨® a mostrarse empeque?ecido, con el s¨ªndrome tan com¨²n de la flojera fuera de su estadio. Su dimisi¨®n fue escandalosa. Primero sac¨® bandera, despu¨¦s acus¨® con susto el arre¨®n del Atl¨¦tico y por ¨²ltimo concedi¨® el gol, que lleg¨® muy pronto, como estaba previsto.
Todo lo que hizo el Sporting fue cerrarse, puertas. Su hundimiento comenz¨® por Ablanedo, habitante de la raya de gol uno de esos porteros que s¨®lo vive entre el larguero y el suelo, pendiente de los reflejos y los vuelos. Un populista, vaya. La defensa funcion¨® sin criterio en todos los aspectos, incluido el lamentable marcaje de Giner a Penev. El medio campo cerr¨® la persiana inmediatamente: la baj¨® Perico P¨¦rez, cuya presencia en la selecci¨®n argentina resulta inexplicaba. En la punta, Julio Salinas estaba desganado, como si le hubiera sentado mal la comida. No hab¨ªa manera de salvar al Sporting, y el ¨²nico que pod¨ªa hacerlo -Lediakov- se fue expulsado en la primera parte.
Tarde c¨®moda
Sentenciado el Sporting, el Atl¨¦tico pas¨® una tarde c¨®moda. Molina s¨®lo recibi¨® un remate durante el partido: un globo espectacular de Perico P¨¦rez desde el medio campo. Asumida la seguridad de la victoria, el Atl¨¦tico hizo menos goles de los que deb¨ªa en un partido tan desequilibrado. Pas¨® media hora gris en la primera parte y no sac¨® todo el rendimiento posible a la inferioridad del Sporting. Simplemente dej¨® expuesta su aplastante superioridad, todo a medio gas, fiado de una defensa que por fin da impresi¨®n de firmeza y de la aportaci¨®n de Pantic, que sub¨ªa o bajaba los decibelios del juego seg¨²n su inter¨¦s en meterse en el juego.Cuando lo hizo, se vieron dos o tres jugadas de primera clase, sobre todo una sucesi¨®n de paredes que puso al Manzanares boca abajo. En realidad, ahora se necesita poco para alborotar a una hinchada que vive d¨ªas de entusiasmo.
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