El Bar?a se qued¨® en cinco
El Camp Nou se durmi¨® con el juego azulgrana ante el Hapoel
Quien quiera dormirse y no pueda hacerlo har¨ªa bien en pedir el v¨ªdeo del partido de anoche en el Camp Nou. El encuentro result¨® un somn¨ªfero. Todo lo que pas¨¦ queda resumido en cualquiera de los res¨²menes televisivos que pueda contemplar hoy. Hasta los goles caben en un minuto de cinta.El marcador de la ida (0-7), la entidad del rival (un segunda B espa?ol) la alineaci¨®n (ni un s¨®lo titular) y la proximidad del choque contra el Real Madrid (el pr¨®ximo s¨¢bado) redujeron la contienda a una mera cuesti¨®n estad¨ªstica: ?cuantos goles le meter¨ªa el Bar?a al Hapoel? La falta de tensi¨®n competitiva se tradujo fielmente en la cancha.Fue un partido asqueroso y hasta c¨®mico en ciertos momentos (Goussev err¨® dos remates de forma. esperp¨¦ntica). A Cruyff le dio, adem¨¢s, por hacer experimentos: puso a Carreras, un carrilero zurdo de medio centro; a Quique ?lvarez, un diestro, en el bando izquierdo; a Toni, un volante de enganche, de interior derecho; y as¨ª hasta cambiar a casi todo futbolista de su demarcaci¨®n natural. Sali¨® de esta forma un primer tiempo muy descosido. Unicamente los goles de Guardiola y Hagi, los dos con disparos desde fuera del ¨¢rea, provocaron cierto revuelo en la grada.
Luego, tras el descanso, entr¨® en juego Iv¨¢n de la Pe?a, y el pelado sac¨® alg¨²n pase interior de su muestrario para animar un poco la noche. Poca cosa, no obstante. No hubo ritmo ni fluidez ni profundidad. La bola apenas corr¨ªa. Cada futbolista se empen¨® en jugar su partido, y as¨ª sali¨® una contienda sin ning¨²n hilo.
Las cuentas s¨®lo le salieron al Hapoel. El equipo de Israel lleg¨® con una ¨²nica consigna: evitar que le marcaran otros siete goles. Y se sali¨® con la suya sin demasiados apuros. A ello contribuy¨® el empe?o de futbolistas como Hagi. por jugar contra si mismo. El rumano estuvo desquiciado y ego¨ªsta a lo largo de todo el partido.
El mal partido no lo arregl¨® ni la salida de Jordi Cruyff ni Figo. El de ayer es uno de esos pocos partidos que nadie quiere jugar.
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