"La actitud del PP en el 'caso GAL' es el gesto de hipocres¨ªa supremo"

Qui¨¦n puede tirar la primera piedra? En opini¨®n de Santiago Carrillo y de Juan Mar¨ªa Bandr¨¦s, con 81 y 63 a?os respectivamente, hoy ya retirados de la pol¨ªtica activa, no es precisamente el Partido Popular, el mismo que ha pedido el Congreso la creaci¨®n de un omisi¨®n de investigaci¨®n sobre caso GAL, quien est¨¢ legitimado para hacerlo. M¨¢s bien al contrario."Es el colmo de la hipocres¨ªa, el gesto de hipocres¨ªa supremo", afirma Bandr¨¦s, "que quienes en aquellos momentos no s¨®lo miraron hacia otro lado, como hizo la mayor¨ªa, sino que sonrieron, aplaudieron y, dieron palmadas en la espalda, aparezcan ahora como fiscales". El ex diputado de Euskadiko Ezkerra fue, junto a Santiago Carrillo, entonces secretario general de PCE, el ¨²nico parlamentario que en noviembre de 1983, cuando los GAL estaban en ciernes, alz¨® su voz en el pleno el Congreso que debat¨ªa la pol¨ªtica antiterrorista para advertir al Gobierno contra la tentaci¨®n de la guerra sucia.

"Lo que hizo el Gobierno en ese terreno", asegura de su lado Carrillo, "lo hizo, entre otras cosas, bajo la presi¨®n del Partido Popular, entonces AP, y de su l¨ªder, Manuel Fraga, que empujaba para que se hicieran cosas de ese g¨¦nero".

Carrillo recuerda que el ministro del Interior, Jos¨¦ Barrionuevo, estaba un poco inc¨®modo, porque sus intervenciones recib¨ªan m¨¢s aplausos desde los esca?os de la derecha que desde los de su propio partido.

"Los sucesores de Fraga, que llegaron a la direcci¨®n del PP con su benepl¨¢cito, han olvidado completamente que, si se hicieron las cosas que se hicieron, tan responsables como el propio Gobierno son ellos mismos", agrega. Desde el punto de vista pol¨ªtico, no penal, aclara. Bandr¨¦s afirma que el PP tendr¨ªa que hacer "una autocr¨ªtica muy seria" antes de erigirse en juez de nadie por aquellos hechos. Durante todos los a?os en que actuaron los GAL, entre 1983 y 1987, seg¨²n recuerda, "no hubo ni una sola pregunta ni una sola interpelaci¨®n al Gobierno, por parte de los populares, pidi¨¦ndole explicaciones de lo que estaba pasando. Eso es historia y est¨¢ escrito". No le sirve como argumento que la AP de entonces sea hoy el PP y que su l¨ªder ya no se llame Manuel Fraga sino Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. "Son los mismos perros con los mismos collares", sentencia.

Carrillo cree que el PP pide la creaci¨®n de una comisi¨®n de investigaci¨®n porque sabe que las Cortes ser¨¢n disueltas en pocos meses y no habr¨¢ tiempo para investigar de verdad. "De lo contrario", advierte, "saldr¨ªa a la luz que aquello fue un Fuenteovejuna, en que el Gobierno la derecha actuaron todos a una". El ex dirigente comunista recuerda que, en la primera legislatura del PSOE, Felipe Gonz¨¢lez nombro a Fraga "jefe de la oposici¨®n, una figura que s¨®lo existe en el Reino Unido, con gran disgusto de Roca, Su¨¢rez y m¨ªo".

Tiene muy presente la reuni¨®n que ambos mantuvieron a solas el 25 de octubre de 1983 para discutir la nueva pol¨ªtica antiterrorista aprobada por el Consejo de Ministros. "Yo estoy convencido", afirma Carrillo, "de que Felipe Gonz¨¢lez le inform¨® [de la puesta en marcha de la guerra sucia]. La prueba m¨¢s definitiva es el discurso de Fraga del 3 de noviembre, en el que no s¨®lo apoyaba, sino que estumulaba" al Gobierno a avanzar por ese peligroso camino.

Bandr¨¦s prefiere no especular sobre el contenido de aquella entrevista, pero no tiene duda, a la luz de la actitud que entonces manten¨ªa Ap en temas de terrorismo, de que, "si se produjo esa oferta [de respaldar la puesta en marcha de los GAL], con toda probabilidad fue aceptada".

Al ex diputado de Euskadiko Ezkerra, que pilot¨® la fusi¨®n de su partido con el PSE-PSOE para darse de baja tras las ¨²ltimas elecciones vascas, le repugna todav¨ªa la idea de que Gonz¨¢lez ordenara cr¨ªmenes de Estado, y admite que no le gustar¨ªa verlo sentado en el banquillo, pero no tiene, sin embargo, ninguna duda de que "es responsable pol¨ªticamente, por acci¨®n o por omisi¨®n", de lo que ocurri¨®. Como tambi¨¦n lo son, en la medida de sus posibilidades, los grupos pol¨ªticos que reunciaron, como oposici¨®n, a ejercer su labor de controlar al Gobierno en esta materia. "En lo que se hizo hubo un

consenso claro entre el PSOE y AP", se?ala Carrillo. "Los dem¨¢s", agrega respecto a las otras fuerzas parlamentarias, "salvo contad¨ªsimas excepciones, asintieron t¨¢citamente, aunque no hicieran declaraciones del estilo de las de Fraga".

Bandr¨¦s reconoce que "era muy duro denunciar estos hechos en medio de una brutal escalada terrorista" y que a menudo sinti¨® "una gran soledad" al hacerlo, sobre todo porque muchos le acusaban de ser el abogado de los etarras. "Hab¨ªa", concluye, "un pacto t¨¢cito de silencio entre los grandes partidos".