La ¨²ltima oportunidad

Una franja amarilla, como la que cruza sobre fondo azul la camiseta del Boca, te?¨ªa media cabeza de Diego Maradona. A medio sol, a media luz, como en el tango, regreso una vez m¨¢s al f¨²tbol el genio maduro que cada vez sale con m¨¢s esfuerzo de la l¨¢mpara. El hombre, a sus 35 a?os, ya no puede satisf¨¢cer todos los pedidos. Se tiene que hacer cargo de un equipo, luego de la selecci¨®n nacional y por ¨²ltimo de un pa¨ªs futbol¨ªstico que, como el mismo Maradona, empieza a ser una leyenda.

Entre los 70.000 coreanos que colmaron el estadio ol¨ªmpico de Se¨²l, m¨¢s los 11 que jugaban y los que quedaron en el banquillo de la selecci¨®n de Corea, se distingui¨® claramente ese grupito de argentinos encabezado por Maradona. Fueron diferentes, demostraron saber m¨¢s de f¨²tbol, y el Boca gan¨® 1-2, con goles del defensa McAllister, tras rematar de cabeza un tiro desde la esquina colocado por Maradona all¨ª donde lo hab¨ªa prometido, y con una vaselina puesta por el delantero Mart¨ªnez casi sobre el final del partido.

Ya est¨¢, ya resucit¨® nuevamente; 14 a?os m¨¢s tarde Maradona debut¨® en el equipo con el que gan¨® la Liga argentina de 1981. Frente a los coreanos, dej¨® tres veces a tres compa?eros distintos a solas con el portero rival. Y de esos jugadores, con esas virtudes, hay pocos en todas partes. Esta vez Maradona no ha hecho, al parecer, la locura de probar dietas extravagantes para bajar de peso en pocos d¨ªas ni de recurrir a c¨®cteles de drogas, legales o prohibidas. La nueva versi¨®n del regreso tiene ese aire dram¨¢tico de la ¨²ltima vez. Todos, incluido el propio Maradona, saben que no habr¨¢ otra.