La escritora Elena Quiroga muere a los 74 a?os
La autora escribi¨® la mayor parte de su obra en los a?os 50 y 60
La escritora Elena Quiroga, la segunda mujer que ocup¨® un sill¨®n, de la Real Academia Espa?ola (RAE), falleci¨® ayer en La Coru?a a los 74 a?os, a causa de una dolencia hep¨¢tica. Quiroga estaba hospitalizada desde el pasado 31 de agosto, tras sufrir una fractura de cadera que agrav¨® su delicado estado de salud. Los restos mortales de la novelista, que hab¨ªa ingresado en la RAE en 1994, ser¨¢n trasladados hoy a Villafranca del Bierzo (Le¨®n), donde ser¨¢ enterrada en el mismo pante¨®n que su, esposo, el acad¨¦mico de la Historia Dalmiro de la V¨¢lgoma.
Elena Quiroga hab¨ªa nacido en Santander en 1921 pero siempre estuvo muy ligada a Galicia ya que su padre, Jos¨¦ Quiroga Velarde, era oriundo de la localidad orensana de O Barco de Valdeorras. De hecho, el ambiente gallego impregna la mayor¨ªa d¨¦ sus novelas y su lecci¨®n de ingreso en la RAE vers¨® sobre la obra de Alvaro Cunqueiro. Tambi¨¦n ha dejado algunos escritos en la lengua de la tierra de su padre. Sus ¨²ltimos a?os los vivi¨® a caballo entre el pazo de Nigr¨¢n (Pontevedra) y Madrid, donde no sol¨ªa faltar a las reuniones de la academia.Desde hac¨ªa tiempo, Quiroga padec¨ªa lo que se conoce cl¨ªnicamente como un fracaso hep¨¢tico. El 31 de agosto sufri¨® una ca¨ªda en el pazo de Nigr¨¢n y se fractur¨® cadera, por lo que fue traslarda a un centro sanitario de La Coru?a, donde viven parte de sus siete hermanos. La muerte le sobrevino ayer, de madrugada, como consecuencia de un fallo y encefalopat¨ªa hep¨¢ticas. La capilla ardiente se instal¨® en un tanatono de La Coru?a, donde su familia recibi¨® ayer por la tarde, entre otros, un telegrama del presidente de la Xunta, Manuel Fraga.
Su producci¨®n literaria se centra en los a?os cincuenta y sesenta; public¨® diez novelas en catorce a?os. Aunque Quiroga hab¨ªa desarrollado desde joven su vocaci¨®n literaria, ¨¦sta comenz¨® a tomar cuerpo tras su matrimonio con De la V¨¢lmoga, con quien no tuvo hijos. Flublic¨® su primera novela, Soledad sonora, a los 27 a?os. Se consagr¨® en 1951 al obtener el Premio Nadal con su obra m¨¢s conocida, Viento del norte. Despu¨¦s llegar¨ªan otras obras como La sangre 1952), Algo pasa en la calle (1954), La enferma (1955), La careta (1955), Pl¨¢cida, la joven (1957), La ¨²ltima corrida (1958), Tristura (1960), Escribo tu nombre (1965) y Presente profundo (1973).
A partir de ese momento, dedic¨® la mayor¨ªa de su esfuerzo al trabajo de la Real Academia, aunque sus familiares aseguran que ¨²ltimamente la hab¨ªan visto de nuevo escribiendo, por lo que creen podr¨ªa estar preparando alguna obra.
Perteneci¨® a la generaci¨®n de la posguerra. "Creo que todos[ los de esta generaci¨®n] nos cartacteriz¨¢bamos por la sensaci¨®n de incomunicaci¨®n, insolidaridad y soledad. M¨¢s exactamente: falta de libertad". coment¨® en una entrevista. La palabra libertad ten¨ªa un gran significado para la autora. "Yo he escrito siempre con libertad y no hubiera permitido que me la quitaran", dijo en otra ocasi¨®n. "Y luego tengo que decir que tuve much¨ªsima suerte, porque la c¨¦nsura la pas¨¦, y no la pas¨¦, porque ten¨ªa un amigo en censura lo bastante noble para decirme 'ven ma?ana; tr¨¢eme el libro'. Y me daba la tarjeta de censura y pon¨ªa los sellos, y se acab¨®. He escrito siempre desde mi libertad".
En ese momento, cuando en escena literartia don¨²naba el realismo social, se la consideraba, con cierta displicencia, una autora culta. Ella admit¨ªa su preferencia por l¨¢ interioridad del hombre, el hombre de piel para adentro". Elena Quiroga fue una de aquellas veteranas escritoras que cambiaron, frente a la generaci¨®n anterior, la manera de ver lo femenino, y, que intentaron y consiguieron un g¨¦nero que sobrepasaba lo testimonial para adentrarse, en lo psicol¨®gico.
Curiosidad intelectual
Aunque no estudi¨® ninguna carrera: universitaria, Quiroga se dej¨® guiar por su insaciable curiosidad intelectual atendiendo como alumna libre las clases que m¨¢s le interesaban. Disciplinada y estudiosa, trabaj¨® durante a?os unas cuatro o cinco horas diarias en sus novelas y escritos.Fue la segunda mujer -la otra es Carmen Conde- en entrar en la Real Acadeni¨ªa Espa?ola; elegida en 1983, su discurso de ingreso . un a?o despu¨¦s gir¨® en tomo a ?lvaro Cunqueiro, de quien fue amiga personal. De esa elecci¨®n dijo Raf¨¢el Lapesa al recibirla en la ceremonia, de ingreso que "entra en esta casa, no por ser mujer, ni porque es hermosa, linajuda y distinguida, sino s¨®lo por su obra literaria; y en ella se manifiesta el don de sabidur¨ªa como conocimiento del alma humana, sagaz observarci¨®n de lo significativo, rechazo de la desmesura y dominio del arte de: novelar".
Ayer varios acad¨¦micos lamentaban su desaparici¨®n. "Era una acad¨¦mica adicta a su trabajo. Era una mujer del pueblo en la Academia", dijo ayer a Efe Antonio Buero Vallejo. Jos¨¦ Garc¨ªa Nieto la consideraba una mujer "entusiasta y vital". Para Juli¨¢n Mar¨ªas, se trata de una p¨¦rdida dolorosa e insustituible. Manuel Seco declar¨® que era "una persona puntual y activa" y que como novelista, "fue uno de los puntales del ¨²ltimo medio siglo, una de las grandes representantes femeninas de la novela", si bien, seg¨²n Seco, cultivaba el g¨¦nero de una forma m¨¢s tradicional que otras mujeres de su ¨¦poca, "ten¨ªa su punta de lanza en el tradicionalismo".
Babelia
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