Los asalariados del campo y la sequ¨ªa
JUAN AGUILAR PARRAEl autor analiza los efectos de la sequ¨ªa en la agricultura, pide que la Administraci¨®n adopte medidas de car¨¢cter coyuntural y enumera una serie de propuestas en ese sentido
Cuando se analiza y afronta la terrible sequ¨ªa que azota a nuestro pa¨ªs existe una clara tendencia a olvidar los dram¨¢ticos efectos que la misma est¨¢ teniendo sobre los trabajadores asalariados del campo, que se traduce en la p¨¦rdida de millones de jornales y supone un duro golpe a la renta familiar de 500.000 hogares.Reflejo de ello, la inmensa mayor¨ªa de las medidas que se adoptan desde las distintas Administraciones que est¨¢n dirigidas a paliar los efectos de la misma sobre los propietarios o empresarios agr¨ªcolas.
Precisamente por ello los sindicatos nos hemos visto obligados a realizar un calendario de movilizaciones, cuya primera, fase se desarroll¨® durante el mes de julio y ha tenido su continuaci¨®n en septiembre, con un encierro de 300 trabajadores del campo en la Direcci¨®n General del Inem en demanda de medidas espec¨ªficas dirigidas al colectivo m¨¢s d¨¦bil y sin lugar a dudas m¨¢s afectado. Era necesario remover la conciencia del Gobierno central y de los Gobiernos auton¨®micos y sensibilizarlos ante la situaci¨®n de m¨¢s de 500.000 familias. Pol¨ªticamente es insostenible y profundamente insolidario adoptar medidas para los propietarios, medidas que los sindicatos apoyamos, y no para los asalariados.
En 1995 se perder¨¢n en nuestro pa¨ªs, como consecuencia de la sequ¨ªa, en tomo a 15 millones de jornales. S¨®lo en la pr¨®xima campa?a de recogida de la aceituna se perder¨¢n m¨¢s de seis millones y la econom¨ªa de toda una provincia especialmente deprimida como Ja¨¦n, y una decena de comarcas olivareras que pr¨¢cticamente dependen del monocultivo del olivar, se ver¨¢ convulsionada. La situaci¨®n es tan dram¨¢tica que muchos olivo, centenarios y resistentes como la encina, muy probablemente no aguantar¨¢n y terminar¨¢n por secarse.
Entre el 60% y el 70% del empleo que genera un cultivo tan social como el vi?edo, del que dependen provincias enteras y m¨¢s de una decena de comarcas vitivin¨ªcolas, se ha perdido; y lo que es peor, muchos miles de hect¨¢reas (200.000 seg¨²n los expertos) se han secado o lo har¨¢n en los pr¨®ximos meses trasladando el problema a los a?os venideros.
Son dos ejemplos de la dram¨¢tica situaci¨®n que ha llevado a los sindicatos FTT-UGT y CC 00 del campo a demandar al Gobierno la adopci¨®n de medidas excepcionales de car¨¢cter coyuntural, muy sensatas, razonables y prudentes, e incluso alguna de ellas comprometida en parte por el Gobierno en los acuerdos de octubre de 1994, pero tambi¨¦n de otras de car¨¢cter estructural.
Entre las de car¨¢cter coyuntural yo destacar¨ªa cinco:
1. Que con car¨¢cter excepcional y extraordinario y con cargo al Presupuesto de 1995 se incrementen en al menos 5.000 millones los fondos destinados al PER y al Plan de Empleo de Zonas Rurales Deprimidas (ZRD). Igualmente, demandamos a los Gobiernos de las comunidades aut¨®nomas afectadas que aporten fondos complementarios en proporci¨®n a la magnitud del problema. Dichos fondos ir¨ªan dirigidos a crear empleo.
2. Condonaci¨®n o compensaci¨®n del 50% de la cuota fija de la Seguridad Social de los trabajadores eventuales agrarios, correspondiente al periodo julio de 1995 a junio de 1996, de las comunidades aut¨®nomas afectadas por la sequ¨ªa.
3. Reorientar parte de los fondos estructurales de la Uni¨®n Europea (UE) y de las distintas Administraciones p¨²blicas espa?olas a proyectos de reforestaci¨®n, limpieza de montes, silvicultura y acciones preventivas contra incendios forestales.
4. Negociar con los sindicatos los presupuestos ordinarios del PER y del Plan de ZRD para 1996, teniendo en cuenta que la situaci¨®n de la sequ¨ªa no s¨®lo no ha remitido sino que amenaza con agravarse.
5. Aprobaci¨®n, de un plan de choque para Ja¨¦n con participaci¨®n de las Administraciones europeas, nacionales, auton¨®micas y provinciales, debido al especial dramatismo que la situaci¨®n tiene en esa provincia.
Varias son las que tienen car¨¢cter estructural:
1. Institucionalizar la mesa. nacional de la sequ¨ªa con representaci¨®n de los sindicatos representativos de los trabajadores asalariados del campo.
2. Equiparar los requisitos de acceso al desempleo contributivo de los trabajadores fijos y fijos discontinuos de la agricultura, que a su vez son titulares de una peque?a explotaci¨®n agraria, con los establecidos para los trabajadores del r¨¦gimen general.
3. Aprobaci¨®n urgente del Plan Hidrol¨®gico Nacional.
Los partidos pol¨ªticos tienen que ser capaces de alcanzar el m¨ªnimo consenso pol¨ªtico que permita poner en marcha este instrumento fundamental de solidaridad entre regiones. Llevan raz¨®n los que afirman que el Plan Hidrol¨®gico no puede consistir solamente en el trasvase Tajo-Segura, que la solidaridad entre regiones no se puede limitar al agua o que el problema del agua no se puede encarar s¨®lo desde una perspectiva economicista o de rentabilidad, pero ellos tambi¨¦n deber¨ªan preguntarse, ?qu¨¦ clase de pueblo ser¨ªamos si no fu¨¦ramos capaces (le ser solidarios con algo tan elemental y de primera necesidad, pero a la vez tan importante, como el agua? ?No ser¨ªa un poco vergonzoso que a las puertas del siglo XXI, y cuando se trasvasa el gas de Argelia o el petr¨®leo desde miles de kil¨®metros, en Espa?a no fu¨¦ramos capaces de trasvasar el agua sobrante del Duero o del Ebro hacia las regiones deficitarias o secas? El agua tiene que dejar de ser un instrumento de confrontaci¨®n pol¨ªtica para que deje de ser motivo de enfrentamiento entre regiones, pueblos o personas de un pa¨ªs que suele ser bastante solidario.
4. Creaci¨®n de un Fondo Europeo de Compensaci¨®n para atender desastres climatol¨®gicos como la sequ¨ªa.
Esta excelente propuesta del Gobierno espa?ol, a la que nos sumamos con entusiasmo los sindicatos, y que finalmente no ha sido aprobada en la Cumbre Europea de Ministros de Agricultura celebrada en Burgos los d¨ªas 17, 18 y 19 de septiembre, deber¨ªa ponerse en marcha de forma urgente, si es necesario aceptando el principio de subsidiariedad, y tendr¨ªa que tener el car¨¢cter de especial y permanente. El mismo tiene que ir dirigido a paliar los efectos de la sequ¨ªa u otras cat¨¢strofes naturales en los propietarios o empresarios agr¨ªcolas y en los trabajadores asalariados en forma de planes de empleo dirigidos a los eventuales agrarios. Ni la UE ni el Ministerio de Agricultura pueden seguir ignorando que en Espa?a existen m¨¢s de 700.000 asalariados. La decisi¨®n de la Cumbre de Burgos de reorientar parte de los fondos estructurales hasta 1999, en concreto 48.000 millones para toda la UE, a prevenci¨®n de los riesgos climatol¨®gicos supone solamente un primer paso, a todas luces insuficiente, dada la virulencia con que el problema se manifiesta en Espa?a y los m¨¢s de 100. 000 millones que la UE ahorrar¨¢ durante 1995 en pago de subvenciones. Dicho fondo tiene que tener por objeto reparar en parte la p¨¦rdida de rentas en los propietarios y en los asalariados del campo.
En mi opini¨®n, el objetivo fundamental de la concienciaci¨®n y sensibilizaci¨®n de los distintos Gobiernos lo estamos consiguiendo, y prueba de ello son los 5.000 millones de pesetas de inversiones extraordinarias que el Gobierno central va a aportar durante el ¨²ltimo trimestre de 1995 exclusivamente dirigidos a la generaci¨®n de empleo, no a subsidios, para el colectivo de eventuales agrarios a trav¨¦s del PER y del Plan de ZRD y los m¨¢s de 3.000 millones de pesetas que las comunidades. aut¨®nomas de Andaluc¨ªa (2.000), Extremadura (800) y Murcia (300) aportar¨¢n en el ¨²ltimo trimestre de 1995 para complementar los del Ministerio de Trabajo, todo ello fruto de, la negociaci¨®n abierta con los sindicatos en los distintos niveles.
Estas inversiones extraordinarias suponen, por tanto, un importante grado de sensibilidad y compromiso de estos Gobiernos con el colectivo m¨¢s castigado y afectado por la sequ¨ªa que espero tenga su continuidad en 1996.
Espero igualmente que los Gobiernos aut¨®nomos de Valencia, Castilla-La Mancha y Castilla y Le¨®n se impliquen en la soluci¨®n del problema de forma proporcional a la magnitud que el mismo tiene en cada una de ellas.
La creaci¨®n y orientaci¨®n del Fondo de Compensaci¨®n, la dotaci¨®n presupuestaria del PER y el Plan de ZRD para 1996 y el desarrollo del resto de temas pendientes de negociaci¨®n entre el Gobierno y los sindicatos, en el marco de la Comisi¨®n de Seguimiento de los Acuerdos, determinar¨¢n el comportamiento sindical en el futuro inmediato.
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