El peso de la incomprensi¨®n
El Gobierno mexicano se siente incomprendido. Pegados a sus pantallas en media docena de edificios esparcidos por Ciudad de M¨¦xico, los funcionarios del equipo econ¨®mico del presidente Ernesto Zedillo contemplan c¨®mo los mercados financieros dan la espalda a sus esfuerzos por sacar el pa¨ªs de la crisis desatada tras la devaluaci¨®n de diciembre pasado. Los numeritos verdes parpadean un momento. Es s¨®lo un breve instante. Pero durante ese lapso, la grieta que amenaza con engullir M¨¦xico se ha agrandado.
En menos de quince d¨ªas, m¨¢s de 2.000 millones de d¨®lares han abandonado el pa¨ªs, la Bolsa ha perdido un 12% y el pes¨®, tras varios meses nadando entre dos aguas, ha comenzado de nuevo a hundirse. "Ha sido una semana y media muy dif¨ªcil", reconoce una fuente oficial de la Secretar¨ªa (Ministerio) de Hacienda. Si no se abren las puertas del cielo, la pr¨®xima semana, con el presidente Zedillo embarcado en una crucial visita de Estado en Washington, puede acabar en pesadilla.
El desconcierto gubernamental es, cuanto menos, comprensible. Los objetivos del duro plan de ajuste aprobado en marzo pasado para atajar la crisis se han cumplido.. Hay consenso general. El Gobierno logr¨® esquivar las cornadas de la bancarrota. Gracias a los 20.000 millones de d¨®lares de ayuda financiera de Estados Unidos se ha logrado conjurar la amenaza de los llamados Tesobonos, un tipo de deuda del Estado a corto plazo cuyo descontrol puso en jaque al pa¨ªs tras la devaluaci¨®n. Todo muy bien. Pero el pa¨ªs se desangra. Am¨¦rica Latina entera, que ya sabe lo que es sufrir por contagio una crisis financiera continental, contiene el aliento.
Nerviosismo
"Es cierto que hay bastante nerviosismo", explica Alejandro Valenzuela, un joven economista director de Asuntos Hacendarios Internacionales y portavoz econ¨®mico del Gobierno. Valenzuela cree que el nerviosismo se transmite muy f¨¢cilmente, que eso explic¨® la brusca reacci¨®n de los mercados y que, en realidad, los elementos econ¨®micos fundamentales est¨¢n en orden. Del paquete de ayuda estadounidense, s¨®lo se han utilizado 12.500 millones de d¨®lares. Pero no puede negar lo que est¨¢ en boca de todos los analistas financieros consultados, tanto en Ciudad de M¨¦xico como en Nueva York. "[En esta crisis] Tambi¨¦n hay elementos de orden pol¨ªtico y social", reconoce.Y as¨ª se llega al meollo. El programa de ajuste salv¨® al Gobierno mexicano pero destroz¨® al pa¨ªs. Funcion¨® y fracas¨¦. El elevado precio oficial del dinero, que en algunos momentos roz¨® el 100% anual para sostener al peso, desgarr¨® el tejido industrial mexicano a base de quiebras. Los deudores con tarjetas de cr¨¦dito, que de repente tuvieron que afrontar intereses mensuales del 8%, simplemente dejaron de pagar. En septiembre, la mitad de ellos (exactamente el 51%), no pudieron hacer frente a sus obligaciones. M¨¦xico est¨¢ quebrado. El consumo se ha hundido. Las ventas de coches, un indicador bien significativo, han descendido un 62%. El Producto Interior Bruto (PIB) se desplom¨® un 10,5% en el segundo trimestre.
No es pues de extra?ar que los inversores extranjeros se muestren cautos. Les resulta indiferente que el Gobierno est¨¢ en ¨®ptimas condiciones para hacer frente a sus obligaciones financieras. El creciente malestar que se masca en las calles comienza a pesar m¨¢s en su ¨¢nimo que la evoluci¨®n (ciertamente positiva) de las grandes cifras macroecon¨®micas que les muestran los funcionarios de Hacienda. Y adem¨¢s, la pol¨ªtica.
Ernesto Zedillo ha tenido mala suerte. El presidente destinado a realizar la gran transici¨®n democr¨¢tica de M¨¦xico, tras 66 a?os de dominio de uno de los ¨²ltimos partidos de Estado en todo el planeta, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), y que para ello contaba con apoyarse en la prosperidad econ¨®mica que mostraba el pa¨ªs cuando asumi¨® el poder el 1 de diciembre de 1994, vio c¨®mo apenas 20 d¨ªas despu¨¦s, una devaluaci¨®n torpemente manejada borraba el sue?o de un golpe.
Con todo, el debate sobre la reforma pol¨ªtica contin¨²a. Y los nuevos modos, las discusiones p¨²blicas, los enfrentamientos entre grupos de poder, anta?o impensables en un pa¨ªs controlado de forma f¨¦rrea por el PRI, sorprenden a los mexicanos cada d¨ªa. La pregunta ronda todas las cabezas. ?Ha perdido Zedillo las riendas? Analistas e inversores extranjeros se aplican a descifrar., los c¨®digos mexicanos y a sacar algo en limpio. Se juegan el dinero.
"No existe vac¨ªo de poder alguno", asegura con rotundidad. una fuente pr¨®xima a Presidencia. Se trata tan s¨®lo, explica, de la nueva. etapa por la que atraviesa el pa¨ªs, que exige una pol¨ªtica de informaci¨®n distinta a la ejercida en el pasado, m¨¢s abierta, plural. Pero el presidente se mantiene firme. "La idea del Gobierno es mantener la l¨ªnea actual. La pol¨ªtica tiene que tener consistencia y predictibilidad", asegura la misma fuente.
Nadie se f¨ªa
De eso es precisamente de lo que no se f¨ªa casi nadie. Empresarios y sindicatos est¨¢n presionando para que el Ejecutivo d¨¦ un golpe de tim¨®n en la pol¨ªtica econ¨®mica. Quieren que se suavice el rigor del programa de ajuste y se apueste por el crecimiento. El secretario (ministro) de Hacienda, Guillermo Ortiz, un hombre formado en EEUU y con ideas ortodoxas, se niega. "Continuaremos con el mismo rumbo en pol¨ªtica econ¨®mica", zanja Valenzuela.Si Ernesto Zedillo no tuviera tantos frentes abiertos, y tan complicados, y si su Gobierno no fuera el m¨¢s d¨¦bil de los que ha tenido M¨¦xico en muchos a?os, nadie dudar¨ªa de su voluntad. Pero los mercados financieros no le acaban (le creer. ?No es acaso posible que el. presidente abra un poco la mano, para no ahogar a sus ciudadanos, y trate as¨ª de conseguir un cierto respiro pol¨ªtico?, se preguntan. Estudian sus discuros con detalle. Quieren creerle. Pero dudan.
Con este panorama, bast¨® un ligero error de pol¨ªtica econ¨®mica para desatar los demonios. Hace (los semanas, el Banco de M¨¦xico, probablemente el, m¨¢s desacreditado de todo Occidente, decidi¨® recortar el precio oficial del dinero. S¨®lo dos puntos. La inflaci¨®n (supera el 40% este a?o) est¨¢ baje control y la situaci¨®n de estabilidad lo permite, creyeron.
Fueron los ¨²nicos. "Eso fue le que empez¨® a generar la volatilidad (del peso)", explica Ricardo V¨¢zquez, analista en Banco Uni¨®n. Los mercados pensaron que sus peores temores se hac¨ªan realidad y que se estaba relajando la disciplina. El d¨®lar, que se hab¨ªa mantenido sobre los 6,20 pesos. comenz¨® a despegarse. 6,25. 6,39. 6,49. 6,53. P¨¢nico.
Las autoridades financiera, reaccionaron. Subieron los tipos, Dos puntos. No bast¨®. Otros cuatro. Est¨¢n de nuevo casi en el 40%, pero no parece suficiente. Los perros se han despertado y los economistas del Gobierno siguen pendientes de sus pantallas. El propio Ortiz ha confesado en privado que la que tiene sobre la mesa de su despacho le tortura.
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