Loter¨ªa sin palabra
Un comerciante que cogi¨® un cup¨®n a dos amigos, obligado a devolverles el premio que se qued¨®
La palabra es sagrada en los juegos de azar, pero algunos no lo entienden as¨ª. En Reinosa (Cantabria), han tenido que ser los jueces los que lo hagan saber: un comerciante ha sido obligado a devolver con intereses la mitad de un premio de loter¨ªa que se hab¨ªa quedado tras comprar dos boletos por encargo de dos amigos. Se qued¨® con 5 millones de pesetas; ahora debe devolver casi 10.La historia se remonta a enero de 1993. Valeriano Diez, de 48 a?os, obrero en una f¨¢brica de cig¨¹e?ales y ejes de la comarca, jugaba todas las semanas con su amigo y compa?ero Leandro P¨¦rez, de 45, sendos cupones de la ONCE. El n¨²mero de los boletos ten¨ªa que acabar en 5, ya que siempre creyeron que ese digito les acabar¨ªa dando una alegr¨ªa. Valeriano, en el paro hasta hace unas semanas, siempre adelantaba las 400 pesetas correspondientes a su boleto.
Un d¨ªa de aquel mes, ninguno de los dos amigos pod¨ªa comprar el cup¨®n, as¨ª que encargaron la gesti¨®n a un amigo com¨²n, el ferretero Jos¨¦ Antonio Ruiz. "C¨®genos los cupones de todos los viernes, que ya te pagaremos", le dijeron. El ferretero cumpli¨® el encargo y compr¨® dos boletos del n¨²mero 54.325 para los dos amigos.
El viernes siguiente, cada boleto hab¨ªa resultado premiado con cinco millones de pesetas. Valeriano recibi¨® la noticia por varios canales, uno de ellos, el del propio ferretero. Acababa de mezclarse, la amistad con el dinero, y ya se sabe que tal conjugaci¨®n suele ser explosiva.
Dos d¨ªas despu¨¦s, Valeriano acud¨ªa, emocionado a la ferreter¨ªa en busca de sus cupones premiados. El comerciante le aclar¨® enseguida que ¨¦l hab¨ªa decidido quedarse con uno de los cupones y, por supuesto, con el correspondiente premio. Es m¨¢s, incluso pareci¨® exponer como un favor el hecho de que optara por entregar el segundo cup¨®n. "Conf¨®rmate con ¨¦ste y tira por donde quieras", recuerda Valeriano que le coment¨® el comerciante, al que hasta ese momento trat¨® como amigo.
Cuatro d¨ªas m¨¢s tarde, con los cinco millones del boleto en su bolsillo, Valeriano Diez, que s¨ª parece ser m¨¢s respetuoso con sus amistades y sus compromisos, cumpli¨® la palabra no escrita y entreg¨® a su compa?ero Leandro la mitad del premio que le hab¨ªa dejado el ferretero, es decir, dos millones y medio.
Leandro y Valeriano quisieron arreglar las cosas por las buenas. Los dos intentaron convencer al ferretero de que deb¨ªa devolverles los otros cinco millones de pesetas, repiti¨¦ndole hasta la saciedad que ¨¦l no hab¨ªa sido m¨¢s que, un mero intermediario. No hubo forma, as¨ª que optaron por probar otro tipo de suerte, esta vez ante los tribunales: primero, por v¨ªa penal en primera instancia, y, luego, ante la Audiencia Provincial.
En ambos casos, los jueces han determiando que el ferretero devuelva lo que no es suyo, pero ahora con intereses; total: casi diez millones.
Al ser firme la sentencia, no ha lugar a un nuevo recurso. Leandro P¨¦rez no sabe c¨®mo invertir¨¢ el dinero, pero Valeriano Diez, de 48 a?os, tiene muy claro que los dos millones y pico le ayudar¨¢n a preparar una operaci¨®n financiera para hacerse en propiedad con la casa paterna, en Abiada, un id¨ªlico pueblo del Alto Campoo.
Ayer fue un gran d¨ªa en la vida de ambos amigos, cuyo amor propio les ha llevado a que la justicia les reconozca lo que es suyo."?Mira, Gloria, que sorpresa!", exclam¨® ayer Valeriano al llegar a casa mientras comentaba a su mujer la noticia.
"Octubre se est¨¢ portando bien con nosotros", comentaba despu¨¦s Gloria Val. Valeriano, siquiera por cinco meses, deja atr¨¢s el paro al haber encontrado empleo en el Ayuntamiento por un salario de 112.000 pesetas.
"Para quienes nunca hemos tenido mayor patrimonio, aunque, eso s¨ª, abundante honradez y sentido de la amistad, esta es una importante ayuda", comenta el matrimonio. "?Sabe lo que le digo? Pues que nosotros s¨ª creemos en la justicia, que al fin ha reconocido lo que nuestro", a?ade Gloria.
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