Oro para Olano y plata para Indur¨¢in
El ciclismo espa?ol volvi¨® a disfrutar de una jornada hist¨®rica gracias a la generosidad del navarro
Miguel Indur¨¢in no gan¨® el Mundial. El mejor corredor del mundo no exigi¨® lo que era suyo, lo que por derecho le pertenece. Indur¨¢in no ha recogido la promesa de la historia de convertirse en el primer ciclista, espa?ol en ganar el Mundial. Miguel Indur¨¢in no cruz¨® el primero la meta, pero fue el campe¨®n de la generosidad. El primero en levantar la mano despu¨¦s de cruzar la meta fue un compatriota suyo, su heredero natural, el guipuzcoano Abraham Olano, pero s¨®lo Indur¨¢in, puede saber lo que le cost¨® el gesto que facilit¨® el triunfo de un Olano protagonista del momento m¨¢s emocionante quiz¨¢s, de la historia del ciclismo mundial: Olano, con la rueda trasera pinchada, todo su peso sobre una goma que amenazaba con despegarse de la llanta -imposible frenar-, recorriendo los ¨²ltimos kil¨®metros hacia la gloria, aguantando las acometidas de un terceto perseguidor -Pantani, Indur¨¢in, Gianetti- rabioso.
Ni siquiera pudo Olano levantar los dos brazos en triunfo. Levant¨® asustado la mano derecha. Con una rueda pinchada no hab¨ªa estabilidad para soltar los dos brazos del manillar. El Mundial m¨¢s popular, aquel que el pueblo colombiano ha convertido en fiesta-di¨® lugar a la mayor gesta. Indur¨¢in so?aba con el Mundial, necesitaba que el maillot arcoiris refrendara su supremac¨ªa en el ciclismo mundial, anhelaba ese s¨ªmbolo m¨¢s todav¨ªa que la recuperaci¨®n del r¨¦cord de la hora. Y dej¨® que se le escapara todo por companero.
Una exhalaci¨®n
Cuando Olano dio gas a su moto en el llano previo a la ¨²ltima subida, Indur¨¢in controlaba el ralo grupo en que el destrozo del Mundial hab¨ªa convertido al gran pelot¨®n. Indur¨¢in era el m¨¢s fuerte, le habr¨ªa sido f¨¢cil coger la rueda de Olano, abortar la escapada que se ve¨ªa triunfal desde el momento en que la exhalaci¨®n Olano pas¨® a su lado. El guipuzcoano era su rival. En la vuelta decisiva todo el que ataca va a ganar. Los colores del maillot importar¨ªan poco a casi todos. Menos a Indur¨¢in. El navarro no arranc¨® detr¨¢s de Olano, no carg¨® con toda la camarilla de chuparruedas que le segu¨ªan. Aunque perdi¨® el Mundial, hizo. de gregario ideal, el mismo gesto que tantas veces ha hecho con sus compa?eros del Banesto y que tantas veces ha sido criticado porque se dec¨ªa que regalaba victorias menores.As¨ª, cuando salt¨® Olano, Indur¨¢in le regal¨® el t¨ªtulo. Hizo dudar a todos los rivales, oblig¨® a todos a pararse sin que nadie se decidiera. La ciza?a funcion¨®. Olano gan¨® la distancia necesaria para aguantar la ¨²ltima subida. A duras penas, pero una vez coronando con unos m¨ªseros se gundos arriba sab¨ªa que el des censo era suyo, que s¨®lo la des gracia le podr¨ªa privar del, arco? ris. E Indur¨¢in tambi¨¦n se sinti¨® triunfador. Levant¨® el pu?o izquierdo con rabia, el gesto que suele hacer cundo gana una etapa. No s¨®lo gan¨® Olano gracias a Indur¨¢in. Triunf¨® por el trabajo de otros 10 hombres. De Escart¨ªn, y Jim¨¦nez. De hombres con caras como cuchillos y piernas de hierro. Todo afilado. Sin un gramo de grasa. Para la ¨¦pica dar¨ªa tema el abulense Jos¨¦ Mar¨ªa Jim¨¦nez. Si no hubiera ganado un espa?ol, si Indur¨¢in no hubiera quedado segundo, toda- la cr¨®nica se la ganar¨ªa el Chava de El Barraco. Y casi tanto el resto de seleccionados. Y los dem¨¢s, que hicieron que la t¨¢ctica funcionara con una precisi¨®n suiza. Que los italianos llevaran todo el peso en os momentos decisivos y que los suizos no se aprovecharan del trabajo ajeno. Cuando Indur¨¢in era un chaval gordo, casi como una mesa camilla, all¨¢ a principios de los 80, gan¨® el campeonato de Espa?a de aficionados. Entonces hubo quien dijo que si ese armario hab¨ªa ganado, c¨®mo ser¨ªan los otros. Vaya profeta el que dio tal lecci¨®n de sabidur¨ªa ciclista. Menos de 10 a?os despu¨¦s, otro armario, Olano, empieza a hacerse ciclista por el lado m¨¢s costoso del pelot¨®n espa?ol: en el vel¨®dromo, desde donde?entra en un equipo de esos que encarnaba la quintaesencia del pringue -el CHCS-, de esos que ni pagaban a los corre dores, y ni siquiera corre mucho; como est¨¢ gordo le dejan en casa. Pasa al Lotus, y m¨¢s de lo mismo: Moreno es de los directores que dejan a la gente sin correr hasta que no est¨¢ en forma, no es de los que dejan que se hagan y afinen en la carretera. Olano iba para sprinter de poca monta hasta que recal¨® en el Clas. All¨ª comenz¨® su proceso de afinamiento. Ahora, chupado como una colilla, rivaliza con Indur¨¢in, el hombre que le ha servido de espej¨®. Si no hubiera habido un Indur¨¢in abriendo la puerta a una nueva concepci¨®n del ciclismo, no habr¨ªa habido un Olano.
Clasificaci¨®n
1. Olano (Espa?a), 7.09.55 horas. 2. Indur¨¢in (Espa?a), a 35 segundos. 3. Pantani (Italia), mismo tiempo. 4. Gianetti (Suiza), mismo tiempo. 5. Richard (Suiza), a 53. 6. Virenque (Francia), a 1.31, minutos. 7. Konychev (Rusia), a 1.53. 8. Rinc¨®n (Colombia), mismo tiempo. 9. Sorensen (Dinamarca), mismo tiempo. 10. Puttini (Suiza), mismo tiempo.
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